sábado, octubre 05, 2013

Dos de octubre: re-cuerdo y con-vocatoria

Autor: José Rafael de Regil Vélez
Publicado el 2 de octubre de 2013, en la columna "Palabras que humanizan", Síntesis Tlaxcala.
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De 1968 a la fecha han transcurrido 45 años: muchas cosas son diferentes. Los abuelos de aquella época muy probablemente estén muertos ahora. Los jóvenes de entonces son los abuelos actuales y los padres contemporáneos estábamos o naciendo o en la primera infancia.
     De 1968 a 2013 ha habido una enorme cantidad de acotecimientos, nacionales e internacionales: llegó el hombre a la luna, el neoliberalismo irrumpió en todos los países, se propagó el sida, cayó el muro de Berlín signo del intento de socialismo real que fue hecho en los países de Europa del Este y algunas regiones asiáticas. Los países del cono sur vivieron las dictaduras militares configuradas so pretexto de la doctrina de seguridad nacional, la sociedad civil comenzó a emerger en Latinoamerica como interlocutor real de los poderes estatales, se conformó en nuestro país una Comisión Nacional de Derechos Humanos, aparecieron las computadoras personales, las tabletas, los teléfonos inteligentes, se popularizó la internet, la vida se volvió sumamente agitada y el tiempo transcurre vertiginosamente.
     Nuestro hoy es muy diferente al de hace 45 años. Y sin embargo hay grandes similitudes los ciudadanos carecen de cauces reales para la interlocución política, la sociedad civil no ha terminado de organizarse, muchos políticos de carrera operan los proyectos de sus grupos de interés y no llegan a representar realmente a los ciudadanos que los eligen, los jóvenes carecen de oportunidades. Me atrevería a decir que en la hiperinformación contemporánea hay gran desinformación. En mucho grupos hay un deseo de cambio, algo que permita lidiar con un sistema que genera gran cantidad de pobres, de analfabetas funcionales, que perpetúa el desorden establecido que canoniza el capital en detrimento de las personas, que perpetúa la injusticia.
     Traer nuevamente al corazón –explicación del término re-cordar- efemérides como la del 2 de octubre se vuelve necesario para saber que ayer como hoy los jóvenes y los no tantos tenemos que ocuparnos de la cosa pública, de lo que acontece a nuestro alrededor y que pide que pongamos manos a la obra para llevarlo a la existencia real de condiciones para una vida digna, justa, en la que sea posible bien-estar, bien-ser, bien tener.
     Así, el movimiento social del 68 –Tlaltelolco, Praga, París- traído al presente con la memoria, con la inteligencia, con el corazón tiene que decirnos algo hoy  respecto de la participación de los jóvenes y los grupos sociales, del sacrificio que muchos de ellos hicieron con su vida: que la cuestión pública, la política, la ciudadanía son algo que nos pertenece a todos y no solo a unos cuantos.
    Por eso mismo se vuelve con-vocatoria. En su etimología con-vocar es llamar en común. La convocatoria que nos lanza el pasado en el presente para el futuro es a no cejar en el compromiso, en la búsqueda de participación, en la solidaridad, en la militancia ciudadana sin los cuales ninguna causa humana sensata es viable, pues dejada en manos de unos cuantos que confiscan nuestra capacidad de decidir se vuelve deshumanizante.
     Ayuda mucho para entender esta invitación tener presente que el México que hoy tenemos se gestó en las cuatro últimas décadas del siglo XX: irrumpió la sociedad civil, se creó la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, muchos ciudadanos se organizaron en torno a esos derechos, la violencia doméstica, los problemas de los niños de la calle, los esfuerzos para hacer transparente la información, para que los ciudadanos tuviéramos en nuestras manos los procesos electorales.
     Así como hoy afrontamos nuestros propios desafíos montados en lo que ha generado la militancia a lo largo de los años, mañana habrá quien se viva a partir de lo que hoy nosotros construyamos ante los enormes retos que tenemos en términos de corrupción, poder confiscado por los políticos, impunidad, pobreza, desigualdad, enriquecimiento de muy pocos, deterioro ambiental, desarrollo con un modelo inviable. 

     El dos de octubre en 2013 es una vez más ocasión para mirarnos, para evaluarnos, para saber lo que sí estamos haciendo y sentirnos renovadamente invitados para hacer lo que nos falta, porque lo que es un hecho es que México sigue necesitando entrega para ser un lugar que nos dé raíz, cultura, nación, oportunidades para vivir humana y humanizantemente. Cada quien ha de encontrar su aporte específico y militar en él con la pasión con la que muchos connacionales han ofrendado su vida para tener lo que hoy tenemos, para ser quienes somos.

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