jueves, febrero 10, 2011

Primero la teoría luego la práctica: tentación irresistible

Autora: Luz del Carmen Montes Pacheco
Publicado: E-consulta, 01 de Febrero de 2011
 
     Hace unas semanas me inscribí a un taller para profesores. Se supone que un taller es más práctico que teórico. Las primeras diez horas incluyeron ocho horas de "teoría" y a lo mucho dos horas de práctica. Hago un paréntesis para aclarar que la acepción de "teoría" que se maneja aquí es el conjunto de conocimientos necesarios para llevar "algo" – lo que sea – a la práctica; acepción que difícilmente se encontrará en un diccionario pero que permea constantemente la práctica educativa tanto de los profesores como de los estudiantes.

     Sigo con el ejemplo del taller. En esas ocho horas de "teoría", el instructor se la pasó hablando de todo lo que veríamos el resto del taller, tuvimos dos ejercicios de media hora y retroalimentación sobre cada ejercicio, de media hora también. Las diez primeras horas fueron una introducción a las siguientes treinta horas del "taller"; esto es, 25 % del tiempo fue introducción.
     El segundo módulo no fue tan diferente y para el tercer módulo abandoné el taller. A pesar de que entre módulo y módulo (de diez horas cada uno) teníamos que ejercitarnos con un compañero para practicar, no pude resistir estar sentada tantas horas viendo diapositiva tras diapositiva y escuchando la explicación del contenido de cada una de ellas.
     Desafortunadamente, este caso se repite constantemente en las aulas desde hace muchísimo tiempo. Haga usted memoria, ¿en cuántas de sus clases el profesor se pasaba el tiempo hablando para que usted sólo apuntara y después, si era necesario, lo llevara a la práctica con algunos ejercicios? Otras preguntas: ¿Sabe cuántas veces, para hacer una práctica de laboratorio, el profesor tiene que explicar primero la "teoría"? ¿Sabe usted que cuando un profesor pide a sus estudiantes un ejercicio sin explicitar los conocimientos necesarios para ello, los estudiantes protestan y afirman que el profesor no sabe y que no prepara su clase?
     ¿Cómo se puede hablar constantemente, en el medio educativo, de aprender haciendo y de aprender a aprender, si en la realidad no sucede? Hay dos supuestos muy fuertes que influyen en este problema: 1) que el profesor, quien domina el saber de su disciplina, es quien debe enseñar al estudiante y 2) que para poder llevar a la práctica el conocimiento, primero hay que saber la "teoría". Por tanto, es una tentación casi irresistible, que un profesor empiece su clase con una exposición de conocimientos; que después resuelva uno, dos, tres, cuatro problemas o ejercicios para que por último, los estudiantes hagan ejercicios por su cuenta.
     Yo no creo que primero se deba aprender la "teoría" para después poder llevarlo a la práctica. Creo que la práctica y la "teoría" se retroalimentan mutuamente, nos llevan a un proceso más rico y aprendemos conocimientos cuya probabilidad de permanencia en nuestro bagaje es mayor que si sólo escuchamos y repetimos.
     Yo apuesto por las combinaciones, pues un cambio radical en el esquema del trabajo de docentes y de estudiantes, puede ocasionar caos y obstaculizar el proceso. Hay algunas posibilidades, de acuerdo a cada tema y de acuerdo al objetivo de aprendizaje:
    Que el profesor y los estudiantes resuelvan ejercicios con la ayuda de un texto y que aunque el profesor domine los conocimientos guíe al estudiante a buscar respuestas.
     Que el profesor diseñe experiencias de aprendizaje de tal manera que los estudiantes, por equipo, tengan que investigar para poder generar productos tangibles, como el prototipo de una máquina, un video, un blog, un sistema, etc.
     Que el estudiante proponga alguna práctica de laboratorio o un trabajo de campo relacionados con algunos de los temas de su programa.
     Que el profesor o los estudiantes seleccionen o simulen escenarios lo más parecidos posible al campo en que los estudiantes se desempeñarán laboralmente en un futuro que formen parte de la vida cotidiana.
     Para bajar la presión, de vez en cuando se pueden intercalar entre las actividades anteriores una que otra exposición, pues es el ambiente que más conocen los estudiantes – y en el que la mayoría de los profesores se sienten más seguros pues no hay incertidumbre en los resultados y en el proceso.
     Desde luego hay que considerar que las actividades sugeridas hacen suponer una evaluación diferente también, ya que no se trata de que el estudiante repita lo que el profesor le diga, sino que debe expresar de manera clara lo que hizo y lo que aprendió de ello.
     Por último, sólo la famosa y sabia frase de Albert Einstein: "La locura es hacer siempre lo mismo y esperar resultados diferentes"

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