Autora: Ma. Alejandra Díaz Rosales
Publicación: Síntesis, 19 de Octubre 2006.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) a la que pertenecemos desde 1994, ha publicado como cada año, el panorama educativo del 2006. Preocupan nuevamente los resultados sobre nuestro país, que arrojan índices deficientes en habilidades matemáticas para el nivel medio-superior frente a inversiones significativas destinadas a resolver necesidades específicas de materiales, sueldos y equipamiento. Sólo el 60% de estudiantes de 15 años de edad ha logrado un nivel básico de eficiencia en el razonamiento matemático; pero estamos en uno de los primeros lugares en gasto público.
Entre 1995 y 2003 el gasto en la educación primaria y secundaria en México aumentó 49%. En general, durante el 2006 se ha invertido 24% del gasto público para educación, uno de los promedios más altos entre los países de la OCDE que si bien es un indicador positivo el mismo dato sugiere el contraste entre el destino y el efecto de la inversión en el desarrollo educativo y el nivel de escolaridad de la población estudiantil. Tranquiliza que el PIB que México deriva para educación haya pasado en dos años de 5.9 a 7.1% y que con ello se manifieste una seria preocupación por priorizar la atención a una de las problemáticas y realidades más demandadas como la educativa; sin embargo, todavía nos falta camino por recorrer en la consistencia de los programas y en el vínculo gasto-beneficio; tal vez por ello no resulta tan alentador estar a la cabeza en gasto público, porque todavía no hay evidencias sobresalientes de habilidades elementales como lectura, escritura y aritmética en la educación primaria.
El Informe señala que la mayor parte del gasto actual en los niveles de educación primaria y secundaria se destina a la compensación del personal, dejando sólo el 6.4% para gastos de materiales educativos en la educación primaria. El promedio en la OCDE para adquisición de materiales educativos es del 19.8%, lo que significa que en nuestro país con menos de la mitad se intenta dotar a las escuelas con recursos que se empleen en actividades de aprendizaje. El porcentaje destinado para infraestructura educativa todavía es menor, lo que anuncia que habrá que perseverar en esfuerzos para la cobertura.
Sorprende que el dato respecto a los salarios para profesores marca una diferencia con el establecido en la OCDE; el rango salarial comparado con el PIB per capita es de 1.64 para maestros de primaria y 2.09 de secundaria, contra 1.30 y 1.32 respectivamente, en el resto de los países. Además se menciona que desde hace diez años los maestros en México han tenido un segundo aumento salarial representativo cuando los acontecimientos nos siguen hablando de una constante inconformidad así como de un insistente malestar de los profesores por honorarios paupérrimos, hecho que además afecta su responsabilidad en la formación de los educandos, pues sustituyen el trabajo en el aula por la denuncia pública en las calles.
El Informe registra también que un profesor de primaria cubre 800 horas de trabajo al año, mientras que uno de secundaria debe invertir 1047 horas, siendo éste el número más alto de tiempo reglamentario de instrucción entre los países de la OCDE. Sería interesante realizar un ejercicio estadístico que determine la proporción entre horas de instrucción, salario y nivel de aprendizaje de los alumnos para valorar la relación directa entre tres de los aspectos que afectan la dinámica del desarrollo educativo, asimismo cabe preguntarse si dentro de este total de horas se ha contemplado el tiempo exigido a los profesores para capacitación y actualización.
Respecto a la educación terciaria, que se encuentra en mejores condiciones que los otros niveles, se menciona que la inscripción ha crecido notoriamente en un 48%; en este nivel el gasto aumentó en un 67% y el gasto por estudiante sólo creció en un 13%. Este gasto es tres veces mayor que el que se realiza en educación secundaria. Vicente Fox en su 6º. Informe de Gobierno señaló que se abrieron 85 planteles para educación superior. A pesar de esto, la asistencia a la universidad de la población que cuenta entre 25 y 34 años de edad, es sólo del 16%.
A pesar de que comparativamente quedemos rezagos en materia educativa dentro de los 30 países que conforman la OCDE, la participación de nuestro país permite transparentar algunos aspectos de la economía mexicana y establecer una relación con otros países industrializados que buscan destacar en política económica en el marco de los derechos humanos y la democracia plural. Estos resultados tendrán que provocar la acción más que el desaliento.
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