lunes, diciembre 13, 2010

El aprendizaje colaborativo y una mejor convivencia en la escuela

Autora:Teresa Eugenia Brito Miranda y María José Corona Burch
Publicado: El Columnista, 09 de diciembre de 2010

     En la actualidad, y con las nuevas corrientes educativas, se ha aportado una nueva visión acerca de las funciones y objetivos de la escuela. Hoy el fin de la escuela deja de ser la mera transmisión de conocimientos, para centrarse también en los aspectos emocionales y de socialización de sus alumnos;  por ello el trabajo que se realiza mediante el aprendizaje colaborativo es un elemento esencial  en todas las técnicas y prácticas innovadoras. Es también un medio para trabajar la formación de ciudadanía basada en una participación activa y responsable.
     El  Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (2008) elaboró un documento en el que se describen y explican los fundamentos del aprendizaje colaborativo, sus usos y sus funciones, con el fin de dar herramientas básicas para su utilización.
     En primer lugar, señala que el aprendizaje colaborativo se refiere a la actividad que realizan grupos pequeños en el salón de clase y mediante el cual los alumnos “intercambian información y trabajan en una tarea hasta que todos sus miembros la han entendido y terminado, aprendiendo a través de la colaboración” (ITESM, 2008: 2). El aprendizaje colaborativo se caracteriza principalmente porque en este tipo de tareas siempre están presentes los siguientes elementos:
     Cooperación. Los estudiantes se apoyan mutuamente para cumplir con un objetivo.
Responsabilidad. Para cumplir de manera individual la parte de tarea que les corresponde y para comprender todas las tareas que les corresponden a los compañeros.
Comunicación. intercambian información importante y materiales, se ayudan mutuamente, ofrecen retroalimentación, analizan las conclusiones y reflexiones para lograr pensamientos y resultados de mayor calidad.
     Trabajo en equipo. aprenden a resolver juntos los problemas, desarrollando las habilidades de liderazgo, comunicación, confianza, toma de decisiones y solución de conflictos.
     Autoevaluación. Los equipos deben evaluar cuáles acciones han sido útiles y cuáles no para mejorar su trabajo en el futuro.
Por último, para que el aprendizaje colaborativo pueda cumplir con estos elementos y sirva para alcanzar  los objetivos propuestos, es necesario establecer los siguientes requisitos:
     Cambiar los espacios educativos: para que se conviertan en un espacio de confianza y en un foro abierto al diálogo entre estudiantes y entre estudiantes y profesores.
Formar grupos pequeños: ya que en ellos existen oportunidades para intercambiar ideas, en un ambiente libre de competencia, para que los estudiantes se vean motivados a especular, innovar, preguntar y comparar ideas conforme resuelven los problemas. Mientras que las discusiones de  grupos grandes o de todo un grupo tienden a inhibir la participación de los estudiantes tímidos.
     Equipos heterogéneos: para que existan variedad de ideas y habilidades. Sin embargo, para evitar que en estos grupos una persona tienda a dominar y otras se queden sin hacer nada, es necesario establecer roles específicos para cada tarea donde ellos pueden aprender de sus puntos de vista, dar y recibir ayuda de sus compañeros de clase y ayudarse mutuamente para investigar de manera más profunda acerca de lo que están aprendiendo.
     Es importante resaltar  la diferencia entre trabajar  colaborativamente y el trabajo en equipo. Como explicamos, el trabajo colaborativo requiere de un equipo. El equipo es un conjunto de personas que trabajan buscando una finalidad. Sin embargo el trabajo colaborativo demanda una interacción  mucho más intensa entre sus miembros, no basta con una repartición de tareas; se construyen los aprendizajes entre todos a través del diálogo y la comunicación.
     El aprendizaje colaborativo es muy importante para desarrollar habilidades sociales, de comunicación, de trabajo en equipo, de resolución de conflictos y toma de decisiones, útiles para la vida profesional y cotidiana de los estudiantes. Promueve el aprender a ser y el aprender a convivir.
     Por ello, si la educación en la actualidad exige que la escuela no sólo se dedique a dar información que ahora se encuentra a tan sólo un click, sino a ofrecer a sus alumnos competencias que los ayuden a desenvolverse en su vida cotidiana, el aprendizaje colaborativo debe ser esencial en todo proceso de enseñanza aprendizaje.
     La importancia de esta estrategia radica, en que no sólo favorece la construcción de conocimiento y la adecuación de mentes a distintas estructuras, o sólo desarrolle habilidades de trabajo en equipo y toma de decisiones que se exigen en cualquier trabajo; sino en que además mediante esta estrategia se enseña a los alumnos a convivir en un mundo diverso. Esta competencia no suele verse como algo de primera importancia, sin embargo puede ser la posibilidad de cambio en las formas de relación individualista y prácticas de exclusión que la escuela tradicional y competitiva ha generado.
     Escuchar diversas ideas y formas de ver el mundo, además de ayudar a los alumnos a construir su propio conocimiento y formar un criterio propio, los ayuda a comprender tanto la individualidad como la diversidad, pero también la unidad e interdependencia de todas las personas. De esta manera, el aprendizaje colaborativo no sólo es útil para aprender los conocimientos que piden el currículum, sino que de alguna manera puede contribuir a formar sociedades más respetuosas, solidarias, justas y humanas.
Sidorkin, especialista en pedagogía relacional, considera que la falta de motivación de los estudiantes en las escuelas se debe fundamentalmente a la escasa pertinencia de lo que se enseña y asegura que esto que es aburrido para los alumnos y que  todavía nos llevará algunos años modificar esta situación. Su apuesta va precisamente por cambiar las formas de relación que se establecen en la institución “escuela”, no centrarse en los contenidos que los niños tienen que aprender. Y el trabajo colaborativo es un medio poderoso para que los alumnos recobren su papel de constructores de sus propios procesos pero de manera relacional, es decir, con otros.
     El aprendizaje colaborativo bien desarrollado puede aportar identidad de grupo que es una de las necesidades que tienen los niños, pero sobre todo los adolescentes. Es también una apuesta para desarrollar mejores lazos de convivencia dentro de la escuela. Tal parece que los cambios en las formas de convivir pueden dar nuevo significado a la escuela y pueden salvarla de la desintegración. Basta con ver cuántos adolescentes abandonan las aulas por considerar que la escuela no responde a sus expectativas. Las formas de trabajo colaborativo sustentan el trabajo de la convivencia escolar, no es simplemente la relación entre compañeros “en el aire” sino en torno a un trabajo colectivo, es decir es una relación intencionada.
      Sidorkin dice que es necesario restablecer el poder de las relaciones en la escuela y qué mejor que promoverlo a través del aprendizaje colaborativo. Las pedagogías y didácticas tienen mucho que ver en el establecimiento de un clima escolar favorable. También se sabe por investigaciones realizadas en escuelas mexicanas que hay menos violencia en aquellas escuelas en donde hay exigencia racional acompañada de una didáctica adecuada. Poner atención en estos aspectos en la vida cotidiana de las escuelas es apostar por una solución más profunda a los problemas de violencia y acoso que vemos en las escuelas. Son soluciones que no apuntan solamente a lo inmediato, los resultados los veremos a mediano plazo pero vale la pena apostar por este cambio.

 




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