lunes, enero 30, 2012

¿Ha muerto la fotografía?


Autor: Ramón Felipe Tecólt González
Publicado: La Primera de Puebla, 25 de enero de 2012

     Soy un apasionado de la fotografía y afortunadamente me tocó aprender el proceso “analógico” del revelado y la impresión así como el proceso digital. Aunque la fotografía moderna no se compara en ciertos aspectos a la tradicional, es triste observar cómo, al paso de los años, se va perdiendo este arte tan sublime.
     Era emocionante entrar al cuarto obscuro y hacer mil malabares para extraer la película del pequeño “rollo” para posteriormente realizar otro tanto para lograr insertar la cinta en el carrete del tanque de revelado de forma correcta. Vaciar químicos, dar volteretas (al tanque), aplicar baño de paro, de lavado y fijador para finalmente sacar la tira entera de negativos. Después, cortarlos de seis en seis, hacer la famosa hoja de contacto y seleccionar las fotos ganadoras para ser ampliadas. Tiras de prueba era el paso siguiente para obtener el tiempo exacto para realizar la tan ansiada ampliación. Recuerdo que lo que más me emocionaba era ver cómo iba apareciendo poco a poco mi fotografía en el papel para finalmente darle una lavadita en agua y poner a secar al aire mi obra de arte, o al menos así lo consideraba un servidor. Un proceso largo y muy “romántico” por el que había que pensar previamente la imagen que se deseaba plasmar en el papel. Para los que aprendimos en el cuarto oscuro la experiencia es imborrable e insustituible, pero no por eso considero que deba de resistirse a la nueva técnica, ya sea definitiva o sólo como transición a algo más que todavía no imaginamos.
     Hemos entrado en la era digital y ella en nosotros. No somos lo que fuimos. La fotografía está alcanzando su fin en la misma medida en que se está ampliando gracias a un medio que evoluciona dentro de ella. La fotografía digital es una repetición fluida e inconsciente de imágenes; es capturar momentos por capturar momentos, no se le piensa, no se le siente. Algunos fotógrafos artísticos continuarán usando los “viejos” procesos y probablemente éstos trabajos serán más costosos al irse convirtiendo en más raros, pero la mayoría está migrando al formato digital. La técnica digital permite la experimentación y se puede intentar cualquier número de efectos sorprendentes.
     La fotografía digital no sólo es una innovadora manera de capturar imágenes, sino que proporciona nuevas técnicas para realizar la postproducción después de la toma. Se está convirtiendo la fotografía interdisciplinaria, ya no es necesario contar únicamente con los conocimientos que un fotógrafo análogo posee, además hay que tener conocimientos en cómputo, Photoshop o algún otro software de edición de imágenes. Tom Ang acertadamente señala que la velocidad y comodidad con que la fotografía digital consigue copias finales la convierten en la respuesta a casi todos nuestros deseos.
     En una economía basada en la imagen, la técnica digital abarca un campo enorme: consigue producir deseo, fomentar el consumo, entretener, educar, dramatizar la experiencia, documentar los sucesos del tiempo, celebrar la identidad, informar y desinformar, ofrecer evidencia. Se ve con ansiedad cómo un conjunto de procedimientos tecnológicos nuevos socavan una tradición práctica de representación visual, una práctica que ha sido esencial en la experiencia de las culturas modernas. El fotógrafo moviéndose por un mundo social y físico, un “ojo” formado y especializado, con una cámara que se consideraba una extensión de su cuerpo observador, y luego el cuarto oscuro en el que se practicaban otra serie de destrezas artesanales se ha transformado en la pequeña caja de plástico de la computadora personal. En este nivel, se expresan el temor por la posible desaparición de las habilidades, funciones sociales y las responsabilidades políticas asociadas a la vocación o a la profesión del fotógrafo. Lo que creo está en juego es mucho más que un cambio tecnológico en el modo de crear imágenes, la fotografía al ser manipulable, ha perdido esa sensación de documento y evidencia; y es cierto, lo primero que me pregunto al ver una imagen es ¿qué tan retocada o manipulada está? Y si no concuerda con nuestra percepción o se encuentra fuera de nuestro conocimiento técnico, pues lo más sencillo es aseverar que es digital con un sentido de menosprecio.
     Hace varios años se preguntaban si algún día la fotografía digital remplazaría a la análoga y también muchos afirmaron que esto jamás sucedería del todo. No obstante, somos testigos de cómo la foto tradicional se extingue debido a las cada vez más altas resoluciones y precios cada vez más bajos; una prueba de lo anterior es la reciente quiebra de la Kodak, empresa con 124 años de existencia y pionera en este ámbito. Creo que la fotografía no ha muerto del todo, simplemente estamos viviendo parte de su evolución, sigue siendo un arte maravilloso, no importa la técnica o tecnología que se prefiera, siempre y cuando se tenga el suficiente conocimiento técnico y la pasión por expresar.












No hay comentarios.: