Autora: Ma. Alejandra Diaz Rosales
Publicación: Síntesis, 23 de Marzo de 2007
Con encomiable fervor la actual Secretaria de Educación Pública, Josefina Vázquez Mota, comunica los programas que la dependencia a su cargo perfila en aras de la mejora educativa de todos los niveles. En el portal de la SEP podemos encontrar las líneas de acción establecidas en los primeros cien días de esta funcionaria nombrada por el actual gobierno de Felipe Calderón y su equipo de trabajo.
Destacan en esta perspectiva de acción la continuidad del PRONABES (Programa Nacional de Becas para la Educación Superior) que desde su origen se ha orientado a brindar apoyo económico a jóvenes que aspiran ingresar a la universidad y que han tenido un desempeño académico favorable que merece ser reconocido y cuyas familias además, cuentan con ingresos precarios. Este programa prioriza los apoyos para estudiantes mujeres, así como para aquellos estudiantes que han contado con una beca del Programa Oportunidades en los niveles escolares previos y para estudiantes de origen indígena. Los montos que van de $750 a $1000 mensuales pretenden constituir una ayuda sistematizada que garantice el acceso y permanencia en la educación superior. Los recursos federales y estatales para estas becas ascienden a $1,400,000 por cada sector para este ciclo escolar (2007-2008); se calcula que puedan beneficiarse uno de cada dos estudiantes en situación de pobreza que se inscriban en universidades públicas estatales, institutos tecnológicos, universidades interculturales, universidades federales o universidades politécnicas.
Se ha dado marcha a su vez a un programa de financiamiento para la mejora y habitabilidad de la infraestructura física de los centros escolares; crear un ambiente de trabajo digno que considere el orden y mantenimiento físico de las escuelas es un factor que favorece la motivación para aprender. Bajo un esquema de corresponsabilidad estatal y federal, la inversión se destinará a la mejora de instalaciones eléctricas, hidráulicas y sanitarias para escuelas prioritariamente del polígono de pobreza de todo el país.
Frente a la preocupación de reducir el índice de inseguridad en municipios de todo el país considerados con alto índice delictivo, se ha creado el programa Escuela Segura que promueve la participación comunitaria en pro de la seguridad de los escolares y la erradicación de la violencia y las adicciones. Esta propuesta se apoyará en la conformación de Consejos Escolares de Participación Social así como en el trabajo conjunto de padres, profesores, alumnos y otros actores sociales que tendrán la responsabilidad de construir una cultura de prevención. Al igual que en los programas anteriores, el enfoque de esta iniciativa establece corresponsabilidad institucional con instancias como SS, SNTE, SEDESOL, SSP, DIF y CONACULTA.
Operará a su vez un programa denominado Escuelas de Tiempo Completo, cuya intención es prolongar la estancia de profesores y alumnos en los centros escolares para hacer factible el logro de aprendizajes y competencias con la implementación de otros campos formativos. Esta opción puede brindar beneficios educativos a los hijos de madres trabajadoras o familias uniparenteales que requieran de un tiempo más prolongado de estancia diaria en la escuela. Una primera etapa contempla la modalidad de horario ampliado aprovechando los recursos existentes en dobles plazas y comisiones técnicas. Los recursos se destinarán exclusivamente para actividades académicas.
El panorama se muestra alentador frente a la disposición real de recursos financieros que mejoren la infraestructura escolar, las condiciones de trabajo en tiempos ampliados o la previsión de becas para garantizar el acceso a la educación superior a muchos jóvenes que por situaciones de pobreza han sido excluidos de este nivel. Me parece además interesante el esquema de actuación corresponsable e interinstitucional; el énfasis en la participación comunitaria es elemento indispensable para el desarrollo educativo, pero no quisiera dejar pasar la oportunidad de compartir una constante inquietud por la urgente atención que merecen también los procesos de aprendizaje. Todavía conservamos rezago y alto índice de reprobación en las disciplinas elementales del nivel básico: matemáticas y español. Tan evidente es la deficiencia en el aprendizaje de la lengua que presenciamos varios o muchos casos de estudiantes universitarios que muestran serias dificultades en la comprensión lectora, la redacción y argumentación de ideas; no hablemos de la capacidad incipiente que tienen algunos frente a la disposición cognitiva para reflexionar y comunicar la construcción personal del conocimiento. El asunto es serio y requiere de la misma preocupación y búsqueda compartida de iniciativas, tanto como la procuración de recursos para mejoras externas.
Es innegable que aunque la responsabilidad del aprendizaje contempla diversos factores y actores, uno de ellos es un sistema educativo que aún padece carencias en los métodos de enseñanza y la previsión sistematizada de estrategias que garanticen óptimos desempeños académicos.
Espero que la actual gestión de la Secretaría de Educación Pública sostenga de manera coherente y transparente los programas que ha anunciado, pero que conmine también a la definición de acciones que aseguren estudiantes con calidad académica. Este continúa siendo un reto del presente educativo de México.
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