martes, febrero 22, 2011

Un empeño que sigue valiendo la pena

Autor:José Rafael de Regil Vélez, datos del autor haz click aquí
Publicado: Síntesis Tlaxcala, 17 de febrero de 2011

     Hay algo que puede resultar todavía más conmovedor que la cara abstraída de un niño recorriendo vorazmente las páginas de un libro mientras su mente vaga por las historias que alguien le cuenta y que hoy pueden ser tan vivas como la imaginación lo permita: el rostro de un adulto igualmente absorto recorriendo los pensares y sentires a los cuales las grafías lo remontan.
      Y con-movedor está aquí dicho en lo más puro de su significado: lo que mueve en común. He visto a más de uno sentirse invitado a leer cuando otro lo ha hecho y comparte ideas, imágenes, historias con alguien más.
      Provocar la lectura es incitar no a reconocer grafías sino a inquirir en el mundo todo lo que desde allí nos habla de nosotros mismos, de lo que somos, de lo que podemos ser, de lo que soñamos ser…
      Hoy como ayer hay un empeño que sigue valiendo la pena: animar a niñas y niños, a mujeres y hombres a que no pierdan la inquietud por penetrar el mundo, por ver más allá de lo que a simple vista las cosas presentan; alentar a preguntarle a las cosas por qué vale la pena ser humano, porqué si por doquier pareciera haber malas noticias deberíamos seguir andando la vida rezumando humanidad; convocar para hablar de estas cosas con las otras y los otros que hoy como ayer han encontrado en lo que les rodea un universo de posibilidades, incluso las que abruptamente aparecen cuando se experimentan el absurdo, el fracaso, la muerte…
      Y en ese dialogar con los demás aparece la lectura como puente que distingue porque une y une porque separa lo que mujeres y hombres han encontrado lleno de significado para movilizarse día a día. En las letras Homero lleva al reconocimiento de sí en las peripecias de su Ilíada y su Odisea, Dante al recorrido de los propios infiernos o Dostoiewsky a la senda de los avatares de la culpa.
      Con no menos fuerza Aristóteles y Platón son buenos compañeros en las andanzas en torno a las preguntas sobre lo que puede dar sentido cuando irrumpen los claroscuros de la existencia o un científico como Hawking cuenta su breve historia del tiempo.
      El ser humano es curioso, preguntón y dialogador… Hay en el acto de leer una mezcla sugerente de estos elementos que abre a las personas a ser eso: las personas que pueden ser. Empeñarse en el fomento a la lectura es algo que bien sigue valiendo la pena.

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