Autora: Luz del Carmen Montes P.
Publicación: Puebla on line, 8 de junio de 2010
Que nuestro país ocupa el segundo lugar mundial de prevalencia de obesidad ha sido una de las noticias, que en este año, ha dado mucho de que hablar en términos de políticas públicas. ¿Qué se ha sido escrito al respecto desde el sector gubernamental?
Aunque el problema tiene muchas aristas, se puede afirmar que principalmente está relacionado con dos ámbitos de acción: educación y salud. Si se consultan las páginas web de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y de la Secretaría de Salud, se encontrarán tres documentos en los que se plantean estrategias para el combate de la obesidad y el sobrepeso. En este artículo pretendo resaltar rápidamente algunos elementos que influyen en la calidad argumentativa de dichos textos.
En el “Acuerdo nacional para la salud alimentaria. Estrategia contra el sobrepeso y la obesidad” publicado por el sector salud, se formulan 10 objetivos prioritarios de los cuales 6 no se pueden alcanzar sólo por acuerdo. Por ejemplo, disminuir el consumo diario de azúcares, de grasas saturadas y de sodio; e incrementar el consumo de frutas y verduras, dependen de hábitos, recursos y decisiones de la población: un error de formulación. El colmo es el objetivo “Mejorar la capacidad de toma de decisiones informadas…” con base en información y alfabetismo en nutrición y salud porque la capacidad de toma de decisiones no se logra sólo porque se tenga información, se logra a través de un proceso educativo que va mucho más allá. Para rematar, en las conclusiones los expertos afirman que para entender el problema “hay que irse a las causas primarias:”, en seguida listan 8 estrategias de mejora y no causas; y continúan con el párrafo: “Todo ello combinado con los factores socioeconómicos y familiares conducen al sobrepeso y la obesidad…”; esto es, dicen que las estrategias combinadas con los factores conducen al sobrepeso y la obesidad ¿No revisaron el documento?
En “Lineamientos generales para el expendio o distribución de alimentos y bebidas en los establecimientos de consumo escolar de los planteles de educación básica”, se inicia con los nombres de los secretarios de las dos dependencias y con 11 páginas de “considerandos” que según mi interpretación pueden ser muchas razones que conducen al establecimiento de tales lineamientos. Después, hay 26 páginas que contienen un montón de información que está más relacionada con recomendaciones para estudiantes y profesores, padres de familia y autoridades que con los lineamientos prometidos: desde las definiciones de actividad física, obesidad, orientación alimentaria, personal de salud capacitado, etc. hasta principios de alimentación como guardar una dieta correcta, mantener una dieta variada, beber abundantes líquidos, etc. El contenido de este documento está poco relacionado con lo que promete en el título. Aún su “ANEXO ÚNICO” que tiene mucha información técnica sobre requerimientos, alimentos y bebidas, está lejos de servir para regular lo que quieren regular pues no consideran dos aspectos fundamentales: los requerimientos calóricos y nutrimentales y la ingesta total del educando no se satisfacen sólo con lo que los educandos consumen en la escuela.
Desde esta última afirmación, considero mucho más pertinente el documento publicado por la SEP (ligado también al acuerdo nacional antes citado), y que se titula “Programa de acción en el contexto escolar”, pues tanto en los principios orientadores como en los objetivos que se declaran, se formulan acciones que consideran a los actores como sujetos con capacidad de decisión, se habla de fomentar desarrollo integral, promover acciones de cuidado de la salud, generar y preservar entornos y ambientes saludables, desarrollar competencias en los actores educativos, impulsar la transformación escolar, promover la práctica regular de activación física, impulsar el desarrollo de hábitos alimenticios saludables, etc. El objetivo general tiene atributos de factibilidad desde lo que puede declarar una autoridad y porque se considera a los sujetos que deciden: “Promover una nueva cultura de la salud mediante el desarrollo de competencias para una vida saludable, entre las que destacan las referentes a prevenir, revertir y disminuir el avance en la prevalencia de sobrepeso y obesidad…”
No se juzgan aquí ni las intenciones ni las estrategias propuestas por el grupo de expertos que asesoran a los secretarios correspondientes, se afirma que los responsables de la redacción de dichos documentos no tienen el cuidado y posiblemente no tienen la preparación para esta tarea, lo que no es un error insignificante.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario