martes, enero 14, 2014

El fenómeno de Penélope y la formación integral

Autora: Laura Angélica Bárcenas Pozos datos de la autora haz click aquí
Publicado: lado B, 17 de diciembre de 2013

     En algún otro artículo he escrito de la importancia que tiene para el desarrollo de hábitos escolares en niños de preescolar y primaria, la participación de los padres. Entre estos hábitos está el de la lectura, que es difícil trabajar, pero que de lograrlo ayuda a desarrollar en los niños habilidades de pensamientos que resultan muy significativas en el desarrollo cognitivo.
     Sin embargo este propósito es difícil de lograr por muchas cosas, una porque muchos de  los padres no tienen este hábito, es decir nunca lo han desarrollado y resulta difícil que ellos lo fomenten en sus hijos. A pesar de esto, es importante que tomen consciencia del papel relevante que juegan en la formación académica de sus pequeños y que hagan un esfuerzo por desarrollar, tal vez junto con ellos este hábito.
     Por otro lado, hay un factor económico para que esto no sea una realidad. Los libros cuestan y mucho. Es claro que en un país de muchos millones de pobres, la compra de libros no es una prioridad en las familias, sin embargo los padres, podrían organizarse con la familia extensa para que los niños puedan intercambiar sus libros con primos y heredarlos a sus hermanos más pequeños. Lo mismo puede hacerse con los vecinos.              Siempre estableciendo de común acuerdo, esta posibilidad de intercambio para no generar problemas vecinales. Incluso pueden organizar un fin de semana, un mercado de libro en donde haya más un trueque que una compra venta; en donde no importe el valor económico de los libros, sino el valor del interés por leer algo nuevo.
     Por otro lado la escuela puede ser un promotor de intercambio de libros, lo que quiero decir es que la escuela puede organizar una vez durante el ciclo escolar, una actividad dedicada al libro, en donde los niños puedan llevar algún libro e intercambiarlo con algún compañero, de modo tal que cada niño obtenga un libro que no haya leído. También puede permitir que los libros del programa nacional de fomento a la lectura sean llevados a las casas de los menores y devueltos cuando hayan sido leídos. Por otro lado, se podrían buscar patrocinios para la compra de textos de literatura infantil y juvenil, además de que estos podrían intercambiarse entre los alumnos a lo largo del curso.
     En el último de los casos, al menos leer las lecturas de los libros de texto. Estas son buenas y tienen el mismo efecto que cualquier historia. Sin embargo es importante que los niños diversifiquen sus lecturas. Esto ayudará a que incrementen su vocabulario; es decir, cada vez que el niño se encuentre una nueva palabra en un texto, preguntará que qué significa eso, es conveniente que los padres le resuelvan la duda y si ellos mismos no saben el significado de esa palabra, podrían ir juntos a un diccionario para indagarlo.
     El poder de las palabras es de vital importancia en el desarrollo cognitivo de las personas, no solo porque da posibilidades de comprender mejor y de comunicarse, sino porque permite profundizar en el entendimiento de lo que se aprende. Ayuda a establecer relaciones entre personajes y situaciones, además de a seguir el hilo de una historia. También permite identificar inconsistencias,  hacer analogías,  imaginar escenarios,  interpretar lo que dice el autor.
     Es decir, al leer una persona está trabajando con sus habilidades mentales, las está desarrollando y eso permitirá que los niños vayan teniendo aprendizajes más sólidos. No solo van a comprender lo que leen en textos académicos, sino las explicaciones que les dan sus profesores y la información que encuentran en texto escolares.
Además si desde pequeños empiezan a trabajar con el desarrollo de sus habilidades cognitivas, alcanzarán cierta madurez neuronal que les permitirá avanzar en su desarrollo académico. Y no puedo dejar de mencionar que la lectura favorece el desarrollo de la escritura pues son de esas acciones que van de la mano, cuando se trabaja con una, se desarrolla la otra.
     En otros artículos he insistido en la necesidad de que profesores y padres trabajen de común acuerdo para que el desarrollo cognitivo, psicológico, moral y físico de los niños y jóvenes se logre a cabalidad. Sin embargo hay una permanente insistencia de estos actores por responsabilizar al otro de que esto no sucede. Hace poco un sacerdote jesuita nos señalaba, en una reunión de padres de familia del Instituto Oriente, que está a cargo de esta congregación; que la escuela vive el fenómeno de Penélope y que lo que ellos tejen en el día, los padres nos dedicamos a destejerlo en la tarde-noche.
     Así que padres y profesores, caminemos el puente que nos separa, establezcamos las redes de colaboración que necesitamos tejer para el bien del desarrollo de nuestras niños y adolescentes, en términos específicos y para el de nuestro país en términos amplios. No podemos seguir trabajando cada quien para su santo, mostrando a nuestros hijos y alumnos que hay dos realidades. Requerimos unir nuestras fuerzas, si en verdad queremos revertir los resultados de las pruebas estandarizadas, si realmente queremos que nuestros hijos y alumnos alcancen un buen desarrollo integral, si queremos que las condiciones en nuestro país empiecen a cambiar. 

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