miércoles, marzo 20, 2013

Urge una transformación de la educación más que una reforma


Autor: Oscar E. Hernández López*
Publicado: en lado b, 14 de marzo de 2013

     La idea de la mente como almacén cuyo principal instrumento es la memorización, actividad mental que ha sido extremadamente exaltada en la educación tradicional, ha sido el faro orientador en la mayoría de las escuelas en todo el mundo, Bereiter (2005) con su noción de comprensión, pretende tanto superar esta idea reduccionista de la mente como fundamentar la noción de construcción de conoci­miento.
     Con esta teoría se puede trascender ese reduccionismo de la pedagogía tradicional que limita el concepto de aprendizaje a un tópico y a lo que se pueden enseñar y examinar directamente respecto a ese tópico bajo una metodología en la que las actividades se vuelven un fin en sí mismo; otra forma de este reduccionismo pedagógico consiste en limitarse a la expresión personal de lo aprendido y a la sensación que ese aprendizaje le produjo al alumno o lo que le hizo pensar.
     Estos planteamientos de Bereiter son una tremenda crítica a la educación vigente encasillada en esta teoría de la mente como alma­cén. Tal teoría predomina sobre la mayoría de las concepciones del aprendizaje constructivista. Aún prevalece un concepto de educación centrado en el paradigma de la adquisición (sobre todo de información que pocas veces se traduce en conocimiento) en el que abundan las estrategias centradas en el aprendizaje individual.
     Otra camisa de fuerza propia de la educación tradicional es la de cubrir los programas de estudio al 100% y revisar todos los temas que en ellos aparecen con un nivel igual de importancia. Tradicionalmente los cursos se organizan por temas, en algunas asignaturas secuencia­dos pero muchas veces no hay relación entre unos y otros, los criterios de selección son determinados por programas oficiales o particulares y muchas veces responden al índice de un texto, al sentir del profesor o comité que diseñó la materia, casi siempre son temas que se conside­ran relevantes según la profesión o área disciplinar y desde luego con el peligro de que estén totalmente aislados de las demás disciplinas, es decir, lo que prevalece es la excesiva parcelación del conocimiento, desconectado de la realidad, del mundo y de los problemas reales que en él se presentan.
     Pocas veces se toma en cuenta el nivel real de cono­cimientos que poseen los estudiantes y se supone un nivel general ho­mogéneo así como un grado de desarrollo de sus habilidades también homogéneo. El programa suele ser lineal, establecido para ser cubierto en un tiempo considerado adecuado pero que la mayoría de las veces resulta insuficiente y no permite adaptarse a los dinámicos cambios y diferencias que se presentan en el correr del semestre como suspensio­nes de clases, contingencias sanitarias, actividades cívicas, etc.
     La siguiente metáfora ilustra lo que sucede en un curso tradicio­nal cuyo programa está organizado por temas y se rige por las disposi­ciones educativas centradas en la cobertura de contenidos y la realiza­ción de exámenes basados en la memorización:
Metáfora del Microbús
     Juan es chofer de un Microbús de la ruta 13, debe salir a las 6:30 de la mañana de la terminal luego de que el supervisor le dé la autorización de iniciar su recorrido, debe completar éste en una hora con 50 minutos, si se adelanta o se atrasa recibirá una sanción, para toda infracción que cometa él deberá pagar la multa correspondiente y al final del día deberá entregar una cierta cantidad de dinero, es decir, “la cuenta”.
     En el curso impartido por la Secretaría de Comuni­caciones y Transportes para choferes del servicio público, le dijeron que el pasajero es lo más importante, que debe ser cortés, respetuoso y respetar el reglamento de tránsito. A lo que en realidad Juan se enfrenta es a que en ciertos horarios pico el tránsito es muy lento y “no le da tiempo” de hacer su recorrido según lo planeado, entonces como lleva prisa, se pasa los altos exponiendo al pasaje a un accidente, en algu­nos paraderos no recoge gente que le hace la parada porque no le da tiempo de detenerse y esperar a que aborden el microbús, a otros no los baja en el paradero sino luego de cruzar la calle porque “aprovecha” el siga del semáforo y no quiere exponerse a que por descender al pasaje en el lugar correcto, le toque el alto.
     A pesar de tantas reformas educativas, el maestro es un “Juan”, el chofer del microbús y los alumnos son los pasajeros que tienen derecho a un servicio de calidad lo que significa satisfacer las necesidades del pasajero (alumno) y ni el modelo y estado mecánico del microbús, ni los accesorios que pueda tener, constituyen la calidad en el servicio que debe recibir el pasajero, y por supuesto, calidad no significa soportar las prisas y malos tratos del chofer, es decir, el alumno no tiene porqué aguantar la falta de aten­ción, desgano, maltrato e indiferencia del profesor y en general del sistema educativo.
     Lo que se necesita en la educación del siglo XXI es organizar los cursos por procesos lo que implica varias cuestiones: el objetivo principal no debe ser el “cubrir temas” sino el lograr que los procesos sucedan en los estudiantes para lo cual se trabajan los temas, el centro de los procesos debe ser el alumno, no los contenidos ni las actividades y se debe procurar manejarlos de una manera holística de tal manera que se incluya a la persona toda, no solamente su cerebro o su memoria, según Nicolescu (1998) esto implica tres niveles o tipos de relación entre las disciplinas:
     La multidisciplinariedad, que consiste en que en el proceso, el problema o los temas son abordados desde el punto de vista de dos o más disciplinas.
La interdisciplinariedad que consiste en utilizar méto­dos o técnicas de una disciplina para resolver problemas de otra y
La transdisciplinariedad que desborda y trasciende las disciplinas y considera las necesidades del ser humano en todas sus dimensiones.
Se ha hablado de reforma educativa desde hace décadas, ahora se ha­bla de la modernización de la educación y en particular en el año 2009 ha entrado en vigor la Reforma Integral de la Educación Media Superior RIEMS, y en estos días estamos viviendo la aprobación de la última reforma educativa en el marco del pacto por México.
Referencias
Bereiter, C. (2002). Design research for sustained innovation. Cognitive studies.
Hernández, O. (2005). Desarrollo de habilidades cognitivas en educación a distancia usando internet. Tesis doctoral en educación. Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Cuernavaca, Morelos. México.
Morin, E. (1999). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro.Paris, Francia. UNESCO.
Nicolescu, Basarab. (2008). In Vitro and In Vivo. Knowledge – Methodolo­gy.En Transdisciplinarity: Theory and Practice. New Jersey, USA: Hampton Press.
Scallon, G. (2004). L’évaluation des apprentissages dans une approche par competences. De boek, Éditions du Renouveau pédagogique Inc. France.
Schonfeld, A. (1988). Problem solving in context(s). In R. Charles & E. Silver (Eds), The teaching and assessing of mathematical problem solving.Reston, VA: National Council on Teachers of Mathematics/Erlbaum.
UNESCO (1999). Perspectivas: revista trimestral de educación comparada.Oficina Internacional de Educación, vol. XXIII, págs. 289-305. Paris.
Universidad Iberoamericana Puebla. (2003). Lineamientos y políticas complementarias para el diseño de los planes de estudio de licenciatura.Consultado el 3 de febrero de 2010 en http://www.iberopuebla.edu.mx/biblioteca/docs/nec/lineamientos_y_politicas.pdf
*El autor es profesor de la Universidad Iberoamericana Puebla.Sus comentarios son bienvenidos.



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