martes, septiembre 11, 2012

No reprobar... ¿servirá de algo?


Autor: Laura Angélica Bárcenas Pozos
Publicado: e-consulta, 04 de septiembre de 2012

     Reprobar o no reprobar... es necesario analizar cuáles son las razones que la Secretaría de Educación Pública está estableciendo para lanzar la política de no reprobar a niños de primero a tercero de primaria. La justificación es que en el nuevo enfoque por competencias la evaluación del aprendizaje se realiza por desempeños y es posible que un alumno haya logrado desarrollar ciertas competencias o ciertos aspectos de éstas para desempeñarse adecuadamente y otras no.
     Entonces el profesor en vez de establecer una calificación debe establecer una valoración sobre qué cosas ha alcanzado el alumno en su proceso de aprendizaje y qué cosas le quedan por alcanzar, lo que se hace más consistente con el enfoque por competencias. Sin embargo, esto lleva a considerar que el sistema debe abrir un expediente de cada alumno que pueda pasar de un profesor a otro o de una institución a otra, para dar seguimiento al proceso de aprendizaje de cada alumno.
     También esta información debe servir para comunicarle al padre de familia sobre los avances de su hijo y hacerle recomendaciones que permitan que los pequeños no pierdan el ritmo en época vacacional. Es decir, se está hablando de la retroalimentación que es un elemento de la evaluación del aprendizaje que está prácticamente olvidado. Los profesores tenemos la práctica de evaluar-calificar y decirles a nuestros alumnos cuánto han alcanzado, pero no cómo lo hicieron, ni qué vemos ahora que finaliza un proceso en ellos y que es distinto de cuando inicio el curso.
     No acostumbramos a decirles que creemos que deben seguir trabajando para ir siendo mejores en tal o cual aprendizaje, no tenemos el buen hábito de retroalimentar el proceso de aprendizaje. Tampoco valoramos nuestra propia práctica pedagógica a la luz de esta retroalimentación, no nos hacemos preguntas sobre la relación que guardan los resultados de la evaluación y lo que se está haciendo en el aula, pasamos de largo con la evaluación, dándole más peso a la calificación.
     Cuando un profesor retroalimenta a sus alumnos, las calificaciones que les ha asignado cobran sentido: "Mira, tienes ocho porque eres hábil resolviendo operaciones, haces buenos cálculos mentales, pero cuando tienes que resolver problemas tienes dificultades para ubicar una forma de solucionarlos. Sigue practicando, dile a tu mamá que te deje calcular los descuentos, o cuánto cuentan 250 gramos cuando sabes el precio de un kilo, verás que un día ya no te cuestan trabajo".
     También las calificaciones tendrían más sentido para el profesor, podría tener más claridad de por qué dos alumnos han alcanzado 9, si los dos se van del curso en desigualdad de circunstancias. En el enfoque por competencias sabemos que las personas presentan sensibles diferencias en cuanto a lo que logran en un proceso de aprendizaje, sólo por el hecho de ser diferentes. Claro que nunca se debe perder de vista el objetivo de aprendizaje.
     Volviendo al dilema de reprobar o no reprobar, queda claridad que bajo este enfoque no debe reprobarse, sino evaluar y retroalimentar el proceso. La pregunta es si estamos preparados para esta osadía en nuestro sistema educativo, en donde muchas veces no conocemos a nuestros estudiantes por su rostro, mucho menos en lo que han avanzado en un proceso educativo; quién se hará cargo de diseñar y construir un expediente que de posibilidad de dar seguimiento a un pequeño, quién se hará responsable de la sensible información que ahí se guarda y qué se hará con aquellos estudiantes que quedaron muy por debajo del objetivo de aprendizaje establecido.
     Esto sin contar las perversiones de nuestro sistema educativo, en donde es bien sabido que desde hace ya muchos años hay la consigna de no reprobar estudiantes en todo el nivel básico para bajar los números de la reprobación e incluso de la deserción. Sin embargo, los profesores refieren que eso no ha solucionado el problema pues se ha dejado avanzar a estudiantes que no tienen los mínimos necesarios para enfrentar el siguiente curso, creándoles inseguridad, desconfianza, que concluye en el abandono escolar.
     Nuevamente, y como ya en muchas ocasiones ha sucedido, las autoridades educativas creen que si es un decreto habrá modificaciones en el sistema educativo; sin embargo, esto no es así, pues se deben analizar, planear, formar, considerar los medios que facilitarán el cambio, antes de decidir llevar a cabo su implementación. En este caso se acatará la norma de la no reprobación, porque está ligada a un asunto administrativo, pero esta implementación se llevará a cabo sin considerar los aspectos centrales de la formación de cada alumno que esté presentando rezago educativo.










¿Se sabe poco sobre el tema?


Autora: Luz del Carmen Montes Pacheco
Publicado: en lado B, 05 de septiembre de 2012

     Es muy común todavía que los estudiantes universitarios, al presentar un proyecto, afirmen que se sabe poco sobre el tema que investigan; sobre todo cuando se les pide que usen fuentes, confiables y serias, de información.
     Y es que en esta época más que nunca, las afirmaciones como: “Se ha investigado poco al respecto”, “No se sabe mucho sobre el tema”, “Nadie ha investigado el tema”, demuestran que el estudiante no hizo una correcta revisión.
     Dichas expresiones deben cambiarse por aseveraciones como: “En los últimos diez años, en las revistas X, Y, Z,  y en las bases de datos A, B, C más importantes en el campo, con descriptores que aluden a un objeto, a un proceso, a un grupo, a un campo, a un constructo y/o a un concepto (palabras clave de una investigación), se han publicado “tantos artículos”, y se sabe que…
     Ahora tenemos acceso libre, directo, permanente y gratuito a un sinnúmero de reportes de investigación en texto completo alojados en internet, gracias a la iniciativa open access (acceso abierto) lanzada por un grupo de científicos representantes de múltiples  organizaciones en diciembre de 2001 en Budapest. El lector puede copiar, distribuir, imprimir y enlazar textos, cuya supuesta calidad de contenidos está garantizada al menos por una revisión de pares (colegas expertos en el campo). Además con esta iniciativa se garantiza el derecho de autor para el que escribe, no para la editorial, sin un pago de por medio.
     Pues bien, con dicho acceso abierto es ahora posible determinar ¿Qué se sabe sobre un tema?, ¿Quiénes lo ha investigado?, ¿Cómo lo han investigado? ¿En qué países? ¿Cuándo? y más; información acompañada de una delimitación espacial, temporal y por supuesto conceptual (al declarar las palabras clave utilizadas en la búsqueda).
Esta acotación permite asegurar sin duda alguna lo que se ha publicado (equivalente a lo que se sabe), que en términos académicos y de investigación se conoce como el estado del conocimiento, el estado del arte o el estado de la técnica; aunque la distinción entre ellas no está suficientemente trabajada, “se sabe que es un reporte de lo que se sabe sobre algo”.
     En la web hay también muestras de este tipo de reportes o revisiones; de hecho, se les llama artículos de revisión, cuya intención es informar lo que se sabe sobre un tema. Estos son artículos de alto valor pues pueden ser un buen insumo, no el único, para el estado de conocimiento necesario en una investigación o en un proyecto universitario; de aquí que muchas de las revistas conocidas como “critical review” (que solo contienen artículos de revisión) tienen un alto grado de impacto, lo que significa, entre otras cosas, que son de las revistas más consultadas.
     Casos ejemplares en este tipo de revisiones son los reportes que, desde hace tres décadas, generan grupos de investigadores educativos coordinados por el Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE). Este año se están terminando los reportes del estado del conocimiento de la década 2002 a 2012 y por la amplitud del campo, se están reportando diecisiete áreas de conocimiento: aprendizaje y desarrollo humano; currículo; educación ambiental para la sustentabilidad; educación superior, ciencia y tecnología; educación y conocimientos disciplinares; educación y valores; entornos virtuales de aprendizaje; filosofía, teoría y campo de la educación; historia e historiografía de la educación; educación, desigualdad social y alternativas de inclusión; investigación de la investigación educativa; multiculturalismo y educación; política y gestión; prácticas educativas en espacios escolares; procesos de formación; sujetos de la educación; y; convivencia, disciplina y violencia en las escuelas. Se establecieron además sub-áreas de conocimiento, lo que permitirá tener una descripción más fina de cada área.
    Si se tiene interés por alguna de estas áreas de conocimiento hay que estar pendientes de la publicación de dichos reportes en https://www.comie.org.mx, en donde por el momento están disponibles los reportes de la década pasada.
     Por último baste solo citar una famosísima frase que nos recuerda que las investigaciones nuevas se construyen sobre investigaciones anteriores: “Si he podido ver un poco más allá es porque estoy parado sobre los hombros de gigantes”, frase atribuida a sir Isaac Newton pero que al parecer fue acuñada por el filósofo Bernardo de Chartres.














Las impurezas del documental


Autor: Ramón Felipe Tecólt González
Publicado: La Primera de Puebla, 05 de septiembre de 2012

     Erróneamente pensamos que al ver en el cine –incluso en la caja idiota-- algún “documental” estamos viendo una producción con datos incuestionables capaces de probar o mostrar algo y que tienen que ver con una mentalidad que cree que lo real y lo objetivo conectan directamente con la verdad a través de un concepto que se denomina prueba o por lo menos,  ver el fantasma de lo real en una apariencia de realidad.
De aquí se deduce que el cine documental ha existido para dar al espectador documentos, pruebas irrefutables y verdaderas de algún suceso o tema en particular. Pero realmente esto no es así, siempre hay alguien detrás de estos documentos –y cualquier otro tipo de documento—que lo confecciona: el director, el cine fotógrafo, el guionista, y detrás de ellos, las productoras, televisoras o instituciones mediáticas con ciertas líneas editoriales (o políticas); por lo tanto, más que probar la realidad, se refieren y describen a quien o quienes lo producen.
     Lo más sensato es olvidarse del término documental y adoptar “cine de lo real” para determinar a este género cinematográfico-televisivo que busca su materia prima en la realidad en vez de hacerlo en la ficción. Las reglas básicas del documental rezan que se debe de colocar la cámara en una situación o lugar determinado y se captan imágenes prácticamente sin intervenir pero pocos han respetado la regla, los demás procuran dar la sensación de que se respeta dicho modelo. La cámara es en definitiva, un factor de intromisión en cualquier documental, por lo que hay cierto grado de desapego con la realidad.
     Hay quienes piensan que trabajar cinematográficamente con la realidad implica extraer fragmentos de algo que existe para que de esta manera se conviertan en documentos y pretender utilizarlos como prueba.
     Hablar de cine de lo real, supone encaminarse en la dirección correcta dejando de lado la cadena de evasivas que la palabra “documental” lleva consigo; ello ha permitido al “documentalista” trabajar con las manos libres.
     Los reality shows mantienen a la audiencia pegada al televisor donde se muestra la estupidez en su más alto grado, no basta con mostrar la cámara, sin pudor en la escena como parte del espectáculo. Este procedimiento está ubicado aún en las viejas reglas del documental, en lo que algunos autores definen como fetichismo de lo real, aquello que arrastra a los cineastas o realizadores no sólo a la búsqueda de un objeto inexistente, sino a fijar el significado en una simple referencia vana.
Al trabajar con lo real, se va en busca de “gestos” individuales y sociales, visualizándolos por medio de la cámara y ordenándolos con los elementos reales. Los gestos constituyen el significado visual de la realidad, es poner atención a lo que hacen y dicen las personas. De este modo, la suma de acciones de las personas da como resultado un gesto individual y social, que no es más que la visualización cinematográfica de un conjunto de acciones que conforman un comportamiento individual dentro de una estructura social.
     Hay dos maneras de concebir el cine de lo real: pretender dar a ver lo real o plantearse el problema de lo real. El nuevo documental, el “film-ensayo” protagoniza el resurgimiento de este género y propone un cambio en su concepción ya que se enfrenta con este pensamiento complejo. No se trata de sustituir la objetividad por el conocimiento, sino de complementarla y poner de manifiesto los problemas que esconde la llamada verdad objetiva. Se sabe a voces que la objetividad se puede manipular y desinformar tanto como uno quiera. La relación entre verdad y mentira es meramente de índole ética, es un asunto de honestidad personal. Un film-ensayo ofrece más herramientas para trabajar con la verdad, capaz de mostrar los fenómenos que están implícitos en ella.
     Este nuevo documental no puede dar el salto hacia el cine de lo real sin antes escribir las emociones, apelar a estas es requerir a la subjetividad pura y dura, a todo aquello que está más allá de la ciencia junto con las emociones de la realidad. Las emociones también poseen su historia y cada una de ellas se cristaliza en el modo más adecuado para que este género comience a tornarse interesante, mostrándose capaz de construir una visión amplia, densa y compleja de un objeto de reflexión en un discurso sensible sobre el mundo.


miércoles, septiembre 05, 2012

La mejor elección: la universidad


Autora: Yossadara Franco Luna, si quieres conocer más sobre ella, haz click aquí
Publicado en la columna "Palabras que humanizan", Síntesis Tlaxcala, 5 de septiembre de 2012.

Recientemente he escuchado cifras asombrosas sobre el número de carreras universitarias que se ofrecen en el país. Estas vienen acompañadas ─ de otro número también asombroso─ de empresas que se dedican a la orientación vocacional: informan, y asustan también, sobre los excesivos costos y pérdidas económicas que se pagan cuando alguien no elige la carrera adecuada; hablan sobre la importancia del autoconocimiento; piden a los padres que apoyen a sus hijos en el paso más importante de su vida y finalmente venden costosos servicios de test para una mejor elección.
     La preocupación por elegir una profesión  ─que se convertirá en un proyecto de vida─ no es menor ni debería serlo. Pero parece que en la ansiedad por escoger lo más adecuado se olvidan algunas cosas.
El nacimiento de las universidades se perfiló con rasgos más precisos en la segunda mitad del siglo XIII. En la medida en que los intereses y las aspiraciones de los estudiantes o los profesores concordaban y convergían se concretaba una comunidad o corporación de todos los que participaban en dicho grupo de intereses. De ahí el origen de la universidad: universitas, que significa asociación de todos, de una misma escuela, organización colectiva dirigida para procurar los medios del estudio.
      Las universidades no sólo eran centros de enseñanza, eran también lugares de investigación y producción del saber, foco de vigorosos debates y polémicas, lo que a veces requirió de las intervenciones del poder civil y eclesiástico, a pesar de los fueros de los que estaban dotadas y que las convertían en instituciones independientes.
      Estas corporaciones o universitates tendían a asegurarse una autonomía cada vez mayor, hasta constituir una comuna dentro de la comuna, obteniendo de las autoridades supremas inmunidades y privilegios frente a las autoridades locales. Así obtuvo las primeras concesiones la Universidad de Bolonia. Cuando se arrogaba un derecho, simplemente se abandonaba en masa la escuela y se trasladaban a otra parte. De esta forma se dio origen a las universidades de Padua, Oxford, Nápoles, entre otras. 
      La transformación cultural generada por las universidades ha sido resumida de este modo: en 1100 la escuela seguía al maestro; en 1200 el maestro seguía a la escuela. Las más prestigiosas recibían el nombre de Studium Generale, y su fama se extendía por toda Europa, requiriendo la presencia de sus maestros, o al menos la comunicación epistolar, lo que inició un fecundo intercambio intelectual.
     Saber esto no es ocioso. Entender el fundamento de la universidad puede dar indicios sobre qué y cómo elegir. No debería verse a estos centros de enseñanza como simples expendedores de títulos; por lo tanto un estudiante no tendría que buscar un papel. El deber de quien desee continuar sus estudios se haya en desear y promover las reflexiones profundas, que van más allá de solo saber hacer cosas. Un estudiante que egrese de la universidad debería poder responder a para qué se hacen las cosas. Entonces, si la universidad que se busca puede ayudar a un estudiante en dicha tarea quiere decir que la elección es la adecuada.  

lunes, septiembre 03, 2012

Los retos de una educación pertinente


Autor: José Vicente Hurtado Herrera
          Publicado: en Lado B, 28 de agosto de 2012

     Hemos iniciado el ciclo escolar 2012-2013, millones de niños, adolescentes y jóvenes han regresado a las aulas a continuar con su proceso educativo, y junto con ellos miles de profesores continuamos con nuestra labor educativa, retomamos el reto de ser cada vez más pertinentes a los tiempos que vivimos y por tanto a los educandos con quienes tenemos oportunidad de trabajar.
     Diversas experiencias a partir del comienzo de clases me permiten reflexionar en los retos que tenemos en la educación, retos que se van actualizando, que van adquiriendo nuevas expresiones, y que necesariamente me llevan a cuestionarme sobre la pertinencia de las instituciones educativas, y en ellas la pertinencia de la labor de quienes dedicamos nuestra vida a la docencia. Comparto son ustedes algunas de estas experiencias provocadoras.
     Desde un par de semanas antes del inicio de las clases, mi pequeño hijo de 2° de primaria contaba con gran emoción los días que restaban para regresar a la escuela, particularmente por la novedad del cambio de institución, que dicho sea de paso responde a la necesidad de sus papás de ofrecerle un ambiente educativo que promueva el gusto por aprender y no sólo la obligación del mismo, pero preguntándole entendí que su emoción también respondía a las expectativas por lo nuevo que iba a aprender, por los nuevos compañeros, por lo que sus maestras (os) le enseñarían.
En este mismo sentido, mis ex alumnos de la preparatoria que en el ciclo escolar pasado egresaron y que ahora vuelven siendo alumnos de la universidad, me platican de lo emocionados que están con sus carreras, además del mucho trabajo que tienen. Parece que les vale la pena esforzarse por algo que están descubriendo interesante, que les gusta y que se vislumbran ejerciendo profesionalmente.
     En ambas experiencias me sorprende el gusto, la emoción y motivación que los chicos expresan por ir a la escuela, a la universidad. Sin duda que la motivación nace del interior de cada persona, pero también plantea el reto de hacer de la educación una experiencia interesante, significativa y claramente disfrutable, y en este sentido se buscan diversas alternativas para cambiar el paradigma.
En la búsqueda de alternativas por la educación, la capacitación de profesores es un espacio privilegiado en el que tengo el gusto de participar. Mis estimados colegas con los que estoy trabajando me han mostrado en las discusiones que tenemos en el aula, en la reflexiones que expresan en sus trabajos, la pasión que muestran por su labor; sólo desde esta pasión puedo entender que a pesar de que muchas de sus escuelas no cuentan con la infraestructura necesaria para trabajar. Sin embargo, su compromiso por hacer de la educación algo realmente significativo en la vida de sus alumnos es lo que les impulsa para seguirse capacitando, para dejarse cuestionar y superar así su posible zona de confort. Ciertamente tenemos un sistema educativo nacional con grandes vicios, con profundos rezagos, pero también tenemos en muchos de los profesores personas deseosas de mejorar su práctica educativa, pues cuentan con un gran valor que ningún curso les puede dar: la pasión por educar.
     Otro acontecimiento fue el lamentable incidente ocurrido hace un par de semanas en la Ibero, en donde un chico lastima con un arma blanca a una chica y se lastima posteriormente a sí mismo. Fue un evento lamentable en muchos sentidos, particularmente para los jóvenes implicados pues no será fácil recuperarse de lo vivido, incluso para aquellos que fueron testigos del acontecimiento. A pesar de tratarse de un incidente entre particulares, el reto educativo es innegable, es una invitación a repensar lo que venimos haciendo en las aulas respecto a temas como la violencia, las relaciones de pareja, la salud emocional y otros, sin caer en visiones dramáticas y apocalípticas; parece que este es un reto no sólo para la Ibero a partir de lo ocurrido, sino para las instituciones educativas de Puebla, del país, pues lamentablemente ninguna institución está exenta de este tipo de incidentes.
     La nueva disposición de la Subsecretaría de Educación Básica para la implementación en todo el país de la Cartilla de Educación Básica, en la cual se consignará el progreso de los estudiantes desde una visión cualitativa y cuantitativa de los aprendizajes, ello se expresará mediante una letra que se asentará en la cartilla, dejando de la lado el uso de números. Esta noticia toca uno de los elementos centrales de la educación como lo es la evaluación, pues parece que estamos lejos de pensar que ésta se limita a la aplicación de un examen al final del período y así determinar los avances del alumno. El trabajo por competencias nos invita ampliar lo horizontes en la forma de evaluar.
     Los retos que tiene la educación para estar a la altura de los tiempos sin duda que son muchos, pero en las experiencias y acontecimientos mencionados en este escrito recapitulo sólo algunos de ellos: la motivación del alumno, la educación significativa, la capacitación docente, la pasión educativa, la violencia y la educación para la paz, la evaluación de los aprendizajes. Seguramente éstos no son los únicos retos que tenemos en la educación, pero sí algunos de los más acuciantes en los tiempos que vive el país. Ojalá no seamos indiferentes ante las evidencias que nos muestra la realidad, y que nos comprometen a ser profesionales en nuestra labor, pues lo que está en juego es la vida de niños y jóvenes, la vida de un país, y la satisfacción de reconocernos como auténticos educadores.





Como escudo y como lanza


Autor: Mónica Lorena Palafox
Publicado: e-consulta, 29 de agosto de 2012

Cuando una pareja toma la decisión de separarse, no es más que la punta del iceberg de una complicada trama de elementos que no se han podido armonizar. Lamentablemente en estos complicados momentos, los hijos son usados como escudo o como lanza, para protegerse o lastimar a la pareja, con quien desde hace mucho tiempo, no se ha podido entender.
         No es extraño encontrarse que durante los diferentes momentos de un proceso de separación, los cónyuges culpan a la pareja sin asumir su responsabilidad en el conflicto, en tanto que el niño se muestre irritable, ya que el divorcio si bien es un problema de adultos, él se lo explica desde la lógica infantil. A este estado de ánimo subyacen otras emociones como el temor a ser abandonado, finalmente uno de los padres ya se fue de casa, y no es extraño que para no lastimarlo, un día cuando regresó del colegio las cosas del progenitor ya no estaban. Culpa si queda en su memoria la imagen de ellos discutiendo por su comportamiento. Tristeza por la pérdida de la familia en la que se había desarrollado.
         Una familia disfuncional da como resultado un síntoma que puede reflejarse en cualquiera de sus miembros, pero el más sensible es el niño, quien mostrará falta de atención y por consiguiente dificultad para prender, orinará la cama, se mostrará violento en casa y el colegio, renuente a respetar las reglas, los pequeños insistirán en pasarse a la cama de la madre. Frecuentemente se encuentran inmersos en las disputas por sus gastos, los tiempos y horario que pasará con el padre los fines de semana, vacaciones y fiestas navideñas; entre otros asuntos.
           Pero ¿Cuál es la génesis del problema?......
           Todo inició cuando dos desconocidos empezaron a experimentar una agradable sensación de bienestar. Ahora quienes antes formaban parte de su mundo, como la familia, los amigos, los compañeros de trabajo, pasaron a un segundo término, todo gira en torno esa persona ¡tan especial! mantienen contacto por cualquier medio, necesitan de escuchar su voz; se dan los buenos días por teléfono para preguntarle ¿cómo amaneciste mi amor? ¿Qué piensas hacer? y tener la oportunidad del encuentro. Bajo este estado alterado de la conciencia "el enamoramiento" que se siente pero no se entiende, los enamorados seleccionan a la pareja, atribuyéndole las cualidades que desearían y minimizando los defectos con la esperanza de que por amor, el otro cambiará. Hacen caso omiso a las advertencias de quienes los rodean, y la oposición de los padres, se convierte en el motivo que los une.
            Bajo ésta fantasía, los novios toman la decisión de hacer una vida en común, con la esperanza de que por amor recibirán, atención incondicional, ser necesarios para el otro, bienes materiales, respeto, fidelidad, apoyo en los momentos difíciles, ser valorado y muchas cosas más. Es común que los futuros esposos no hayan vivido todas éstas condiciones en el matrimonio de sus padres, pero esperan que en el suyo sea diferente.
            En ese contexto y de acuerdo a los valores y creencias que han aprendido de sus familias de origen darán significado a la religión, trabajo, dinero, y los hábitos de la vida cotidiana por lo que de no contar con el recurso de la negociación y la flexibilidad, sus expectativas se transformarán en, enojo, desengaño, tristeza, se sentirán una víctima.
            Así mismo para tener una familia armónica, se requiere valoración positiva de cada uno de sus miembros; comunicación directa y sincera; normas claras, humanas, flexibles, y apropiadas para cada etapa de la vida; relaciones entre los miembros basadas en la confianza, respeto y amor.
             La familia como un ser vivo, pasará por diferentes etapas que implican la superación de ciertos retos, que de no ser adecuadamente resueltos, es probable que precipiten una separación.
            El desprendimiento y encuentro que se da desde en inicio del matrimonio a la llegada del primer hijo. Es una etapa donde los problemas se centran en el descubrimiento de la pareja como tal. Ambos tienen una forma "NORMAL" de ver el matrimonio según lo vivido con sus padres y que difícilmente les funcionará en la nueva relación.
           Con la llegada de los hijos se crean abuelos, tíos, padres, la relación de pareja se convierte en triada y hay que abrir el espacio físico y emocional que ocupará el bebé. Con frecuencia los abuelos quieren actuar como padres. La pareja tiene ahora una tarea que nadie les ha enseñado "la crianza de los hijos" además que económicamente es un periodo muy difícil.
            La adolescencia se vivirá con problemas emocionales serios, si durante la niñez no se les encontró salida adecuada. Los padres buscan que sus hijos sean lo que ellos no pudieron ser y los hijos por su parte tienen necesidad de hacer mas cosas fuera de la casa. La relación de la pareja es ya más rutinaria y las normas de la casa ya no funcionan; ya que ellos y los adolescente enfrenta muchos cambios tanto físicos como intelectuales
            Ahora que se han comentado de forma breve, los elementos a los que se ven expuestos quienes como pareja enfrenta la complejidad de la familia, al separarse, ven frustradas la fantasía que crearon en torno a su vida en común, por lo que en sus disputas pone a los menores en la postura de, escudo o lanza de sus resentimientos.


Decisiones que me acercan a mi libertad


         Autor: Gonzalo Inguanzo Arteaga

Publicado: Puebla on Line, 29 de agosto de 2012

¿Cómo acercarme a mi libertad? Seguramente todos estaremos de acuerdo en aceptar la necesidad intrínseca de cada ser humano por sentir y expresar que es libre.
    Comparto la idea de que la libertad está en relación directa con un proceso volitivo personal y donde tiene injerencia el contexto en el que nos desenvolvemos. La libertad puede ser entendida como el poder que tiene el ser humano de regir su conducta hacia fines que él mismo se ha propuesto, sin ser coaccionado por ninguna fuerza externa o interna. Las externas muchas veces las podemos definir y describir; sin embargo, en el caso de las fuerzas internas, en repetidas ocasiones no son percibidas.
     Más allá de las diferentes concepciones que puedan existir desde la filosofía particular de cada quien, es importante aceptar que el ser humano es más libre en la medida que su vida está mediada por más de una opción a elegir. Cuando decide por una opción buena, de acuerdo a su naturaleza humana, lo hace crecer como persona e inclusive ayuda a aquellos que están involucrados en su espacio o contexto de vida; considero que está ejerciendo positivamente su libertad. Para poder tomar una decisión correcta las personas deben primero ser responsables. Me permito citar textualmente las palabras de David Isaacs quien decía "ser responsable es aprender a tomar decisiones y responder por los actos realizados u omisiones hechas por uno mismo, sea que hayan sido voluntarios o no, sin importar si éstos fueron planificados de manera personal o grupal".
     En este sentido, la responsabilidad nos permite asumir las consecuencias de nuestras decisiones buscando que los que nos acompañan en nuestra vida sean beneficiados, o por lo menos, no sean perjudicados. Actualmente se observa una cierta tendencia a pensar en la libertad como "la expresión única de nuestra individualidad", pero no debemos perder de vista que hacer lo que a cada uno le parezca mejor para sí mismo puede estar alejado de un criterio de responsabilidad social o de comunidad. Si nuestra decisión perjudica a alguien más o a uno mismo, entonces debemos preguntarnos si no es momento de reflexionar sobre algo más que nuestro propio bien. La libertad integra los valores con el deseo, esa gran fuerza oculta que pone en movimiento nuestra vida psíquica. Integra el querer ser con el deber ser.
     Parafraseando a Pablo Latapí, expresar la libertad nos debe acercar a la autonomía moral, debe interpelarnos en relación a dónde y con quién nos construimos como personas en pleno crecimiento. En la libertad se potencian el carácter, la inteligencia y lo afectivo. Actuar bien traerá más felicidad a la persona libre y por tanto dueña de sí misma.
     Considero que tanto los padres como las instituciones de educación debemos educar en la responsabilidad, permitiendo que nuestros hijos o alumnos asuman las consecuencias de sus actos, sean buenas o malas; dejar que tomen algunas decisiones pero también exigiendo que cumplan con sus responsabilidades como hijos, hermanos, estudiantes y seres humanos. Buscar aminorar los resultados desagradables que pueda acarrear una falta de responsabilidad en un ser humano, más allá de lo que nos dicte el sentido común, implicará dependencia, falta de criterio propio y, por tanto, los estaremos alejando de la libertad.
     Tomar la decisión correcta no es fácil, usualmente parece más sencillo el camino más corto, aquel donde la mentira piadosa o el engaño por omisión nos tienta. Hay que enseñar con el ejemplo el camino de la verdad, el trabajo arduo y la honestidad. Creo que es en este camino en donde podemos encontrar la verdadera recompensa de la vida, aquel donde nos quedamos realmente convencidos de cuál es nuestra verdad, no una que se tenga que explicar a través de argumentos positivistas, no una verdad absoluta y aceptada por todos; no, me refiero a esa verdad que nos hace sonreír al darnos cuenta de nuestra plenitud no convencional, la verdad que al final de cuentas nos hace libres.


Cada quien haga lo que le corresponde para que la evaluación sea un éxito


Autora: Laura Angélica Bárcenas Pozos
Publicado: Síntesis Puebla, 25 de agosto de 2012

Esta semana inicia el curso escolar 2012-2013 y más o menos en abril se llevará a cabo la evaluación de los alumnos y del sistema educativo a través de las pruebas ENLACE o EXCALE, así que es pertinente establecer una reflexión acerca de qué hacer para que los resultados de dicha evaluación sean un éxito y no recarguemos esta responsabilidad sólo en los profesores.
 Por supuesto, los alumnos tienen la responsabilidad más importante en este proceso, pues son ellos quienes aprenden, así que es necesario que quieran aprender y que pongan en juego todos sus recursos, personales y así como materiales para que se apropien de conocimientos, desarrollen habilidades, trabajen con actitudes, etc. Por su parte, los profesores deberán trabajar con estrategias innovadoras, diversificadas y pertinentes para favorecer que sus alumnos aprendan; para esto, los docentes deberán planear el proceso de aprendizaje, evaluar y retroalimentar a sus alumnos, construir ambientes de aprendizaje propicios, continuar preparándose en la tarea docente y en lo que enseñan, además de mantener buena comunicación con sus alumnos, con los padres de éstos, con sus compañeros y con sus directivos.
Los padres de familia también tienen un compromiso con la educación para que sea de calidad, es decir, deben apoyar a los alumnos para que cumplan con la actividad académica y deben darles los espacios, materiales y tiempos adecuados en casa para realizar sus tareas. Igualmente deben supervisarlos y deben garantizar que los estudiantes estén bien alimentados, duerman lo suficiente y se desarrollen en ambientes sanos para enfrentar la tarea académica.
         La SEP debe dar los medios necesarios y pertinentes a las instituciones educativas en cuanto a infraestructura para que la actividad académica se pueda llevar a cabo, más o menos, en igualdad de condiciones y también debe planear y llevar a cabo la actualización de los docentes. Sería recomendable que hiciera una simplificación administrativa. El SNTE por su parte tiene la obligación de defender los derechos laborales de sus agremiados considerando la formación de éstos en la asignación de sus funciones. Sería conveniente que se revisara el salario que reciben los docentes y los descuentos que se les aplican.
       Si cada quien hace lo que le corresponde seguro los resultados de la evaluación serán un éxito.


¿A quién pertenece la información?


Autor: José Rafael de Regil Vélez, si quieres conocer más datos del autor haz click aquí
Publicado en: La Primera de Puebla el 31 de agosto de 2012

Entre los años 2010 y 2011 el portal Wikileaks –fundado en 2007- puso al alcance de cualquier usuario de internet cientos de miles de documentos generados por distintos gobiernos, que habían sido manejados de forma reservada, aun cuando su contenido debiera ser de interés público. Se desató la polémica, que aún perdura en estos días: ¿tienen derecho los ciudadanos a conocer la información que les atañe, pero que sus autoridades circulan de manera secreta?
                Por distintos motivos en mayo pasado universitarios generaron un movimiento social que hoy conocemos como “Yo soy 132”. Una de sus principales y originarias demandas fue que la sociedad tuviera acceso a la información que necesita para poder tomar decisiones en los asuntos que le atañen. Los estudiantes señalaban que las empresas propietarias de los medios de comunicación daban al público datos según sus intereses de negocios y no en función del bien público. Y la discusión se amplió: ¿la información es propiedad de las empresas?
                Hoy Julian Assange enfrenta problemas con la justicia de Gran Bretaña y Suecia acusado de delitos sexuales en tanto el gobierno de Ecuador le ha concedido asilo al considerar que tras los intentos judiciales europeos se esconde una decisión de tipo político por haber sido el editor que permitió la publicación de los documentos obtenidos por Wikileaks. “Yo soy 132” se encuentra en el vaivén de la etapa que transcurre en el proceso electoral mexicano actualmente. Aparentemente vivimos días en que dejaron de ser noticia sensacional.
Lo uno y lo otro -y su ausencia mediática inmediata- pueden distraernos de una de las preguntas de fondo planteadas por ambos casos: ¿A quién pertenece la información? Su planteamiento y posible respuesta implican de alguna forma el tipo de ciudadano que cada quién puede ser, de esa magnitud es la situación.
Hace algunos ayeres, cuando el columnista Alberto Barranco Chavarría era mi maestro de historia del periodismo en la Escuela “Carlos Septién García”, nos contaba del origen de la prensa allá en los albores de la modernidad y lo remitía al surgimiento de las “Gazzetas”, hojas publicadas por impresores italianos para circular ágilmente noticias, gracias a la reciente invención de la imprenta.
El surgimiento de lo que hoy conocemos como prensa escrita está indisolublemente ligado a la expansión del comercio propia de los siglos XVI y XVII. Los mercaderes instalados en los puertos como Venecia enviaban a los barcos provenientes de las indias o del Oriente emisarios que tomaban nota de las mercancías. Cuando estos regresaban a tierra firme se imprimían las “Gazzetas” y a la mañana siguiente se distribuían con celeridad entre la población, ávida de las noticias que portaban. Es verdad, también, que aquellas antiguas hojas informaban de asuntos de las ciudades. Sin embargo, su sustento se debía a lo primero, antes que a  lo segundo, y el impresor claramente designaba lo que quería publicar.
Con lo anterior se puede decir que la difusión masiva de la información nació bajo la propiedad del dueño del medio. Muy pronto entró en la jugada el poder político al percibir el potencial de la prensa: la censura siempre existente tomó nuevas dimensiones y nacieron los medios de comunicación oficiales. La información, ahora estaba en manos, también, del aparato estatal.
Y en ese contexto las personas se vieron enfrentadas a la tentación de considerarse consumidoras de los impresos que les eran ofrecidos, como cuando se va al mercado y se toma la manzana o la pera en un puesto u otro porque eso es lo que se puede comprar, lo que está a disposición de quien vende. El surgimiento de alguna forma de la radio y también de la televisión y el cine confirmaron esa primera forma de ver las cosas: medios o estado propietarios; ciudadanos, consumidores.
Hoy, en una cultura de la superficie y del fragmento la tentación es mayor: la de quien se mira viviendo su vida como cuando se está frente del televisor rebosante de canales que podemos recorrer con sólo mover el dedo. Vemos lo que dice Televisa, atisbamos a TV Azteca o a Aristegui en MVS. Nos paseamos por los portales de El Universal, La primera de Puebla o cualquier otro medio impreso o digital. La Información nos impacta pero no nos sentimos sus dueños.
Esta postura de comprador o cliente que considera al Estado o a las empresas como propietarios de la información es muy riesgosa, porque nos enajena, nos hace ajenos de lo que nos compete y es todo lo que atañe a la solución de nuestros problemas.  Hay que abordar las cosas desde otra perspectiva.
Robinson Crusoe y el chico Marlboro –ese que salió en la publicidad de los cigarros- son personajes interesantes: solos contra el mundo, entre la vegetación tropical de la isla perdida o la inmensa llanura de los caballos indómitos, mirando impasibles el horizonte. Solo tienen un pero: no existen ni pueden existir.
Las mujeres y los hombres coexistimos, nos vamos siendo día a día con los demás, por ellos y para ellos. Buscamos a veces diferentes cosas para poder realizar nuestra vida, a veces las mismas. En ocasiones coincidimos y en otras disentimos. Y en medio de todo ello está la comunicación.
Nos comunicamos para poder comulgar: poner en comunión (común-unión) lo que necesitamos, lo que tenemos, lo que nos desborda y que de alguna manera nos sirve para seguir siendo humanos. Y esto que aplica en la amistad, la familia, las relaciones cercanas, es necesario en un nivel más amplio pero no menos fundamental: las cuestiones públicas.
En 1971 salió a la luz un texto conocido como Communio et progressio, del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales. En él se plantea magistralmente el tema: las personas acometen diversas acciones para construir una sociedad en la que puedan vivir con dignidad. Necesitan para ello comunicarse, tener los datos necesarios para decidir, para participar en los asuntos que les competen, para realizar la tarea política que les es propia. En esta perspectiva no es ético que los gobiernos y las empresas se pretendan dueños de la información: los ciudadanos somos y debemos ser sus propietarios pues sólo con ella podremos generar comunión y progreso.
Entendido esto cambian la forma de mirar las cosas y también las actitudes: no somos clientes de datos que seleccionan los que quieren de la oferta existente y que se conforman con la inexistencia decretada por el mercado o la razón de quienes dirigen las instituciones del Estado. Somos ciudadanos que podemos resolver los problemas que nos conciernen en los niveles local, regional, nacional e internacional y exigir a los medios que reconozcan que ese, y no otro es su papel. Son intermediarios entre lo que sucede y nuestro enterarnos. Somos responsables de informarnos y corresponsables de que haya información. Podemos formarnos para percibir críticamente lo que nos es comunicado; emitir nuestra opinión y ponderar la de los demás de cara a las tareas que tenemos pendientes en nuestro aquí y ahora con los ojos vistos en un futuro posible. Debemos exigir el cumplimiento de las leyes de acceso a la información pública.
Hoy podemos celebrar la existencia de las redes sociales, territorios en los que la comunicación puede fluir de otra manera. Sólo que hay que aprender a ser en ellas protagonistas, actores críticos, porque en ese terreno tan de moda no todo lo que brilla es oro y hay demasiada chatarra circulando por todos lados.
En cualquier caso hay que saberse dueños y actuar como dueños: lo que va de por medio son nuestras propias posibilidades de un mundo más habitable humanamente.

lunes, agosto 27, 2012

La conferencia olvidada


 Autor: Alejandro Ortiz Cotte

Publicado: en lado B, 21 de agosto de 2012

     El 26 de agosto se cumplirá el 44º aniversario de la inauguración de la Segunda Conferencia Episcopal Latinoamericana (II CELAM) celebrada en Medellín, Colombia, mejor conocida como la Conferencia de Medellín, simplemente. ¿Por qué es importante esta conferencia que se celebró hace tanto? ¿Por qué es importante rescatarla del olvido y de la ignorancia de tanto cristiano?
     Considerada como el “Concilio Vaticano II latinoamericano” por su importancia, es dónde la iglesia católica de américa Latina construyó una identidad propia, no en paralelo, ni en contradicción con su matriz madre (el catolicismo) sino como una forma concreta de ser católico desde las realidades especificas, especiales y únicas de Latinoamérica.
     La historia cuenta que algunos obispos latinoamericanos reunidos en Roma, durante el Concilio Vaticano II, se reunieron para discutir cómo iban a aplicar las importantes reformas que emanaban del Concilio, y aprovecharon el espacio para, también, expresar su molestia por un concilio universal que no tomó en cuenta las realidades latinoamericanas y caribeñas, ya que ciertamente, predominó una “visión eurocéntrica” más que una visión global o universal. Por lo cual, decidieron crear una conferencia que tuviera el impacto del Vaticano II pero a nivel latinoamericano. De ahí que la conferencia de Medellín en 1968, así como su documento conclusivo que lleva el mismo nombre, son la “carta magna” donde nacerá la Iglesia latinoamericana, la iglesia popular, la iglesia de liberación. Aquí la Iglesia católica del continente aprendió a vestir con sus propios colores y sabores el proyecto de su fundador: el reinado de Dios.
     Y fue cuando el evangelio maduró en nuestras tierras, ya que después de la conferencia, la dinámica del Espíritu de liberación inundó toda América Latina, empezaron a surgir nuevas formas de ser iglesia -como las comunidades eclesiales de base-, nuevas maneras de acercarse al pueblo de Dios –como la religión popular, las misiones a las periferias, las comunidades insertas, etc.-, nuevos espacios de estudio –como el Instituto Pastoral latinoamericano (IPAL) o como los círculos bíblicos-, nuevos cantos –como la misa nicaragüense-, nuevos encuentros y nuevos sueños. Pero sobre todo ocurrió el milagro, casi imposible de realizarse en tiempos actuales: los sacerdotes, los obispos, las religiosas, siempre tan lejos del pueblo y tan cerca de Roma, caminaron al revés y encontraron en el rostro del pobre la imagen del Dios vivo y resucitado que tanto anhelaban.
     Ante tanta libertad las cadenas eclesiásticas estorbaban, por lo cual la iglesia latinoamericana empezó a quitarse aquellos ropajes que les impedía expresar el amor y la justicia de Dios. Los sacerdotes se volvieron obreros y campesinos como en los primeros años de la iglesia, las monjas salieron de sus conventos para cantar y orar en las villas miseria, crearon colegios y hospitales para pobres, pusieron sus casitas en las favelas, en las periferias; no tenían esas camionetas que hoy les estorban para vivir su votos, caminaban y se transportaban como el pueblo. Era lindo viajar en el “bus” junto con el padrecito o junto con la hermana. Las celebraciones litúrgicas se volvieron una “mesa compartida”, llenas de cantos y colores, las parroquias se volvieron centros de solidaridad engendrando los primeros centros de derechos humanos del continente. Olía a Reino de Dios.
     Esto que parece tan normal y consecuente con los mensajes del Vaticano II y con el mismo evangelio, dio un tremendo susto en la curia romana, el centro del poder eclesiástico en Roma. Y dio más cuando África y Asia querían imitar a América latina buscando sus propios colores, bailes y formas para vivir su catolicidad. Así que rápidamente, para impedir que el virus del evangelio se volviera una epidemia, desde Roma pusieron un plan para acabar con esta primavera eclesial. En cuatro años después, -en 1972- ya había todo un equipo, para contrarrestar a la iglesia latinoamericana. Desde las oficinas de la conferencia Episcopal latinoamericana, liderada por el obispo colombiano López Trujillo, personaje oscuro y poco cercano al evangelio, nacía la estrategia neoconservadora que por décadas se dedicaría a golpear a la iglesia popular. Este obispo empezó a tumbar todo lo que oliera a liberación: cerró seminarios actualizados y cercanos a la gente, clausuró institutos de pastoral que utilizaban las ciencias sociales para conocer y diagnosticar la realidad, calló a teólogos y expulsaba a todo aquel que pensara diferente a él, se alió a los dictadores para perseguir a los “revoltosos” (en aquella época rojos, hoy ya no importa el color), en pocas palabras un verdadero demonio.
     Como la lucha no cedía, la iglesia romana votó por un Papa para mantener la misma línea, un Papa que olvidó los evangelios y adoptó, como libro de cabecera, el derecho canónico, un Papa que por más que viajó por el mundo entero no lo conoció ni mucho menos lo comprendió. Su asesor y mano derecha, un ex teólogo de vanguardia, será el nuevo inquisidor de la iglesia latinoamericana, el tendrá el suficiente poder para callar, humillar y expulsar a los sacerdotes comprometidos, a las monjas pensantes y críticas y a los laicos no serviles. Su premio muchos años después será el papado actual.
     Recordar este momento eclesial es traer viento fresco a nuestra caminar como iglesia. No olvidarlo es mantener el sueño de que sí es posible vivir el proyecto de Jesús de Nazaret. Mantener este ideal es seguir siendo subversivos como lo hizo nuestro fundador.
     Los católicos honestos con el evangelio, que buscan una renovación eclesial, deberían conocer y estudiar el documento de Medellín, ahí encontrarán las semillas que hicieron posible que en América latina, aunque sea por algunos momentos, el continente luciera los bellos colores del Reino de Dios.