lunes, febrero 09, 2009

La escuela y el capital social

Autora: Teresa Eugenia Brito Miranda
Publicación: E-Consulta, 9 de febrero 2009
Los recursos con los que cuenta una persona o una sociedad por su pertenencia a un grupo social para participar y cooperar en ella, son considerados como el capital social. Se resumen básicamente en la palabra “confianza”. El capital social se considera como uno de los factores del desarrollo económico, político y social. Por ello tiene un lugar importante en las teorías contemporáneas sobre el desarrollo.
Para la educación del siglo XXI es apremiante considerar las implicaciones de la formación en la convivencia social. Ésta va emparejada con la competencia cívica o ciudadana. Este es el tema tratado por José Antonio Marina y Rafael Bernabeu. (Competencia social y ciudadana. Alianza Editorial, Madrid, 2007)
A partir de su lectura me surgen ahora algunas ideas que pueden trasladarse a la vida escolar. Tiene dos grandes virtudes hacerlo: primero nos permite ver un tema fundamental, las relaciones de confianza o desconfianza en la escuela; segundo, nos permite plantear la pregunta de qué tan importante es o puede ser la escuela para crear o destruir el capital social.
Trabajar por la convivencia escolar es apostar al enriquecimiento de este capital que es conformado por todos y que a la vez lo disfrutamos todos.
¿Cuál es el capital social de nuestras escuelas?
Hay varios elementos que pueden ser considerados como parte de la convivencia escolar y que por lo tanto van encaminados a construir nuestro capital social. Por ejemplo, la confianza que pueda existir entre los directores y los profesores, o con los padres de familia, la relación entre profesores y alumnos. Todos tenemos quizá ejemplos de confianza en la escuela; sin embargo, posiblemente lleguen a nuestra mente más ejemplos en los que se parte de la desconfianza y la poca valoración de los otros, sobre todo cuando se trata de quien tiene mayor poder.
Otro elemento que puede ayudar a evaluar el capital social es el grado de violencia en las relaciones personales. Aquí habría que distinguir entre violencia física y otros tipos de violencia como la psicológica. También podemos encontrar relaciones en las que priva la falta de respeto tanto de alumnos a profesores como de los mismos profesores a los alumnos y con los demás miembros de la comunidad educativa; por no hablar de la violencia entre compañeros que se incrementa día con día. El valor al que se tendría que apelar principalmente es el respeto.
La corrupción es también un elemento importante que influye en el capital social. Solemos hablar de corrupción en los políticos y poco analizamos la corrupción al interior de nuestras escuelas como instituciones y en las aulas. La deshonestidad entre profesores y alumnos tanto en la manera de calificar como en los favoritismos y discriminación en el trato personal, por hablar de algunos ejemplos. Aquí se ve muy claramente la implicación ética.
La manera en que abordamos el conflicto forma parte de nuestro capital social: hay quien considera que es necesario evitar los conflictos para convivir mejor. Sin embargo el saber abordarlos de manera positiva ayuda a crecer en la convivencia. El conflicto es natural en el ser humano. Los conflictos existen cuando hay diferencias y enfrentamientos de intereses. Es necesario saber tratar las diferencias y enriquecernos a partir de ellas.
El respeto por uno mismo es condición importante para que se dé la convivencia en la escuela y en todas las esferas. El respeto a la propia persona, al individuo, es primordial y a partir de él se establece la relación con los demás. Es importante analizar si en la escuela promovemos este respeto en los mismos estudiantes.
El capital social también se construye a través de conductas de tipo pro social como la solidaridad, el altruismo y la compasión. Es importante que se favorezcan experiencias en donde los alumnos puedan experimentar estas conductas para que puedan ser interiorizadas. El que los padres y maestros modelen estas conductas es importante también.
Una de las formas más explícitas de promover en la escuela el crecimiento de nuestro capital social es el aprendizaje de habilidades para trabajar juntos. El trabajo en equipo bien orientado, es una de las experiencias que favorecen la participación, la colaboración y la responsabilidad compartida.
Todos estos elementos pueden aplicarse al análisis de otras esferas sociales como la familia y otros grupos sociales a los que pertenecemos y de esta manera estamos abonando a nuestro capital social.
De acuerdo con lo anteriormente expuesto, en el desarrollo de la competencia de convivencia escolar no solamente se promueven conocimientos y habilidades relacionadas con el pensamiento, sino también habilidades afectivas, relacionadas con la educación de las emociones, para poder integrar habilidades sociales. Sin embargo es importante no perder de vista que el desarrollo de esta competencia tiene implicaciones éticas.
En un mundo globalizado como el nuestro, la alusión a valores universales como la honestidad, la justicia, la solidaridad y el respeto, por mencionar algunos ejemplos, es muy necesaria. De la misma forma, es apremiante proporcionar a los alumnos y profesores oportunidades de ponerse en la situación de otros, ya que esto favorece el desarrollo moral de los implicados y acrecienta el capital social.

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