lunes, diciembre 05, 2011

Las lecciones de PISA y el 2012: ¿Habrá por fin una reforma educativa real?


Autor: Martín López Calva, datos del autor haz clik aquí
Publicado: e-consulta, 29 de noviembre de 2011

     "El cambio educativo comienza cuando uno decide cambiar y cambia cuando uno cambia".
     Eduardo Andere.[1]
     A pesar de que la ley lo prohíbe, las pre-campañas de los aspirantes a la presidencia están ya en pleno desarrollo. Los llamados "aspirantes" aparecen continuamente en los medios de comunicación electrónica, en la prensa y en las redes sociales, además de estar presentando sendos libros donde formulan de una manera más o menos explícita su proyecto de gobierno para el próximo sexenio.
      De manera que no resulta ocioso o prematuro preguntarse por el lugar que ocupará la educación en las agendas de los candidatos y del futuro presidente o presidenta de México. ¿Habrá por fin, después de tantos intentos fallidos, una reforma educativa real que cambie de fondo las estructuras y reglas de funcionamiento de nuestro muy anquilosado e ineficiente sistema educativo? Como dice Eduardo Andere en la introducción de su libro sobre Finlandia y el éxito de PISA, el cambio educativo comienza cuando se decide cambiar y hasta ahora los gobiernos priístas y panistas que ha tenido el país en las últimas décadas no parecen haber querido el cambio a pesar de que cada período presidencial los discursos hablen de él.
      Hasta ahora los discursos de los precandidatos no se han caracterizado por priorizar la educación como un elemento fundamental para la transformación social que se ha mostrado en otros países. Sin embargo, como muestran muchos estudios incluyendo este libro, es posible, si se decide realmente cambiar la educación, lograr resultados en tiempos relativamente cortos y que estos resultados en la calidad educativa tengan un impacto en la transformación social.
      De manera que sería importante que los asesores de los candidatos presidenciales estudiaran a fondo las investigaciones realizadas y que la sociedad civil les exigiera incluir en sus proyectos de gobierno la reforma educativa urgente, como un elemento de alta prioridad.
      El libro de Andere muestra por ejemplo, algunos elementos cruciales que han sido la clave para el éxito del sistema escolar de Finlandia, que es el país que consistentemente ha ocupado el primer lugar en PISA. Estos cambios no implican un incremento al presupuesto destinado a la educación sino una reorganización radical de la manera en que estos recursos se invierten para lograr resultados educativamente relevantes.
      Algunos de estos elementos centrales son: Una real descentralización del sistema que otorga autonomía de decisión y gestión a los centros educativos, una política muy exigente y consistente de profesionalización de los docentes con una política de confianza en su labor, un currículo nacional basado en estándares meta cuyos detalles de instrumentación se dejan a las localidades, escuelas y maestros, y finalmente, un sistema educativo equitativo que centra sus mayores esfuerzos y atención a los educandos con más necesidad de ayuda pedagógica.
      La eliminación de las instancias burocráticas intermedias de supervisión escolar, el cambio radical de una ley que norma el currículo (de arriba hacia abajo) a una ley que surge del currículo y lo fundamenta (de abajo hacia arriba), la confianza y autonomía a los docentes después de una muy exigente formación universitaria y el énfasis en la equidad en el aprendizaje son elementos que han contribuido al éxito educativo de Finlandia y que podrían ser instrumentados si hubiera en México una verdadera decisión de cambiar y si los funcionarios responsables del gobierno educativo cambiaran sus criterios y perspectivas.
      Un gobierno educativo a cargo de la SEP, un sindicato fuerte pero orientado a la defensa de los intereses legítimos de los docentes y no a las decisiones de política educativa, un cuerpo docente altamente calificado a partir de una reforma a las instituciones y procesos de formación de profesores y una real descentralización que otorgue facultades a los maestros y a los directores con la participación de los padres de familia en el incremento de la calidad educativa serían posibles si el escenario cambiara y el magisterio no fuera solamente un surtidor de votos que negocia el candidato aliado a cambio de cargos públicos y los educandos no fueran vistos meramente como entes pasivos a indoctrinar para que todo siga igual.






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