martes, diciembre 11, 2012

Socialización y vulnerabilidad

Autora: Ma. Isabel Royo Sorrosal
Publicado: La Primera de Puebla, 07 de diciembre de 2012

     No podemos negar la sociedad globalizada y la cultura de alta velocidad en la que nos ha introducido la tecnología, por lo que es imprescindible fortalecer la personalidad que decide y asume consecuencias, para no ir a la deriva. Este pensamiento argumentó, en su visita a Puebla, el doctor Sigmar Malvezzi, brasileño experto en psicología del trabajo y de las organizaciones. Profundizó en los desafíos mundiales de la empleabilidad así como en el liderazgo de los académicos. Presentó como verdadero desafío de los sujetos y las empresas "la creación de trayectorias personales y la adaptación a la sociedad actual".
     La comunicación electrónica, la tecnología de la información presente en todo momento y lugar de la vida actual cotidiana y laboral, nos envuelve. Desconocer sus reglas y procedimientos nos hace vulnerables, débiles y con gran posibilidad de ser excluidos sociales a corto o mediano plazo.
     Fortalecer las estructuras personales y adaptarse a la realidad, está relacionado directamente con la socialización. Ésta inicia desde el nacimiento cuando se da en la familia y luego en la escuela, la adquisición y desarrollo del lenguaje, el pensamiento, los deseos, las emociones es decir, elementos articulados para relacionarnos con el entorno, con los demás y con nosotros mismos. Según el cuidado con el que los adultos tutelan la socialización de los pequeños, éstos crecen fuertes o mutilados en sus capacidades humanas y sociales. Pero hay una segunda socialización que tampoco se da espontáneamente. Los adultos hemos de intencionar y ofrecer desde la infancia una dirección, acompañamiento, motivación, valores humanos, que apuntalen la personalidad del sujeto y favorezcan su adaptación crítica a la realidad.
     La socialización requiere elementos poderosos de aprendizaje como la rutina de acciones e interacciones, la imitación de experiencias y procesos exitosos, junto a modelos ideales que iluminan y facilitan la orientación de los adolescentes y jóvenes en sus trayectos vitales. Estos modelos iluminadores son elementos de una trascendencia que ayudan a identificar dónde estamos y dónde queremos llegar.
Sin la socialización, en la que los adultos tienen responsabilidad ineludible, no se forman las estructuras personales imprescindibles para afrontar la vida, lo que incrementa la vulnerabilidad y producción de enfermedades personales y sociales. Su prevención y tratamiento necesita dedicación de tiempo y acciones afirmativas que conforman las trayectorias personales abiertas para la adaptación crítica a la sociedad actual.
     Necesitamos recuperar el uso del tiempo como inversión necesaria para crear estructuras, capacidades, recursos para fortalecer la posibilidad de acción y reacción ante una cultura que nos atrapa y arrastra. Rumbo personal y adaptación social es el reto que tenemos en nuestras manos.


 

 

 

 

 

 

 

 

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