Autor: Dr. Martín López Calva
Publicacion: E-Consulta, 28 de agosto 2007
“Los poetas tienen cien veces mejor sentido
que los filósofos; aquellos buscando la
belleza, encuentran más verdades que estos
que buscan la verdad.”
José Ortega y Gasset.
En esta última semana de agosto se está realizando en nuestra ciudad un homenaje a Guillermo “Willy” Cabello, precursor del movimiento de teatro independiente en Puebla con la fundación del grupo “A trasluz” y gran promotor del teatro universitario a través del taller de la Universidad Iberoamericana que fundó y dirigió hasta su fallecimiento en el año de 1997.
La dedicación de un espacio en la Ibero Puebla que se llamará “Foro de las artes Guillermo “Willy” Cabello”, la presentación de un video-homenaje –“La irrenunciable locura”- y de un libro: “Guillermo Cabello: trabajo y testimonios”, la realización de lecturas dramatizadas, presentaciones de obras teatrales, conferencias y la transmisión por radio BUAP de “Sombra de la sombra”, uno de los montajes que Cabello produjo y dirigió con “A trasluz”, componen el programa de homenaje por el décimo aniversario de su muerte.
Este personaje que convoca a tantos exalumnos, actores, directores, músicos, escritores, universitarios, es sin duda suficientemente relevante por la huella que dejó en el espacio artístico poblano en el corto tiempo en que trabajó en nuestra ciudad, pero la faceta de Guillermo Cabello como educador universitario es un buen motivo para reflexionar sobre el papel que debe jugar el arte en la educación de las futuras generaciones.
Hoy que las escuelas públicas y privadas hablan de buscar una “formación integral” y que esta meta de la integralidad en la educación está presente incluso en el discurso oficial, resultaría importante indagar en la convicción educadora de Willy Cabello, en su idea del teatro como generador de reflexión crítica, de compasión humana, de búsqueda creativa y de mediación para el conocimiento de la propia cultura y la comprensión de culturas distintas.
Willy impartió durante varios años la materia: “El teatro como participación viva” en la Ibero Puebla, curso que le servía precisamente para comunicar a los estudiantes de todas las licenciaturas que optaban por esa asignatura dentro del área de integración, su visión del teatro y del arte en general como medio para acercarse a la comprensión del misterio humano.
Pero adicionalmente convirtió al taller de teatro en una herramienta didáctica hasta hacerlo parte indispensable de la reflexión universitaria. Cada semestre los profesores esperaban con interés pedagógico el nombre de la nueva obra a estrenar, la guía para preparar a su grupo para ver la obra y el momento de discusión posterior para el que el mismo Willy abría siempre un espacio al finalizar cada función o asistía incluso al aula para comentar con algunos grupos de materias distintas lo que la experiencia teatral les había comunicado.
Porque el arte, buscando la belleza descubre muchas veces más verdades que las ciencias o la filosofía que buscan la verdad. Esta era sin duda una profunda convicción que guió la vida y el trabajo de Guillermo en su trayectoria como profesor universitario y director de teatro, funciones que para él eran prácticamente inseparables.
Los tiempos de globalización que vivimos hoy en día están exigiendo preparar a los estudiantes para la comprensión de su propia cultura y el acercamiento en diálogo a otras culturas con las que convivimos cada vez más de cerca gracias a los medios de comunicación y a la creciente movilidad de las personas por el mundo. El arte, como bien señala Lonergan, es uno de los vehículos de significación más importantes, un vehículo de comunicación de significados y valores, un medio de comunicación cultural e intercultural.
¿Cuál es el papel que juega el arte en los planes de estudio de los distintos niveles educativos en México? ¿Qué tanto conocen, valoran y utilizan el arte los profesores como medio para promover el aprendizaje a través de la experiencia estética (el descubrimiento de verdades a través de la belleza)? ¿Qué presencia tiene el arte en los espacios físicos escolares o universitarios y en la vida cotidiana de las instituciones educativas?
Esta es una de las tareas reflexivas que tenemos que hacer si queremos realmente aproximarnos a una reforma educativa que sea una verdadera “reforma del espíritu” como señala Edgar Morin y que promueva, más allá de slogans, una auténtica formación integral.
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