viernes, marzo 08, 2013

Una nueva filosofía mundial


Publicado: Puebla on Line, 26 de febrero de 2013

     Actualmente estamos, hablo de la humanidad en general, viviendo una época de cambios. La civilización debe cambiar sino de lo contrario morirá. El propio ser humano ha creado las tecnologías suficientes para autodestruirse. Para evitar esta autodestrucción, tenemos, nosotros mismos, que concientizarnos para desarrollar el principio de corresponsabilidad. El ritmo de crecimiento tan acelerado que se ha dado en las últimas décadas ha generado un proceso de devastación que de continuar, para mediados del siglo en curso habrá desaparecido la mitad de las especies animales y vegetales.
      Puede existir un paradigma que puede ser esperanzador para este poco agradable futuro que nos espera como seres humanos, un ensayo nuevo a la especie homo-sapiens-demens. Una reingeniería del ser humano pero con más capacidad de compasión, sensibilidad y convivialidad. Hablo de un realismo materialista, donde todos participan, nadie es espectador. Un realismo donde se pretende entender la realidad como un objeto independiente al ser humano, una ilusión porque el sujeto no puede existir sin el objeto y viceversa.
     Existen cuatro realidades que estaban olvidadas y que lentamente regresan a lo humano.
     La primera es la categoría Tierra. La tierra es más que un astro inerte, es un sistema en lo que todo está inter-retro-conectado, es un superorganismo vivo llamado Gaia en el que cualquier insignificante cambio en sí mismo podría acarrear catástrofes, por los que la Tierra es vida, no sólo tiene vida sobre ella, sino que ella misma es vida. Hay que redefinir la relación hombres-Tierra para garantizar las condiciones para que ésta pueda subsistir y seguirse desarrollando. A esto se llama el principio de responsabilidad.
     El segundo elemento es el pathos o sentimiento profundo del ser humano. Poco a poco la racionalidad en el ser humano pasa a un segundo término. Hoy está volviendo a la cultura el sentimiento profundo, primero está el corazón después la razón. Actualmente se vive en un mundo cruel y sin piedad y que el problema no son los problemas mundiales típicos como son la economía o las finanzas, sino que es la falta de ese pathos. Este sentimiento profundo no es nada más que la humanización, la inclusión, la compasión como elementos regidores de las sociedades. La capacidad de la otredad, es decir, sentir al otro saliéndose de sí.
     Un tercer elemento es lo femenino, lo femenino como principio estructural de lo humano junto con lo masculino. Es pensar con el cuerpo, de captar totalidades, de sentir profundidades, de ser sensible a la vida, de tener cuidado con todo ser viviente y frágil, que es captar un mundo por detrás de éste, que es tener espiritualidad. Sensibilizar sociedades más sentimentales capaces de proveer protección a la vida es lo que brinda lo femenino a lo masculino.
     El cuarto elemento es la espiritualidad, alejada de la connotación religiosa o personal. La espiritualidad en este contexto es sentirnos parte de un todo. Es darse cuenta de que las cosas no son porque deben de ser y que están puestas aleatoriamente, sino que son pero en un perfecto orden, escritas en una gran partitura cósmica.
     Estos elementos pueden conformar una nueva filosofía basada en una conciencia más abierta, incluyente y espiritual para fortalecer un sentido más abierto y también una capacidad de organizar las relaciones humanas de una manera menos explotadora, a lo que yo diría, menos autodestructiva.

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