Autora: Ma. Alejandra Díaz Rosales
Publicación: Síntesis, 16 de Marzo de 2006
A propósito de un texto de José Luis Corzo, un pedagogo español, titulado como este artículo, recupero una reflexión que me parece necesaria en este momento y es la de los múltiples contenidos que los acontecimientos actuales nos arrojan y son materia latente para aprender. Un hecho político, social o cultural lleva implícita una carga de elementos de concepto y valor dignos de ser desmenuzados para reconocer e integrar sus aportes en nuestra vida.
Las situaciones mundiales, los sucesos del día a día en nuestro territorio y más allá de la frontera, se nos ofrecen como temas interesantes que valdría la pena incorporar en nuestro amplio repertorio de aspectos abordables en las clases dentro de las escuelas; no importa el nivel educativo, la condición del desarrollo humano y de las sociedades, son objeto de atención, discusión y análisis tanto para los preescolares como para los universitarios y posgraduados.
Nuestro presente histórico nos pone en la mesa la posibilidad de aportar significados para nuestra vida y la de nuestros pueblos a hechos como la manifestación de más de 70 mil emigrantes el 10 de marzo en Chicago que se pronunciaron contra la Ley Sensenbrenner (el congresista Jim Sensenbrenner propone la construcción de muros en la frontera con México y penalizar a quienes ayuden a los indocumentados); o la toma de posesión de Michelle Bachelet, como primera mujer presidenta en Chile y con ello la balanza que se inclina en Sudamérica con una ciudadanía que lleva al poder a partidos o coaliciones de izquierda. La preocupación por el oro azul constituye ahora una prioridad en el mundo; algunos advierten que los conflictos políticos y religiosos serán influidos por la posesión de agua, alimentos y energía; ¿cómo aseguraremos el uso eficiente y sustentable de este recurso que por recomendación del Banco Mundial debe ser privatizado y comercializado?; asimismo interesaría comprender cuáles son los beneficios de que en nuestro país habite el hombre más rico de América Latina (Carlos Slim), mientras que un grupo de campesinos acampa en El Batán para evitar que les quiten el agua, por citar uno de cientos problemas que agudizan la pobreza en este lado del planeta.
Sería también interesante descubrir el sentido educativo y aprender de una iniciativa artística como la del grupo Les Souffleurs, activistas franceses que se pronuncian por la “desaceleración del mundo”, y quienes nos visitarán en abril para susurrar al oído de transeúntes en algunas estaciones del metro de nuestra capital, poemas de Verlaine, Paz y Sabines.
La lista de acontecimientos es vasta, compleja y se gesta en nuestra propia realidad; se nos ofrece como sustancia de trabajo para significar y resignificar, desde lo educativo, a la humanidad; este movimiento cotidiano, cercano y distante, se nos presenta asequible para los aprendizajes que requerimos. No es necesario aludir a la ficción para provocar pensamientos críticos, decisiones y actitudes específicas; la actualidad es un estímulo suficiente para aprender; es un complejo entramado que reta a las capacidades que hoy intentamos educar, o a las competencias intelectuales, sociales, físicas y afectivas que esperamos adquirir como aprendices.
Tiempo de cambio es el título de la más reciente exposición de Manuel Felguérez, un pintor y escultor mexicano que nos insinúa con su obra la incógnita de no saber a dónde vamos, pero reconocer que hay una fuerte transformación social. Con seguridad, un título y experiencia cultural que podemos transferir a la reflexión que hoy animó el título del libro de José Luis Corzo. Finalmente este es un tiempo además de cambio, de aprendizaje continuo.
El libro mencionado es:
Educarnos con la actualidad. No viene en el libro, pero entra en el examen; José Luis Corzo, PPC Editorial y Distribuidora S.A, Madrid, 2000.
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