Autora: Mtra. Laura Rodríguez M.
Publicación: e-consulta, 11 abril de 2007
Las actuales tendencias en materia de educación plantean a los profesores un reto difícil de enfrentar: centrar el proceso educativo en el aprendizaje. Esto convierte a los docentes en constructores de ambientes de aprendizaje.
Muchas son las propuestas relativas a la generación de ambientes de aprendizaje, en los cuales los alumnos asuman un papel activo y vayan desarrollando aquellas competencias que les permitirán mantenerse vigentes en los ámbitos laboral, social e incluso personal.
Un factor clave para que los alumnos asuman la responsabilidad de su propio aprendizaje es la motivación. Para que los alumnos se comprometan con la adquisición de conocimientos, con el desarrollo de habilidades y destrezas y asuman actitudes y valores necesarios en su formación escolar y universitaria y, posteriormente, en su desempeño laboral es fundamental que se sientan interesados e incentivados a aprender.
Desde la enseñanza activa hasta el uso de las nuevas tecnologías aplicadas a la educación, existen diversos intentos y propuestas para mover la voluntad de los alumnos hacia el aprendizaje. Pero ¿Qué es lo que verdaderamente les ayuda a aprender?
Del 26 al 30 de marzo se realizó una encuesta a 189 alumnos de la Universidad Iberoamericana, de diversos semestres y carreras, en la cual se les preguntó qué estrategias de enseñanza les ayudan a aprender. Cada alumno podía anotar más de una estrategia. Los resultados de esta encuesta son los siguientes:
Cincuenta y un alumnos mencionaron la realización de visitas a organizaciones y el desarrollo de prácticas relativas a su profesión como las estrategias que más les ayudan a aprender. La estrategia mencionada en segundo lugar se refiere al desarrollo de temas a través de exposiciones en las que se propicie la participación activa de alumnos, profesores e incluso invitados de amplia trayectoria en su campo profesional, mencionada por treinta y nueve alumnos de la muestra.
Treinta y tres alumnos consideran que el desarrollo de actividades y trabajos en pequeños grupos, mediante el uso de técnicas grupales son favorables para el aprendizaje. En cuarto lugar, veintitrés alumnos de la muestra mencionan el planteamiento de casos y ejemplos de la vida real, emanados de la práctica cotidiana de la profesión como un buen medio para aprender.
Después encontramos el desarrollo de sesiones con apoyo de recursos audiovisuales y multimedia para facilitar el aprendizaje, de acuerdo a la opinión de catorce alumnos. La realización de tareas, lecturas y ejercicios ayuda a aprender de acuerdo a la opinión de doce alumnos. Finalmente, seis alumnos mencionan el desarrollo de investigaciones y la elaboración de cuadros y mapas conceptuales como recursos interesantes para el aprendizaje.
Como vemos, hay preferencia por las estrategias que favorecen el aprendizaje situado, activo y participativo aunque la diversidad de propuestas nos invita a considerar la combinación de métodos y técnicas de enseñanza para favorecer el aprendizaje, tomando en cuenta al seleccionarlas la naturaleza de la asignatura que se imparte, las características de los alumnos y los recursos espaciales, temporales y humanos con los que cuenta cada institución.
Salir de las aulas, insertarse en la comunidad, desenvolverse en el mundo real con la guía el profesor son demandas de los alumnos que permiten el logro de los objetivos de aprendizaje.
Aunque estos resultados no pueden ser considerados como significativos debido al número limitado de la muestra, da pistas para saber hacia dónde dirigir nuestra práctica docente. Mejor aún, constituye una invitación para que los profesores de los distintos niveles educativos les preguntan a sus alumnos qué les ayuda aprender. Ellos son los que mejor saben qué los motiva y anima al aprendizaje. Preguntarles puede ahorrarnos mucho tiempo y hacer más efectiva la enseñanza y, por supuesto, el aprendizaje.
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