jueves, abril 10, 2008

Contra elAhorro de Energía Intelectual

Autora: Celine Armenta
Publicación: Síntesis, 10 de Abril, 2008.

Otra vez llegó el primer domingo de abril, precedido por la habitual campaña de argumentos científicos que trata de convencer a escépticos ciudadanos de que despertarnos siempre a oscuras es saludable para el planeta y para las finanzas nacionales; que debemos sacrificarnos ahora y aquí en aras de un futuro de abundancias, y para evitar asarnos globalmente por los siglos de los siglos.
En consecuencia los niños de secundaria que empezaban a disfrutar las mañanitas primaverales, volverán a caminar rumbo a sus escuelas en la riesgosa penumbra. Y sus maestros también, junto con millones de trabajadores y estudiantes. ¡Adiós a la luz!
No sé si la propaganda sea exacta; sé bien que yo prefiero despertarme con sol, al menos durante algunos meses del año. Y esto me lleva a reflexionar sobre ¿por qué deben entrar a la escuela nuestros adolescentes y jóvenes a las 7 de la oscura mañana? Pocas veces se debe a que los inmuebles albergan tres turnos escolares. ¿Realmente creemos que los jovencitos están más alertas en el primer periodo, cuando tradicionalmente los forzamos a tomar clase de matemáticas y otras disciplinas consideradas difíciles?
Las investigaciones dicen que estamos errados. Particularmente los jóvenes tienden a ser torpes en las mañanas. Y muchos de sus maestros, entre los cuales me incluyo, a las 7 no tenemos ni la lucidez ni el entusiasmo para hacer esa clase disfrutable. Entonces, ¿por qué seguimos programando así las clases? La respuesta es vergonzosa: por costumbre, por tradición, porque los ámbitos educativos están plagados de decisiones irracionales.
Lo irónico es que los educadores generalmente sabemos realizar investigaciones válidas y confiables. Si en vez de dedicarnos a educar fuéramos dueños de una miscelánea, investigaríamos cuáles son las mejores horas para abrir y cerrar el negocio. Nuestro negocio es lograr que los estudiantes aprendan lo mejor posible, lo más posible. ¿No sería conveniente investigar a fondo y aplicar lo que más convenga? ¿No será momento de generar e invertir toda la energía intelectual posible a fin de optimizar la educación?

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