viernes, octubre 10, 2014

Repensar la familia

Autor: José Rafael de Regil Vélez, si quieres conocer más sobre el autor, haz click aquí
Publicado en Síntesis, Tlaxcala, el 09 de octubre de 2014, en la columna Palabras que humanizan

La nuestra es una cultura cambiante, cosmopolita, que se ha ido construyendo a partir de una realidad tornada cada vez más compleja. Los significados y valores se van transformando.
                En alguna ocasión Carlos Velasco Arzac, un amigo jesuita fallecido hace un lustro, me contaba que en la década de los años cuarenta su mamá era odontóloga en el DF. La cédula profesional que tenía para ejercer el oficio era apenas la tercera extendida a una mujer en el país... ¡En ese entonces era francamente inusual que las mujeres estudiaran la universidad, cuando en el 2010, según datos del INEGI, había más mujeres entre 20 y 24 años estudiando que hombres!
                70 años atrás las médicas, las odontólogas, las universitarias en general y sus familias tuvieron que situarse ante lo que sus contemporáneos consideraban no solo inusual, también inmoral, contrario a las costumbres de las señoritas bien: dejaron de ver la casa como el único lugar para su desarrollo y empujar para que se les reconociera capaces para hacer vida universitaria y profesional, que no fuera como profesora de preescolar o primaria.
                Como en el caso que compartí, va habiendo aspectos de la realidad que dejan de caber en los moldes que utilizamos cotidianamente para comprenderlos y valorarlos: el papel de las mujeres y los hombres en los hogares, el significado de estudiar una carrera cuando la mayor parte de los egresados universitarios no ejercen aquella profesión en la que fueron formados, el significado de la participación política, de la función del consumo en la existencia humana, por traer al papel algunos cuantos. Repensarlos ha dado siempre la oportunidad de situarse o volverse a situar ante ellos. La familia no es la excepción. 
               Es indudable que en nuestra época lo familiar no es lo que solía ser. El número de divorcios sobrepasa por mucho lo que los bisabuelos pudieran haber imaginado; la institución del matrimonio civil tiene una validez social irrevocable en tanto que el religioso está mal visto en muchos ambientes y en otros se practica mayoritariamente por costumbre o superstición.  Las familias monoparentales son muchas y ya no son estigmatizadas como antes, en tanto que las legislaciones locales comienzan a dar cabida a los matrimonios entre cónyuges del mismo sexo, primero pasos de lo que vendrá en materia de seguridad social, adopción, patria potestad.
               Urge repensar, reflexionar y si fuera necesario resignificar la familia con sentido de discernimiento, de visión crítica de lo que humaniza en las condiciones actuales de lo que podría no hacerlo y a partir de ello conducir nuestras acciones personales, comunitarias, sociales y políticas. 
                 Me consta que hay formas de familia extendida que despersonalizan de alguna manera a sus miembros, pues es más importante la familia como un todo que cada uno de sus miembros y en ese sentido se permiten situaciones de violencia, de agravios, de machismo y a quienes toman postura en contra de ellas se le segrega del núcleo familiar... ¿Esta primacía de lo familiar a raja tabla sobre lo personal es algo que humaniza? La pregunta, por lo pronto, vale la pena, y habría otras que hacer en temas todavía más complejos que están relacionados con esta institución fundamental de la sociedad.
                La Iglesia Católica romana, con el Papa Francisco a la cabeza y un grupo de obispos representantes de todas las iglesias particulares del mundo, se ha dado a la tarea de reunirse a hablar del tema para asumir los desafíos pastorales en los cuales hay que acompañar a las familias y sus miembros en este siglo 21, reconociendo que el contexto actual merece ser atendido, entendido, juzgado de hecho y valoralmente en sus implicaciones con el acompañamiento de las personas. 
                 En Roma se encuentran reunidos del 5 al 19 de este octubre los participantes en la III Asamblea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, que es preparatoria de otro más largo que acontecerá en el 2015 y que será la XIV Asamblea General del Sínodo de los Obispos, la cual concluirá con un documento en el que el sumo pontífice católico tomará postura y dará línea pastoral en temas tan controvertidos como la comunión de los casados que viven en otra relación, el acompañamiento pastoral de las parejas homosexuales, las distintas tipologías de lo familiar.
                Francisco sabe lo controvertido que es todo lo relativo a esta realidad, por eso en la inauguración de las sesiones de trabajo señaló a los sinodales "Una condición general de base es ésta: Hablad claro. Que nadie diga: 'Esto no se puede decir; pensarán de mí esto o lo otro'... Hay que decir todo lo que se siente con parresía... [...] hay que decir todo lo que en el Señor sentimos que tenemos que decir, sin respeto humano, sin miedo. Y, al mismo tiempo, se tiene que escuchar con humildad y acoger con el corazón abierto lo que dicen los hermanos.''
                Expresarse con libertad, escuchar, dialogar, debatir, enfrentar que hoy vivimos la familia en multiplicidad de contextos y de prácticas y que al hacerlo hemos de repensarla para situarnos humana y humanizantemente en una institución que pese a todo sigue siendo básica para que las personas hallemos calor de hogar, un lugar para aprender a ser quienes somos y en el que compartirlo a nuevas generaciones. Hay que darnos esta oportunidad, como se la dieron nuestros antepasados en otros temas como el rol de las mujeres, la vida profesional de las familias, la participación política de los ciudadanos, etc.
                El sínodo episcopal de la Iglesia Católica puede ser una invitación para sumarnos a una tarea urgente ante la cual debemos abrir mente y corazón, sabedores que hoy está en nosotros la responsabilidad de lo que será mañana: el rescate de las realidades humanizantes de la familia y la resignificación de las que ya no lo resulten tanto.

2 comentarios:

Das Cachifön dijo...

Creo que el debate podría también focalizar a los individuos que toman decisiones con respecto a su familia en el marco de redes de relaciones y medios de comunicación que empujan o marginan o condicionan esas decisiones, también

Víctor dijo...

Se debe tomar encuenta la necesaria evolución de las sociedades a partir de la redefinición de familia que aludes.
Saludos