lunes, junio 17, 2013

Relaciones humanas modernas

 


Publicado: Puebla on Line, 11 de junio de 2013

     La complejidad de la comunicación entre personas es muy grande y cíclica. Toda relación depende de la cultura y del entorno; y en definitiva, a mi parecer, de lo aprendido en el seno familiar, transmitido (casi inconscientemente) de padres a hijos. Muchas de las actitudes que se tienen con los demás están fuertemente influidas por lo aprendido en familia. Y esto se repite sucesivamente tal giro de las manecillas de un reloj.
     Cualquier cambio en este sistema de comunicación puede o no desmoronarlo por completo, como una conexión de focos en serie o una conexión en paralelo, este resultado puede depender (no necesariamente) de su origen y llegar a un resultado en común (en este caso, encender todos los focos simultáneamente).
     Un gran ejemplo de lo anterior es la película ¿Quién le teme a Virginia Woolf?  
     Tanto Marta como Jorge tienen un sistema de comunicación un poco peculiar, pero trasladándolo a la realidad yo he sido testigo de relaciones de pareja por el estilo, no al grado que representan los actores en el film, pero sí con un tinte de ellos. Lo que me pongo a pensar es: ¿es una relación sana porque se mantienen unidos o definitivamente es una relación enferma? Muchas veces un hijo enfermo es quien mantiene unida a una familia, en cuanto el chico mejora o fallece, la familia se va desmoronando a tal grado que puede fragmentarse por completo. Lo mismo sucede en una relación de pareja, el grado de competencia (o de joderse la existencia) entre uno y otro puede llegar a tal grado que los puede destruirlos o mantenerlos unidos; y si esta competencia cesa (digamos momentáneamente) una de las dos estallaría al no ser retada y de esta manera provocar que surja esta competición de nuevo para así seguirse manteniendo (enfermamente) unidos.
     Los psicólogos consideran que cada vez es más frecuente encontrarse dentro de este tipo de relaciones, que en algunos casos pueden llegar a ser peligrosas. Se crean desde unas condiciones vinculares de mutua dependencia y circularidad, llenas de alianzas inconscientes, donde hay un estado mental y emocional de expectativa de un individuo sobre el otro y viceversa y que llega a convertirse en indispensable al mismo tiempo que insoportable. En ocasiones, esta información que determina las relaciones que pueda tener una persona y la manera que tiene de enfrentarse a los conflictos, le pasan totalmente desapercibidos.
     Las relaciones de interacción humanas funcionan al igual que una computadora o algún sistema electrónico: si alguna de las partes falla es probable que el sistema por completo caiga, esto depende de cuán importante es la parte que sufrió la avería. Por ejemplo, si en una tarjeta madre falla el fusible del teclado, el sistema no fallará por completo pero perderá la retroalimentación que recibe por parte del usuario; si en la placa madre falla uno de los componentes clave, la memoria, el sistema fallará por completo ocasionando la caída total de la máquina. Lo mismo sucede, con una relación humana.

El autor es profesor de la Universidad Iberoamericana Puebla.
Este texto se encuentra en: http://circulodeescritores.blogspot.com
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