miércoles, julio 04, 2007

El lado oscuro de las economías BRIC

Autor: Gerardo Reyes Guzmán
Publicación: La Jornada de Oriente, 4 de julio de 2007

El semanario alemán Die ZEIT (16 de mayo de 2007), publicó un artículo que alude al reto que enfrentan las economías denominadas BRIC (Brasil, Rusia, India y China). Jim O´Neil, responsable del departamento de investigaciones globales de Goldman Sachs, bautizó en 2001 a esos países como economías BRIC. Según el investigador, los países en cuestión dominarán la economía mundial para el año 2050, junto a los Estados Unidos, Europa y Japón. Su participación en la riqueza mundial pasará de 10% en la actualidad a 20% para ese año. Le siguen los Próximos once, entre los que se encuentran Vietnam y Egipto. Tras las afirmaciones de Jim O´Neil, se ha anticipado un futuro brillante para un gran número de países que ahora se clasifican como emergentes o que se encuentran en el umbral del desarrollo. Las ahora naciones industrializadas prevén ser rebasadas en su liderazgo en algún momento de este siglo. Sus actuales problemas de envejecimiento y contracción de la población, les hace pensar que las futuras pensiones puedan ser financiadas a través de inversiones en naciones de rápido crecimiento económico como las llamadas economías BRIC.
De unos años a la fecha, la euforia de inversionistas y especuladores ha detonado un importante flujo de capital a regiones promisorias, que arrojan rendimientos de entre 10% y 30% al año. Si bien estos países presentan un gran potencial de crecimiento, también muestran cuellos de botella cuyo análisis debería invitar a la reflexión, pues al parecer no se están aprovechando los recursos en la construcción de una economía sólida y sostenible en el largo plazo. No se trata de un inminente riesgo cambiario o ajuste financiero, similar a los que tuvieron lugar en la década de los 90, tanto en Asia como en América Latina – de hecho las economías BRIC detentan cuantiosas reservas de divisas en sus respectivos bancos centrales; China rebasa el billón de dólares, la India más de 160 mil millones de dólares, Rusia 270 mil millones de dólares y Brasil 70 mil millones de dólares –, sino de probables tropiezos en el crecimiento económico atribuidos a serios rezagos estructurales.
En Brasil, los sectores manufacturero y de servicios enfrentan un panorama poco favorable a su desarrollo. El Banco Mundial afirmó que Brasil debería invertir, no el actual 1%, sino al menos 3.2% de su PIB en infraestructura, si quería conservar el ritmo actual de crecimiento económico. Rusia basa su poderío económico en la industria de petróleo y gas vinculada con las exportaciones. Su tasa de inversión es solo de 21% del PIB y su población decrece de manera paulatina. Debido a grandes déficit en el sistema de salud, se calcula que para 2025, la contracción demográfica será del 40%. La India solo ocupa a cerca de un millón de trabajadores en la exitosa rama del software y la tecnología de la información, cifra modesta si tenemos en cuenta que en ese país habitan mil 100 millones de seres humanos. Para incrementar su magro ingreso per cápita de solo 591 euros, tendría que activar la industria manufacturera, única capaz de ofrecer oportunidades de empleo a la inmensa mayoría excluida. En China, la estrategia interna ha sido simple: a las grandes inversiones en infraestructura, le siguen cuantiosas inversiones productivas – nacionales, estatales y extranjeras – y con ello el crecimiento económico. Análogamente, se reconoce la gran capacidad de los chinos de planear hasta el último detalle y de garantizar una calidad aceptable en el resultado de sus proyectos. No obstante, este auge va acompañado por un lado, de un gran índice de corrupción, sobre todo entre los funcionarios públicos, y por el otro, de una enorme depredación ambiental que constituye la principal amenaza del futuro económico de ese país.

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