jueves, noviembre 07, 2013

Albert Camus: letras libres para decir humanidad

Autor: José Rafael de Regil Vélez, datos del autor haz click aquí
Publicado: Síntesis Tlaxcala, 07 de noviembre de 2013

A muchas personas nos gustan las biografías.  Sea porque lo leamos o nos lo cuenten, nos agrada saber de las personas que de una u otra forma nos son significativas. En el recuerdo de sus vidas nos encontramos no solo con la persona recordada,  sino con nosotros mismos. En el legado que reconocemos de mujeres y hombres que nos han precedido atisbamos nuestras posibilidades,  nuestras oportunidades y, más de una vez, lo que no deseamos ni para nosotros ni para los nuestros.  Las biografías son humanidad objetivada.
El 7 de noviembre de 1913 nació en Mondovi,  población de la actual Argelia,  Albert Camus. Fue un novelista,  ensayista,  dramaturgo periodista y filósofo que obtuvo en 1957 el premio Nobel de literatura y falleció a los 47 años en Francia,  víctima de un accidente automovilístico el 4 de enero de 1960.
Huérfano de padre colono francés caído en la primera guerra mundial, tuvo que habérselas desde niño con una vida austera. Tempranamente descubrió su vocación a las letras: sus primeros textos publicados datan de 1932. De allí en adelante se siguió una prolífica actividad literaria, periodística y filosófica. Hizo obras de teatro, novelas, ensayos y muchísimos artículos de opinión.
         Camus fue un militante. No pudo participar en la guerra por una tuberculosis adquirida en juventud, pero se unió a la resistencia francesa y también tomó partido –aunque muy impopular- en la independencia de Argelia. Su causa y el punto de partida y llegada de todas sus batallas fue el ser humano concreto, el de carne y hueso, el que tiene que transitar entre las cosas absurdas de la vida: ¿qué más absurdo que la muerte y todas las secuelas económicas, políticas, sociales que trajeron las guerras mundiales, la crisis del 29, la guerra fría? Su compromiso estuvo con las personas, no con las ideologías por sí mismas (ni capitalismo, ni marxismo, ni facismo, ni nacional socialismo). Ni las religiones. Adelantándose a su tiempo supo ver que las ideologías, las filosofías, las religiones cuando dejan de lado a las personas concretas terminan matándolas.
         Desde esa trinchera dio la batalla. Supo entender que es en la solidaridad, en la rebeldía que las mujeres y los hombres pueden acometer la más noble de las aventuras: construirse como seres humanos en medio de los contextos y circunstancias que les han tocado.  Y a ese afán prestó sus letras, entregándolas por mayor libertad y mayor justicia, como cuando fue el primer intelectual en denunciar la inhumanidad de Hiroshima y Nagasaki o cuando no dudó en dejar los partidos comunistas que en algún momento lo atrajeron, porque no eran capaces de dar cuenta de la lucha auténticamente humanista.
         La biografía de Albert Camus, el francés extranjero de su tierra y de su país, el combatiente de la libertad, de la solidaridad, de enfrentar el absurdo con ganas de ser humanos; el que se opuso a los nazis, a dar preminencia a las ideologías, a las religiones, a los estados por encima de las mujeres y los hombres existentes, concretos, el que hizo de su vocación por las letras una entrega a la libertad y la justicia tan profundamente humanas hoy nos vuelve a decir cosas: la causa de lo humano es buena causa; acometerla, buena empresa. Solo hay que decidir el lugar y la actividad desde donde la afrontaremos sabiendo que la fraternidad y la rebeldía ante lo que nos parece absurdo son mejores que la indiferencia y el simple transitar por la vida refugiados en ideologías y atracciones que nos llevan al olvido de las mujeres y hombres de carne y hueso,  quesom os quienes sí existimos y anhelamos libertad y Jus icia. 

No hay comentarios.: