viernes, diciembre 14, 2012

Los maestros que sí trabajan

Autora: Laura Angélica Bárcenas Pozos
Publicado: en lado B, 12 de diciembre de 2012

     En los últimos días, con mucha frecuencia en la radio escucho una serie de anuncios sobre el SNTE en los que insistentemente hacen referencia a este sindicato como “los profesores que sí trabajan”, argumentando que son los docentes que se están partiendo el lomo en las aulas, que están preocupados por la calidad de la educación, que asisten regularmente a cumplir con su deber, entre otras cosas; echándole a los maestros que están agremiados por la CNTE. Sin embargo creo que tener filiación a un sindicato o a otro no determina si los profesores realmente cumplen o no con su función.
     Así que me pregunto, de manera más o menos constante al escuchar estos comerciales, por qué el SNTE tiene la imperiosa necesidad de difundir estos mensajes, qué hay de tras, qué es lo que quieren comunicar a la sociedad. ¿Será la estrategia de la señora Gordillo para que la sociedad vea que su sindicato está cumpliendo con su labor? Lamento decirle a la líder vitalicia del SNTE que haga lo que haga el 90% de los ciudadanos de este país ya tenemos una idea sólida de ella y de su nefasto sindicato.
     Sin embargo, me urge hacer una diferencia. Empecemos por decir que muchos profesores tienen filiación con el SNTE porque ni la CNTE, ni ningún sindicato independiente les parecen razonables, pero eso no significa que quieran estar afiliados al primero, sino que no tienen de otra. A pesar de esta filiación no andan haciendo política, ni están buscando los favores de su sindicato para mejorar sus condiciones laborales. Estos profesores, no están comisionados, no reciben doble sueldo, no le lambisconean a sus líderes sindicales locales y sólo se paran por las oficinas del SNTE cuando hay la imperiosa necesidad de hacerlo, pero lo detestan.
      Por supuesto, estos profesores, no reciben los beneficios de una mejor plaza, de más horas, de mejores condiciones laborales. Pero sí se levantan muy temprano, recorren los caminos con obreros y campesinos que empiezan su jornada con el alba; viajan algunos kilómetros en un camión de tercera, llegan a sus escuelas en donde hay los mínimos recursos para desempeñar su labor pedagógica, a veces con situaciones climáticas desfavorables (calor, frío o lluvia), se encuentran con niños que apenas han desayunado y que apenas cuentan con los conocimientos previos suficientes para enfrentar la jornada académica.
      Van a las zonas semiurbanas, en donde la delincuencia y el mercadeo de drogas están a la orden del día; en donde las calles no están pavimentadas y no hay grandes edificios, sino el paisaje está determinado por casas descuidadas. A veces enfrentan alumnos indiferentes, inestables emocionalmente producto de familias disgregadas. Se preocupan por ellos y quieren ayudarlos. Piensan que cada vez vivimos en una sociedad que va perdiendo sus valores.
     Estos profesores, se toman tiempo para planear sus sesiones, revisan cuál es el material más adecuado para trabajar con sus alumnos, lo preparan. También saben cómo van a evaluarlos y mantienen una evaluación continua con el proceso de aprendizaje, y a partir de esta evaluación les hacen recomendaciones a sus estudiantes para que mejoren. Tratan afanosamente de apegarse a lo que la SEP les solicita, pero hacen pequeñas modificaciones siendo críticos cuando lo juzgan conveniente, siempre en beneficio de sus discípulos.
     Los docentes que sí trabajan se preocupan por sus alumnos, se dan cuenta que carecen de algunas herramientas para facilitar que sus alumnos aprendan, y buscan formación más allá de carrera magisterial, leen, se preparan. Compran algunos materiales o buscan otros que no resulten tan caros, pero que ayuden a sus alumnos a comprender lo que deben aprender. No se quedan sólo en el aula, recorren con sus alumnos, aunque sea, el patio de la escuela, si pueden recolectan flores, hierbas, insectos, para que a los niños les queden más claros los temas de biología. Motivan a otros compañeros y hacen labores en sus escuelas más allá de la impartición de clases.
     Tratan de entender el lenguaje de sus alumnos y por esto hablan un español un tanto deformado por los modismos juveniles y hasta infantiles, se hacen aficionados al Facebook y hasta hablan náhuatl u otra lengua indígena. Se detienen a dialogar con sus estudiantes que tienen problemas en aprender o hasta cuando los notan ausentes o tristes, los animan a continuar, los motivan a aprender, los alientan a seguirse preparando, tratan de orientarlos. Hablan con sus padres cuando identifican algún problema en el desarrollo de sus alumnos o con ellos mismos cuando ya son mayores. Están al pendiente de sus alumnos.
     Los profesores que sí trabajan, se preocupan de los resultados de la prueba ENLACE, PISA o EXCALE, tratan de indagar qué significan los resultados, más allá de lo que dicen en la radio o en la televisión. Se preguntan cómo le estarán haciendo los que salen bien evaluados, se vuelven a preocupar y buscan estrategias para ser mejores docentes, se acercan a las universidades y no al sindicato.
     Entonces, estimado lector, por favor no se confunda, es posible que un profesor que sí trabaja esté afiliado al SNTE o a cualquier otro sindicato, pero estar afiliado a un organismo sindical no significa que el profesor trabaje o no, sino estos indicadores que he estado describiendo, así que cuando se cruce por la calle con una persona que viene cargado de material didáctico, un poco despeinado, con los zapatos polvosos y muy probablemente cargando ropa de frío, es porque tal vez, viene de atender a pequeños en comunidades rurales o en zonas suburbanas, en donde con muy poco, está haciendo mucho y en donde los sindicatos no llegan a ver qué pasa.

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