jueves, febrero 23, 2006

ESTRUCTURAS DISIPATIVAS y SOCIEDADES SUSTENTABLES

Autor: Benjamín Ortiz Espejel
Publicación: la jornada de oriente, 23 febrero 2006.

¿Quién iba a imaginar hace 5 años, que emergerían democracias de izquierda en América Latina? ¿Quién imaginó el derrumbe y posterior levantamiento del pueblo argentino? ¿Quién imaginó que los indígenas de Ecuador asumirían su propia historia? ¿Quién imaginaba siquiera el triunfo de un indígena a la presidencia de Bolivia? ¿Quién imaginó que tras 47 años seguiría vigente, pese al más terrible bloqueo la sociedad socialista cubana? ¿Quién iba a pensar que precisamente durante la época del mundo unipolar el imperio más poderoso de la tierra se tambaleara ante las fuerzas de la naturaleza?
Novedosos y recientes avances de la ciencia contemporánea han revelado la ineludible situación del ser humano inscrito en un universo de evoluciones, crisis e inestabilidades, de esta forma las ciencias de la naturaleza se toparon, de frente, con lo que había sido el pan diario de las ciencias sociales: lo inasible, lo indeterminado, lo cambiante, lo complejo, lo dinámico. Este encuentro ha sido reconocido por el eminente premio nobel de química Ilya Prigogine, quien considera que el hecho primordial, en lo que a la posición de las ciencias en la problemática global de nuestra época se refiere... es el acercamiento entre ciencias físicas y ciencias humanas. Este acercamiento ha sido propiciado por los avances de la mecánica cuántica y de la dinámica cuántica, a partir de las cuales se logra atribuir el papel crucial de la «irreversibilidad, de la historicidad» y su incidencia en los procesos de «autoorganización, de creatividad» en todos los ordenes de la vida social y natural. Debe señalarse, sin embargo, que Prigogine y sus colaboradores hacen un reconocimiento explícito al aporte proveniente de las ciencias sociales a la construcción de este puente entre las ciencias. En particular, son categóricos sus reconocimientos a la sociología y a la economía, a la teoría de la información y, particularmente, al «estructuralismo» de Saussure y de Lévi-Strauss.
Prigogine sugirió que el terreno en el cual se pueden encontrar "útilmente" las ciencias naturales y las ciencias humanas puede ser el de la "teoría de los sistemas, a condición de precisar considerablemente este término" Esta sugerencia da fundamento para la hipótesis, de que las relaciones naturaleza-sociedad puede ser entendidas en términos de «sistemas culturales complejos» y que estos sistemas, a su vez, pueden ser descritos como «estructuras socioambientales disipativas», reguladas según los principios de la termodinámica lejana del equilibrio. Se trata de estructuras sociales que al mismo tiempo que disipan calor en sus procesos de intercambio ecológico, productivos y de consumo, generan nuevos órdenes de intercambios simbólicos sociales alternativos al modelo dominante de desarrollo.
Uno de los campos que pueden ser estudiados desde esta perspectiva es la emergencia a nivel mundial de las múltiples organizaciones de la sociedad civil que se “autoorganizan” y “amplifican” por el resto del planeta en favor de la construcción de lo que se ha denominado como sociedades sustentables.

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