lunes, junio 04, 2012

Puebla de Zaragoza: 150 años de la Batalla


Autor: Carlos Augusto Audirac Camarena
Publicado: en lado B, 15 de mayo de 2012

     He vivido en la zona de los fuertes en la ciudad de Puebla por más de 20 años. En días de descanso, como fines de semana, vacaciones o suspensión de labores el área cívica se convierte en mi destino para iniciar el día con una caminata en compañía de la mascota de la familia. Desde mi primera visita a esta zona noté el abandono en que se encontraban las áreas verdes, los monumentos, el llamado mobiliario urbano, los edificios y demás elementos arquitectónicos.
     Era evidente también la falta de “vocación” de la zona como un conjunto, debido a que es un espacio natural para la actividad al aire libre, para la recreación y para la convivencia familiar. Pero ante la falta de interés de las autoridades estatales y municipales, se convirtió en un cuadrante más de la ciudad, igual útil para la venta ambulante, circulación del transporte público (a una velocidad que ponía en riesgo la integridad física de los paseantes), estacionamiento para enamorados detrás del Fuerte de Guadalupe, estacionamiento público (incluyendo áreas verdes) para actividades programadas en el centro expositor y en Casa Puebla, área de instalación de juegos mecánicos y muchos otros “usos múltiples”.
     La renovación del centro expositor significó una mejora en las vialidades y algo del mobiliario urbano. Sin embargo continuaban los “usos múltiples” mencionados anteriormente. La historia del aniversario de la Batalla de Puebla, se repite 50 años después. El esfuerzo por dejar en la memoria de la comunidad, lo que simboliza el triunfo de las tropas del General Zaragoza sobre el ejército francés, a través de obras públicas y monumentos ha revivido en 2012, los mismos argumentos parecen ser robados de las crónicas de 1962. Más allá de la evidente necesidad de mostrar la presencia de las autoridades de esta administración, quiero en este artículo compartir algunas reflexiones sobre lo que ha pasado en la zona de los fuertes.
     Estoy feliz de contar con un espacio renovado, continuaré disfrutando los días de descanso con los paseos a través de los diversos andadores que se han diseñado para que el visitante se ejercite ya sea en piso plano o en tezontle, lo haré admirando la panorámica de la ciudad desde diversos puntos de vista gracias al nuevo paisaje en el que se han eliminado muchos árboles viejos o enfermos (algunos eliminados por la prisa en la ejecución de las obras) y la pared que se ubicaba como perímetro del Estadio Zaragoza. Constantemente visitaré el nuevo espacio de encuentro del arquitecto Enrique Norten y quizá hasta me tome un café en Punta del Cielo. No sé cuánto habrá costado la renovación del Centro Cívico 5 de Mayo. Aplaudo la decisión de hacerlo. Hay sin embargo algunos temas pendientes.
Debido al cumplimiento de los plazos, es notorio que algunas tareas no están ejecutadas como merece una obra de esta magnitud. El pasto en varias zonas no logró enraizarse, luce amarillento; será necesario sustituirlo. En los extremos de alguno de los nuevos andadores no se muestra uniforme el tezontle. La madera de la cubierta del mirador tiene algunos defectos, se están desprendiendo algunas piezas y otras muestran agrietamientos. Parte de las zonas verdes han sido depredadas por los visitantes a la Feria de Mayo. Otras no fueron terminadas en favor de la instalación de juegos mecánicos. Algunos elementos del mobiliario urbano se maltrataron durante las maniobras. En las vialidades los acabados están en fase casi de terminación, en el puente se notaban todavía partes de madera colgadas con alambre, en los laterales pareciera que faltan algunas horas de trabajo.
Ahora el reto lo representa cómo mantener y actualizar este proyecto. Los proceso naturales de deterioro debido a la acción del medio ambiente, requieren respuestas inteligentes y continuas de las autoridades o ¿será necesario esperarnos al 175 aniversario de la Batalla de Puebla para volver a intervenir este espacio? Otra acción permanente de desgaste somos los visitantes. Otro reto es cómo generar un cambio de cultura a favor del respeto por los espacios públicos. Parece entendible que la reja perimetral representa la preocupación por aislar espacio-personas y prevenir las situaciones de los párrafos iniciales de este escrito. Platicando con mi hijo Eduardo (arquitecto de formación profesional), este tipo de obras se pueden convertir en oportunidades de generar compromisos de todas las partes involucradas (autoridades, particulares, visitantes) para hacer de este espacio en particular, un ejemplo de cooperación para mantener vivo el recuerdo de los 150 años de la Batalla de Puebla y vayamos ganando en madurez cívica como sociedad.









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