martes, enero 08, 2008

Reflexiones de inicio de año para profesores

Autora: Laura Rodríguez M.
Publicación. E-consulta, 8 Enero 2008

Tras las vacaciones decembrinas, que suelen estar matizadas de buenos propósitos, de deseos de mejora y de sentimientos positivos, y con la llegada de los Reyes Magos la mayoría de las instituciones educativas inician esta semana sus actividades escolares.

Con un dejo de nostalgia por el año que pasó y con el deseo de superación en este nuevo año, muchos profesores tienen la intención de mejorar su práctica de modo que puedan brindar a sus estudiantes mayores oportunidades de aprendizaje, tomando en cuenta que los resultados de las evaluaciones nacionales e internacionales del 2007 en el ámbito escolar fueron realmente desalentadoras.

Con la intención de aprovechar este estado de ánimo, se presentan a continuación algunas consideraciones educativas que podrían servir de detonadores para aquellos profesores que desean reflexionar en torno a su práctica docente para mejorarla.

Dado que la práctica docente no es un suceso aislado y sí rico en relaciones y vínculos con diversos actores y aspectos de la vida escolar, pues el profesor interactúa con estudiantes, padres de familia, colegas, directores y personal administrativo, es importante reconocer la multidimensionalidad de dicha práctica. En efecto, el quehacer docente no es plano ni lineal sino que está compuesto de diversas aristas que resultan enriquecedoras.

Lo que se pretende es que el docente se plantee una serie de preguntas derivadas de algunas de las dimensiones que componen su práctica docente de modo que encuentre un sentido renovado de su quehacer así como un punto de partida para una transformación de nuestro ser y hacer como profesores.

Así, en el ámbito de nuestra dimensión personal conviene que nos preguntemos acerca del lugar que ocupa nuestro quehacer docente en nuestra vida, de qué manera se entreteje nuestra docencia con nuestra manera de ser, de amar, de vivir, hasta qué punto nuestro trabajo docente ha contribuido a nuestra realización personal.

Ya que nuestra labor se desarrolla en una institución educativa es importante que nos sintamos parte de la misma, que nos identifiquemos con sus principios y planteamientos y que resonemos con su filosofia y valores. Así, conviene plantearnos ¿qué encontramos de común entre la Filosofía Educativa de la institución donde laboramos y nuestra propia filosofia de vida?, ¿hay convergencias entre las metas institucionales y nuestras metas personales?, ¿me sentimos orgullosos de pertenecer a esta escuela y colaboramos para darle prestigio y presencia social?

Parte fundamental del sentido de pertenencia institucional lo constituyen las relaciones que establecemos con las personas involucradas con nuestra labor educativa. De ahí que debemos preguntarnos acerca de la calidad y sentido de las relaciones con nuestros estudiantes, con sus padres, con nuestros colegas y superiores, ¿cómo son estas relaciones, cercanas, armónicas, constructivas? o, al contrario, ¿son conflictivas, distantes, tensas?

La labor docente pretende impactar el ámbito social pues busca mejorar las condiciones de vida de los alumnos y sus familias a través de la educación así como transformar positivamente a la sociedad a través de sus egresados. Por otro lado, dicha práctica se ve también impactada por el contexto social, económico, político, cultural, etc. en el que se desarrolla. De ahí que el docente deba preguntarse ¿qué retos específicos para la práctica docente se hacen presentes a través de las situaciones de vida de nuestros alumnos?, ¿De qué manera repercuten las tendencias sociales, económicas y ambientales del país en el modo de desarrollamos nuestra práctica docente?

También conviene preguntarnos sobre la dimensión valoral del proceso educativo. ¿Cuáles son los valores por los que se rigen nuestros alumnos?, ¿cuáles de nuestros valores personales han inspirado nuestra práctica docente, o han sido modificados por ella?, ¿qué valores estamos formando en nuestros alumnos?, ¿cuáles debemos formar?

Finalmente, conviene planearnos preguntas en el ámbito didáctico, tales como: ¿qué procesos de razonamiento y de valoración promovemos en nuestros alumnos?, ¿qué tipo de interacciones promueve nuestra forma de trabajo entre los alumnos?, ¿qué papel tienen los estudiantes frente a su propio proceso de aprendizaje?, ¿cuáles son las estrategias que utilizamos para manejar la disciplina en el aula?


Fuente: Fierro, C. (2005), Transformando la práctica docente, México: Paidós.

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