Autor: Gerardo Reyes Guzmán
Pubicación: La Jornada de Oriente, 28 de Marzo de 2008
En su carácter de principales socios comerciales, tanto México como Canadá, no pueden esperar, sino ser afectados por el aletargamiento económico de Norteamérica. Para México, los primeros efectos se están dando vía diferencial de la tasa de interés (Estados Unidos vs. México) y paridad cambiaria. Una diferencia creciente de la tasa de interés a favor de México hace que fluya capital al país y aprecie la moneda. Con ello se encarecen las exportaciones y se abaratan las importaciones, lo cual ejerce presión sobre el déficit externo. Por el lado de la actividad productiva, el impacto deprimente se da vía cancelación de pedidos al exterior. Tarde o temprano el peso debe depreciarse, no solo para resarcir la pérdida de la competitividad exportadora, sino a consecuencia de una baja en la tasa de interés y su efecto en el nivel de precios. La historia reciente evidencia que la política monetaria en México no ignora la de los Estados Unidos, sino que la imita en aras de reducir el diferencial en la tasa de interés, pues de no hacerlo asumiría un nivel de apreciación en la moneda nacional insostenible. Por ejemplo, entre 2003 y 2004, cuando la tasa de interés de la Reserva Federal de los Estados Unidos se encontraba en 1%, la de México osciló entre 4% y 6%; a partir de junio de 2004, ambas tasas de interés inician una tendencia alcista; México alcanza su nivel más alto en mayo de 2005 con 9.8% y a partir de ahí comienza el descenso. En la actualidad, la tasa de referencia en México es de 7.5%, mientras que Estados Unidos recién bajó la suya el pasado 18 de marzo a 2.25%; por ello se piensa que el Banco de México bajará la tasa de interés a más tardar en junio de 2008.
Según informes del Banco de México y el INEGI, el crecimiento de las exportaciones en 2007 cayó a 5.5% en comparación con 15.4% y 11.6% en 2006 y 2005 respectivamente. El pasado diciembre de 2007, el déficit comercial fue de 2 mil 257 millones de dólares, monto considerado como el más elevado en un solo mes desde 1983. En este contexto se pudo constatar que la participación de las ventas de crudo en al exterior ha desplazado en parte a la caída de otros rubros exportadores, principalmente la manufactura y la industria maquiladora; ello significa hacer depender la estabilidad cambiaria en el petróleo, en un momento en que la producción nacional de crudo va en franco descenso.
La propuesta de explotar yacimientos en aguas profundas es una reacción de corto plazo y no estratégica; pues el problema que enfrenta el sector petrolero en este momento, deriva precisamente de haberle apostado a la explotación y venta de crudo, ignorando el desarrollo de la refinación, la distribución y la industria petroquímica. Así, con los precios del crudo alcanzando niveles record, las divisas que ingresan a México por venta de petróleo, se tienen que ocupar en cantidades crecientes para importar gasolina, gas natural y un nutrido número de petroquímicos.
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