miércoles, abril 08, 2015

¡Feliz cumpleaños, Teresa! ¡Sigues siendo buena noticia!

Autor: José Rafael de Regil Vélez, si quieres conocer más datos del autor, haz click aquí
Publicado en Síntesis Tlaxcala, el 1 de abril de 2015, en la columna Palabras que humanizan

El 28 de marzo fue el cumpleaños de Teresa Sánchez de Cepeda Dávila y Ahumada, conocida también como Teresa de Ávila o Teresa de Jesús. La fiesta fue por el medio siglo de su natalicio en Ávila, España. Su figura es importante para muchas personas en el mundo occidental: canonizada por la iglesia católica en 1622, fue proclamada doctora de la misma iglesia en 1970, por el hoy beato Paulo VI, quien de esta forma quiso decir al mundo que vale la pena reparar en la religiosa castellana y su legado a la humanidad toda.
            El sitio oficial del V Centenario teresiano (http://www.stj500.com/santa-teresa/vida/) proporciona una breve visión de su vida: los primeros veinte años creció y se formó en el seno de una familia culta, donde aprendió a leer y escribir (gran privilegio en un mundo prácticamente analfabeta) y formó en gran parte el temple de su carácter.
Sin el permiso de su padre entró al convento carmelita de la Encarnación, en su natal Ávila. Veintisiete años fue monja en ese lugar y se curtió en la oración y la enfermedad. Alrededor de los 47 años acometió la gran tarea que hizo que su legado trascienda hasta nuestros días: con Juan de la Cruz y otras hermanas se dio a la tarea de reformar la vida religiosa de su tiempo fundando la orden de las Carmelitas Descalzas y la de los Carmelitas Descalzos. Entregó todo de sí en dos decenios en los que escribió cartas, poesía, autobiografía, textos de mística, creó 17 conventos, polemizó con la Santa Inquisición, organismo de la misógina iglesia católica española del siglo XVI que sospechaba de las enseñanzas y la actuación de una mujer que hasta hoy es conocida y respetada por doquier en el mundo cristiano y más allá de sus fronteras, hasta su muerte el 4 de octubre de 1582.
La figura de la docta maestra espiritual del siglo de oro hispano es plenamente vigente. Recién el domingo 29 de marzo pasado el Papa Francisco escribió una carta al padre Saverio Cannistrà, prepósito General de la Orden de los Carmelitas Descalzos en las que al felicitar a toda la familia carmelitana del mundo resaltaba algunos rasgos vivos de la monja avilense. Para el pontífice, si bien Teresa es maestra de oración, mujer de profundidad interior de grandeza mística, supo responder a los desafíos de su época: “Deseosa de servir a la Iglesia, y a la vista de los graves problemas de su tiempo, no se limitó a ser una espectadora de la realidad que la rodeaba”. Apostó completamente a crecer con sus hermanas religiosas, por lo que cimentó todo su hacer en la fraternidad más viva y exigente que pudo.
El 20 de marzo, también de este año, en la revista española Vida Nueva, Ángeles López comunica una visión muy femenina de la santa de Ávila (http://www.vidanueva.es/2015/03/20/teresas-de-hoy/). Muestra a la Teresa de los últimos 20 años como una mujer madura, fuerte, desbordada en creatividad, a pesar de haber sido acompañada por la enfermedad, que incluso la postró durante dos años paralizada tras un paroxismo de cuatro días. Nos la presenta dispuesta a defender y posicionar la libertad de pensamiento y de vida espiritual de las mujeres en un mundo totalmente controlado y acotado por los hombres y su visión masculina de las cosas, dispuesta a defender sus hallazgos espirituales, sus escritos, sus fundaciones ante la misma Inquisición, que tanto miedo sembraba entre las personas de su época.
Como escritora fue –más de medio millar de cartas y ocho libros - pudo allegar cosas de gran hondura a los alfabetizados de su época –como a los de la nuestra-, trastocando la retórica habitual en sus contemporáneos.
A mí me parece que hay en la figura de Teresa de Jesús una serie de invitaciones para las mujeres y los hombres de nuestro tiempo que son pertinentes y oportunas para humanizarnos al humanizar el mundo que nos ha tocado vivir: la de mirar las cosas en lo profundo más allá de lo inmediato, de lo aparente y desde allí entender que la hondura espiritual mirar nuestra realidad para descubrir en ella las oportunidades para crear espacios en lo que lo humano sea posible; la tarea de vivir así es gozosa, se da en la superación al miedo de quienes juzgan, reprimen y se consolida comunicando lo que uno encuentra como sentido de vida y creando fraternidad.

Teresa fue mujer de Dios, de su mundo y de sus hermanas y hermanos de vida religiosa. Nosotros podemos ser personas de profundidad interior vertida en el exterior en el cual nunca sobra un par de manos y brazos dispuestos al compromiso con la justicia; mujeres y hombres capaces de arrostrar que es posible ser dignamente humanos en medio de los ingentes desafíos que presentan el empobrecimiento de la mayor parte del planeta, la centralización de las decisiones políticas en pocas manos que excluyen de su propio destino a todos los demás, el recrudecimiento de posturas culturales e idiológicas de corte fundamentalista y nacionalista. Ella apostó y pudo con su vida ser buena noticia hace quinientos años… Nosotros, seguramente podremos desde hoy mismo.

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