Autor: Guillermo Hinojosa Rivero
Publicación: e-consulta.com.mx 23 agosto de 2006.
Aunque los proyectos de un candidato a gobernante difícilmente son algo más que buenas intenciones y deseos, conviene empezar a examinarlos y criticarlos antes de que, llegado el caso, en candidato tenga que empezar a cumplir.
El proyecto educativo de Felipe Calderón se puede encontrar en tres documentos disponibles en la página www.felipe.org.mx . La parte medular de la propuesta se resume en 10 puntos más algunas ampliaciones sobre la educación superior. Los documentos son: ‘Educación final.pdf’, ‘Resumen 10 propuestas educación.doc’ y la sección dedicada a educación y salud del documento ‘100 acciones prioritarias de gobierno Felipe Calderón’.
Los 10 puntos son:
Promover la creación de un fondo de financiamiento educativo para la educación básica, con recursos de la federación, estados, municipios y participación social.
Actualizar y mejorar los contenidos curriculares y métodos de enseñanza, enfocándolos al aprendizaje continuo y la aplicación práctica de los conocimientos adquiridos.
Garantizar la formación continua de los maestros y la realización de evaluaciones constantes y confiables del sistema educativo, estableciendo estímulos económicos y técnicos a las mejores escuelas y maestros.
Otorgar mayor autonomía a las escuelas, promover la rendición de cuentas y fomentar la participación de los padres de familia.
Promover la igualdad de oportunidades educativas entre grupos vulnerables de la población.
Invertir en infraestructura y material educativo de vanguardia para que nuestros niños, niñas y jóvenes puedan integrarse a la “Sociedad del Conocimiento”.
Ampliar la cobertura en los niveles preescolar y secundaria.
Impartir una educación con formación integral, que impulse valores democráticos, cívicos, de cuidado al medio ambiente, deportivos, artísticos y el gusto por la lectura.
Establecer la opción de escuelas de educación básica con horario extendido.
Garantizar escuelas seguras, sin drogas y sin violencia.
Las propuestas 3 y 4 implican cambios mayores en el sistema educativo mexicano, por lo que vale la pena comentarlas con más detalle.
De la propuesta 3 la parte más novedosa es la segunda, la que habla de realizar evaluaciones constantes y confiables del sistema educativo. En la explicación de esta propuesta señala:
“Establecer un sistema anual, permanente y público de evaluación en cada ciclo escolar en colaboración con los estados para que, con indicadores transparentes y verificables, se puedan comparar entidades, niveles, ciclos y escuelas, generando así incentivos a la competencia por el mejoramiento de la calidad en la educación.
Utilizar las evaluaciones para tener un diagnóstico preciso de la evolución de las políticas públicas implementadas en el sistema educativo de nuestro país, una correcta rendición de cuentas y una mejora continua del servicio educativo.”(Educación final, p. 7)
Establecer un sistema de evaluación de nuestro sistema educativo es indispensable; en buena medida, el atraso que padecemos en esta materia es por falta de evaluación. Ni la SEP ni el SNTE han aceptado nunca que sus resultados son deplorables. Más aún, cuando la OCDE evaluó a nuestros estudiantes, el entonces secretario de educación, Miguel Limón, trató de ocultar los resultados alegando que desanimarían a nuestros docentes.
El Sindicato, por su parte, no acepta responsabilidad alguna en los resultados y se limita a pedir más recursos para aceptar cualquier cosa que implique cambiar. La primera parte de la propuesta 3 ofrece ‘estímulos’ para garantizar la formación continua de los maestros. Está por verse si no es tirar dinero bueno al malo.
La propuesta 4 -otorgar autonomía a las escuelas, promover la rendición de cuentas y fomentar la participación de los padres de familia- es una magnifica intención pero implica una nueva ley federal de educación. Hasta ahora el poder de decisión de los padres de familia se limita a escoger de cuál sabor le dan el agua fresca al inspector que viene a presidir una junta.
Ni los maestros, ni los directivos, ni la SEP misma están dispuestos a ceder un milímetro en su poder de decisión sobre lo que pasa en las escuelas. Fueron los mismos maestros los que se opusieron ferozmente a ‘la modernización educativa’ que promovió Salinas de Gortari.
¿Qué falta en la propuesta?
Falta que la evaluación propuesta de nuestro sistema educativo, además de constante y confiable sea independiente de la SEP y del SNTE. Si el sistema de evaluación es realizado por alguna dependencia de la SEP, no servirá.
Falta profundizar en la descentralización educativa para aumentar la responsabilidad de los estados, de los municipios y aun de las juntas vecinales. Pero esto implica el desmembramiento del SNTE, por lo que parece casi imposible.
La buena amistad, y alianza de facto, entre Felipe Calderón y ‘la maestra’ Elba Esther, ahora más poderosa de lo que se atrevió a soñar Jongitud, hacen pensar que Calderón no intentará hacer reformas sin la bendición de la maestra; ella no aceptará nada que disminuya su influencia.
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