lunes, enero 12, 2009

Familia… ¿todavía?

Autor: José Rafael de Regil Vélez
Publicación: Síntesis, fecha pendiente

Hay ciertos temas que aparecen sobre la mesa reiteradamente. Su pertinencia estriba justamente en que no son de moda, sino que brotan de las necesidades que los humanos experimentamos para poder construirnos personas en contextos que cambian rápidamente.

Uno de ellos es, ciertamente, el de la familia. Lo trae a colación de forma especial la realización del VI Encuentro Mundial de las Familias, iniciativa eclesiástica que en esta ocasión tendrá lugar en el Distrito Federal, de los días 14 al 18 de este mes.

Este encuentro se da en un contexto en el que muchísima gente propugna la importancia de la familia en la formación del individuo y en la creación de un tejido social menos raído que el que nos ha tocado vivir.

El problema viene cuando una afirmación tan abstracta como “la familia es la célula, el punto de partida de la vida del individuo y la sociedad” trata de ser interpretada en contextos complejos y de alta movilidad, como los nuestros.

Recientemente escuché a uno de los voceros de la referida reunión mundial responder a la pregunta de un periodista radiofónico sobre qué opinión le merecían las familias en las cuales sólo hay en la cabeza una mujer que hace veces de padre y madre. El eclesiástico respondió en tono de “compasión” que desgraciadamente en el mundo de hoy hay cosas que son contra la naturaleza, como las de las mujeres solas con hijos y que había que apoyarlas, pero que habría que aspirar a tener familias con hombre, mujer e hijos… es lo que se “debe”.

Dígase lo mismo cuando se señala que “la familia ha de permanecer unida”. He conocido familias en las cuales hay altísimos niveles de violencia que derivan bien en falta de respeto, bien en indiferencia y relaciones poco constructivas de las personas, pero que permanecen “en bola”, porque eso hacen las familia bien.

Me parece que el asunto no es así de fácil: hablar hoy de familia requiere nuevas consideraciones. Tenemos a la mano un capital enormemente rico de reflexiones científico sociales, psicológicas, filosóficas para darnos a la tarea de identificar qué es lo que hay que apuntalar en eso que llamamos familia, más allá de moralinas.

Familia: ¿todavía? Yo me respondo que sí, pero entendiendo que no se trata de algo monolítico, dogmáticamente definido; sino de una realidad viva que construimos cada uno de nosotros para encontrar un espacio de crecimiento personal que permita relaciones sociales más humanizadoras. Y para ello no se valen las fáciles recetas de cocina.

No hay comentarios.: