lunes, octubre 20, 2014

Una mamá normal

Autora: Ma. Teresa Abicharred Fernández
Publicado en Síntesis, el 15 de octubre de 2014

Mami, te amo demasiado, me dijo mi hija Marian un día que íbamos camino al colegio. 
-Demasiado no, hija, demasiado significa más de lo que se merece, le contesté.
-Si fueras una mamá normal -replicó- hubieras contestado yo también.
-¿Por qué crees que no soy una mamá normal?
-Porque sabes muchas cosas, te gusta leer, eres catedrática y también escribes. Eso no es normal. Tú no eres una mamá normal porque te pones a dar explicaciones sobre el significado de las palabras y eres mercadóloga, y vas al súper y analizas las marcas. La mayoría de las mamás que conozco se quedan en su casa y salen con sus amigas o ven televisión, y tú no, concluyó
                   Esa idea se quedó en mi cabeza y ha rondado mis pensamientos durante varias semanas. ¿Será que el estereotipo de ama de casa y mamá de los anuncios de revistas y televisión de los años sesentas, que muestran a una mujer perfecta que cocina, está al pendiente de las tareas de sus hijos y espera a su esposo perfectamente arreglada y con una sonrisa sigue predominando en estos tiempos? 
                  La realidad económica y social de este país muestra un panorama distinto: De acuerdo con un estudio del Consejo Nacional de Población (2013), de los 27.9 millones de madres en el país, 13 millones son económicamente activas y se desarrollan en todos los sectores de la economía, esto es, casi la mitad de las madres en México trabajan fuera del hogar. De ellas, el 48.7 por ciento cuentan con instrucción media superior y superior. 
                 Según los datos anteriores, hay dos tipos de madres que se pueden considerar normales: las que trabajan y las que son amas de casa. Y ninguna es mejor que la otra, son sólo circunstancias y estilos de vida. En lo personal, me encanta ser el referente para mis hijos, poder explicarles el entorno de la empresa y por qué una marca ha salido del mercado o cuáles son sus derechos como consumidores. Gracias, Marian, por inspirar este artículo que muestra que tú tampoco eres una hija normal.

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