Autor: José Rafael de Regil Vélez
Publicación: Síntesis, pendiente.
La escena es típica: el profesor pide que en equipos discutan el texto que acaba de ser leído y pide que todos participen. Obedientemente —y en claro orden de participación— uno a uno comentan sus aportes.
Mientras uno habla, algún otro escucha (generalmente el relator), y los demás oyen, sin necesariamente estar en acuerdo o desacuerdo: han establecido monólogos compartidos o diálogo de sordos.
Hoy nos quejamos de que los actores políticos son incapaces de dialogar para llegar a los consensos legales, de ejercicio gubernamental y de impartición de justicia que el país requiere. Y se les acusa de no querer diálogo.
El problema es serio: la mayoría de los mexicanos no hemos sido formados para dialogar. En las escuelas se refuerza la práctica de hablar sin ser escuchado o sin ser cuestionado o contra argumentado.
El docente promedio no exige llegar a síntesis grupales, previamente discutidas y acordadas, mucho menos que su punto de vista como docente sea debatido.
Posiblemente para un México presidencialista eso era suficiente. El gran tlatoani hablaba y todo lo demás era accesorio. Y la escuela era la puerta de entrada a ese civismo.
Hoy ya no es suficiente. Los educadores —profesores, padres, líderes de grupos infantiles y juveniles— comienzan a buscar métodos y técnicas que los lleven a ellos mismos y sus educandos a construir colaborativamente una renovada misión del mundo, cimiento de toda participación política real.
En lo personal valoro los esfuerzos pedagógicos y tecnológicos de Carl Bereiter y Marlene Scardamalia, quienes han ido edificando una red transfronteriza de construcción real de conocimiento, en la cual el diálogo no sólo es permitido sino se constituye en la piedra angular que sostiene el edificio de una relación más auténtica del aula con la realidad que hay que asumir y re-crear para que haya condiciones de vida digna y sustentable para nosotros y nuestra descendencia.
Hoy hay grupos de construcción de conocimiento en varios países. En México es Puebla la pionera en sumarse a este múltiple esfuerzo pedagógico. Si alguien quiere acercarse a este tipo de propuestas puede consultar este vínculo: http://www.ikit.org/ .
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