jueves, febrero 10, 2011

La innovación en las escuelas

 Autora: Sofía Reynoso Brito y Teresa Eugenia Brito Miranda 
Publicado: La primera de Puebla, 01 de febreo de 2011
     La escuela es una de las instituciones que cambian muy poco. Por ello, los niños y adolescentes la encuentran cada vez más alejada de sus intereses. Se dice con frecuencia que los niños de hoy son muy distintos de los de hace 20 ó 50 años. De ahí que la pregunta que nos hacemos es si es posible hacer innovaciones o cambios en la escuela y por dónde se puede empezar. Un tema muy complejo pero es posible poner algunos puntos sobre la mesa.
     Cuando se trata de distinguir entre educación tradicional y educación innovadora, se piensa en ellas como si fueran opuestas. Sin embargo resulta que lo tradicional no es tan viejo y lo innovador tampoco es tan nuevo. ¿Es posible que haya innovaciones dentro de la escuela tradicional? Depende de lo que consideremos que es la educación tradicional. Si por escuela tradicional entendemos un espacio en donde las bancas están acomodadas viendo hacia el pizarrón y el maestro es el que dirige al grupo, asignando tareas y transmitiendo la información que él mismo elige, y los alumnos tienen pocas oportunidades de participar activamente y tomar decisiones, entonces se puede hablar de la necesidad de innovar dentro de lo tradicional. Depende del rol que tome el maestro al dirigir el trabajo, si deja de dictar y esperar que los alumnos reciban información, ya estará innovando.
    La innovación se asocia también con la introducción de un medio, particularmente tecnológico. Sin embargo, como dicen los especialistas, aunque los medios son necesarios, no son en sí mismos los que revolucionan el proceso educativo. Lo que va a cambiar la educación es la manera de utilizar el medio. Podemos poner ejemplos de políticas educativas en donde se ha intentado que el medio haga el cambio, pero que en realidad no ha contribuido a una verdadera innovación educativa. Es el caso de la “Enciclomedia”.
     La duda está en que realmente esté revolucionando el método utilizado, y que con ella se logre una mayor calidad educativa. Ya se implementó el programa y no se logró el cambio que se esperaba, pero el gasto ya está hecho. Sin embargo es posible que a partir de ese medio se pueda buscar un cambio, una verdadera innovación. Será un proceso más largo. Para dar este paso es necesario que los directores, los maestros, los padres de familia y también los alumnos reflexionemos acerca de qué manera se puede aprovechar este medio para mejorar la calidad educativa, analizar si soluciona el problema que se tenía antes y de qué manera se puede utilizar la innovación para avanzar.
     Algo muy importante a considerar es que los involucrados suelen resistirse a los cambios que parecen amenazar las seguridades básicas, sobre todo cuando no se han entendido suficientemente o cuando son obligados a cambiar sin ser considerados en etapas previas a la operación. Es fundamental abrir espacios de reflexión, donde los profesores sean capaces de cuestionar las propuestas, así como su propia práctica docente. Se requiere que analicen las necesidades que podrían estar solucionando con la innovación así como las nuevas necesidades que surgen al introducirla. El observar cuidadosamente las resistencias nos ayuda también a entender cómo se pueden abordar mejor las innovaciones y a que los docentes las comprendan y sientan la necesidad de llevarlas a cabo.
     Los especialistas hablan de al menos tres perspectivas a considerar en una innovación: la tecnológica, la política y la cultural. Dichas miradas nos pueden ayudar a interpretar y comprender mejor los procesos de innovación. En la educación es importante considerar la visión que tiene la comunidad sobre sus necesidades, e involucrarla en el proceso de cambio, la mirada cultural es esencial.
     A nivel de aula la pregunta sería: ¿Quién es un profesor innovador? Aquel que tiene pasión por lo que hace y logra contagiarlo, hace de la innovación algo cotidiano en el aula. Se preocupa por conocer lo que otros han hecho para entender lo que se hace de cara al futuro, al mismo tiempo que se deja guiar por su sentido común para promover el aprendizaje en sus alumnos. El énfasis lo pone en la preocupación por cada de sus estudiantes. ¿Es posible esto cuando las condiciones no son favorables? La cuestión no es simple. Sin embargo, conocemos casos de maestros que han desarrollado estas características en circunstancias adversas.
     El corazón de las innovaciones educativas, está en sus actores. En el aula de la escuela básica, los actores principales son los docentes porque son los promotores y guías del proceso de enseñanza-aprendizaje. Sin embargo la gestión juega también un papel central. Si los directores no confían en sus docentes, los espacios de creatividad se reducen.
     Si queremos que nuestros niños y adolescentes no cambien la escuela por las calles y sus riesgos, es necesario que reflexionemos sobre los cambios e innovaciones que pueden marcar la diferencia en sus vidas. Como directores, docentes o como padres de familia necesitamos participar en innovar la escuela.





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