Autor: Gonzalo Inguanzo Arteaga.
Publicación: La Jornada de Oriente, 3 abril 2008.
Existe una gran cantidad de publicaciones de autores muy respetados en el campo de la educación en las que se apuesta por dejar claro cómo las políticas educativas neoliberales han impactado negativamente en la educación de nuestro país.
En si el neoliberalismo nos propone entender a la educación desde una perspectiva relacional entre mercado y la economía, perspectiva que busca orientar las grandes decisiones en el campo educativo. Se busca entrar en un juego que a nivel internacional está dictado por organismos internacionales, como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, quienes van imponiendo lo que se debe considerar como interesante para todos y que en su trasfondo nos invita a una homogenización educativa excluyente. Para estar presente el neoliberalismo se apoyó en la impresión de derrota de las ideas progresistas para así invalidar las estrategias educacionales liberal-democráticas, consignar como acabado el sistema educativo tradicional y borrar de la memoria las innumerables experiencias educacionales alternativas.
Uno de los discursos escolares más utilizados hoy en día y que son propios de las políticas educativas neoliberales es el de la categoría “calidad”. Discurso según varios especialista que deber ser temido. El neoliberalismo utiliza indicadores de calidad ajenos a la lógica educacional y reduce el análisis a las articulaciones de la educación con la economía. Como ejemplos, se puede señalar el darle más importancia al número de graduados que consigue empleo al terminar sus carreras o el porciento de deserción de las instituciones educativas, en detrimento del análisis de la competitividad otorgada por la formación recibida en sus años de estudiantes.
La categoría calidad es usada por el neoliberalismo como una herramienta de justificación para la aplicación de premios y castigos en la tarea de disciplinar a la comunidad educativa para que acepte la reforma. Pruebas nacionales de evaluación están comenzando a servir para llegar a conclusiones que mas que ayudar está generando condiciones donde el aspecto económico y de mercado se impone a las preocupaciones de orden educativas.
Sin lugar a dudas existe una posición crítica frente a la propuesta del neoliberalismo, sin embargo, es hora de pasar a las acciones, es hora que valiéndonos de las mismas estructuras y condiciones que ha impuesto el neoliberalismo empezar a generar acciones que impliquen la participación activa de los actores principales de cualquier reforma educativa. Utilicemos las experiencias vividas y pasemos darle sentido a nuestros sueños en el campo de la educación.
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