lunes, agosto 27, 2012

La tecnología ¿una aliada en el aprendizaje?


Autora: Rocío Barragán de la Parra

Publicado: e-consulta, 14 de agosto de 201


     “Mientras exponía la clase, Federico interactuaba con su tableta, otros compañeros aportaban sus puntos de vista pero él permanecía absorto en la pantalla, de repente exclamó ¡Lo tengo!, la fecha en que la compañía lanzó esa campaña al mercado fue justo hace dos años, tengo aquí los videos ¿los proyectamos?; en ese momento agradecí no haber reprendido a Federico por estar distraído en clase y pude comprobar, como en otras ocasiones, que el (in)adecuado uso de la tecnología depende en gran medida de la capacidad del docente para adaptarse a ella, diseñarla y gestionarla a favor de lo que ocurre en la clase.
     Cuando el profesor prepara un curso debe considerar primordialmente el contexto y realidad de sus estudiantes, esa es la materia prima que le permite conectar las oportunidades que el ambiente aporta para el aprendizaje con el objetivo del curso, de ahí puede definir si lo conveniente es un curso presencial, apoyado con medios electrónicos, montado en una plataforma en línea, semipresencial o completamente en línea, pues si bien el uso de Tecnologías de Información y Comunicación (TIC´s) se ha popularizado, la brecha que existe entre el uso (obligatorio o no) de las plataformas y su integración asertiva en la gestión del aprendizaje es aún muy amplia, al menos así me lo hizo pensar ese día la actitud de Federico en el aula.
La tecnología brinda múltiples oportunidades en la promoción del aprendizaje, su columna vertebral descansa en la guía de estudio donde cada profesor reflexiona cuál es el objetivo por alcanzar, qué conocimientos, habilidades o actitudes propiciará y con ello define las herramientas o medios digitales a utilizar.
     Un curso puede ser presencial y apoyarse en herramientas o medios digitales. Si es semipresencial o semivirtual, supone que el contenido del curso está hospedado en una plataforma de gestión para el aprendizaje con estrategias virtuales y presenciales. Si nos referimos a un curso en línea implica privilegiar el uso de la tecnología, codificar y traducir estrategias, actividades y evaluaciones que propicien la interacción del grupo a través de herramientas como el correo electrónico, el chat, el blog, los foros, la mensajería instantánea o listas de distribución.
     La brecha sigue siendo grande cuando no sabemos cómo vincular estas herramientas digitales diseñadas para el aprendizaje con las herramientas y medios de nuestros estudiantes; sin embargo, ese día Federico también me enseñó que la tecnología puede ser un gran aliado si procuro desarrollar estrategias pedagógicas que se acompañen con el uso de dispositivos móviles, laptops, tabletas o computadoras, que vinculen los medios sociales como twitter, facebook o youtube; utilizar los espacios creados por organizaciones, personas, instituciones que cuelgan información confiable y arbitrada en la web y puede reforzar, complementar o validar las temáticas de la clase.
Sin importar si el espacio de enseñanza es físico o en línea, es primordial no perder de vista que el aprendizaje a través de la tecnología adquiere sentido porque representa para cada uno de mis estudiantes las herramientas que maneja diariamente y que están integradas en sus actividades comunes, en su relación con los otros y con su entorno. La oportunidad consiste en trasladar su uso en favor del desarrollo de habilidades y actitudes como la convivencia, el respeto, la asertividad, el compromiso y la responsabilidad, propiciar a través de su uso el saber, el saber hacer, el saber vivir y el saber convivir.
La educación jesuita considera que la clave para que la tecnología sea una aliada del aprendizaje radica en dos grandes encomiendas pedagógicas:
  1. Expandir la educación en el hábitat www al diseñar cursos desde una perspectiva global, considerando los recursos globales y las redes globales.
  2. Cuidar que cada curso posibilite que los alumnos se relacionen con su contexto, compartan sus entornos y desarrollen conexiones entre sí; generen experiencias valiosas y significativas con su aprendizaje, sus emociones, sus afectos y sus experiencias, que le permita conectar y vincular lo aprendido a través del discernimiento y la acción, que la evaluación sea un ejercicio de mejora multidimensional en el ser, saber, hacer y convivir.
     Pero ¿qué le toca a Federico por hacer? Él tiene sin duda un compromiso vital, disponerse al aprendizaje a través de medios que hasta hoy ha utilizado mayormente para divertirse y socializar; ver en cada desarrollo tecnológico una oportunidad para habilitarse como persona y profesionista, ser cada uno de sus días y de tiempo completo, un aprendiz de vida.

No hay comentarios.: