miércoles, agosto 15, 2007

LA GRATUIDAD PARA SER, ESTAR Y EXISTIR

Autora: María Isabel Royo Sorrosal
Publicación: E-Consulta, 15/08/2007

En la Era del conocimiento, del acceso, del consumo, de la biotecnología… cuando más alejados nos encontramos de la inmediatez de la naturaleza, de nuestros círculos familiares y de nosotros mismos, en estos tiempos de complejidad desbordante, es cuando se acrecienta la necesidad de tomar conciencia y posesión de lo más nuestro, de lo más propio de nuestro ser, estar y existir humanos, como diría el filósofo y poeta Fernando Rielo.

No vamos a realizar aquí la propuesta, reflexión y argumentación de esa especificidad. Nuestra tarea será más sencilla: observar una de las características humanas que se nos presentan desde nuestra aparición en el mundo, la necesidad de la gratuidad.

Los seres humanos somos sujetos que recibimos la vida, lo más valioso, gratuitamente, como don, se nos es dado. Nuestros padres y la historia colaboraron en nuestro regalo; el que alguien nos ame de verdad decimos que no tiene precio; cuando hacemos algo de corazón, no esperamos una gratificación del otro aunque nos sentimos bien en nuestro fuero interno… La gratuidad, lo regalado está vinculado con ese ámbito de lo más humano que nos va haciendo más sensibles a nuestra realización interior, y a la realización del otro.

La gratuidad es una capacidad que todos poseemos pero que nos cuesta poner en acto porque es un desprendimiento, una donación de algo valioso y personal. La gratuidad requiere disposiciones activas para que se muestre con toda su fuerza creadora y reconstructiva de lo humano: es agente quien da y ha de ser agente quien recibe.

Adela Cortina, filósofa que ha reflexionado sobre la ineludible eticidad de los actos humanos y actividades de las instituciones, en una conferencia que impartió en nuestra universidad, proponía como responsabilidad universitaria, compartir graciosamente el sentido, la ilusión , la esperanza para hacer el mundo a la altura de los seres humanos. En esta trayectoria del paso de lo individual a lo social encontramos la necesidad de la articulación e implicación de los sectores político, económico y social en la responsabilidad de construir y desarrollar éticamente nuestro mundo.
El sector político que ha de hacer justicia y proteger los Derechos Humanos; el sector económico que asuma la responsabilidad y la complicidad de la tarea moral del mundo; y el sector social con tareas de ejercer la solidaridad y la denuncia de injusticias. La gratuidad ejercida desde las instituciones y los sectores nombrados humanizará el mundo donde poder ser, estar y existir mejor

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