Autor: Raúl José Alcázar Olán
Publicación: La primera de Puebla, 04 de mayo de 2010.
Las personas que se enojan frecuentemente suelen decir que los demás son los culpables de su enojo. Sin embargo, eso no es totalmente cierto. Aunque otras personas pueden contribuir al propio enojo, es uno mismo quien lleva esta emoción a niveles exagerados que se reflejan en "¡No lo puedo soportar!". Al culpar a los demás, uno piensa que otras personas son las causantes del propio sufrimiento, de manera que uno no es responsable de lo que le pasa. Esto se expresa por medio de atacar a la otra persona diciéndole que es su culpa. El problema de culpar es que impide que uno encuentre soluciones alternativas: debido a que se atribuye la responsabilidad al otro, entonces es más difícil encontrar otras respuestas para el problema; además, uno se queda indefenso y espera a que la otra persona "arregle" las cosas.
Algunos ejemplos de culpar son: "como siempre quieres desayunar en la mañana, haces que me retrase", "esta casa parece un basurero porque nunca levantas un dedo para arreglarla", o bien, "Yo hubiera conseguido ese trabajo si tú hubieras corregido mi currículum". El elemento común es que la causa del sufrimiento está principalmente en los demás, y no en uno mismo; es decir, "es su culpa".
Cuando culpamos damos por hecho que los demás están actuando con la intención de dañar. Sin embargo, Una perspectiva más realista es que las personas siempre eligen la acción que mejor cubre sus necesidades. Eligen lo que es "aparentemente" lo mejor (hacen lo mejor que pueden con lo que tienen). ¿Podemos culpar a alguien por escoger la mejor opción disponible?
La solución para disminuir el hábito de culpar es la siguiente. Hazte responsable de ti mismo y tu bienestar. Elabora un plan que dependa de ti para estar mejor. En lugar de "por tu culpa siempre llegamos tarde", elabora un plan de cómo llegar a tiempo en futuras ocasiones. En vez de "por tu culpa me siento mal" busca la forma de que el problema no se vuelva a presentar y haz algo que dependa de ti para sentirte mejor (por ejemplo distraerte, concentrarte en otras cosas, hacer algo que te gusta, realizar actividades que tengas pendientes, salir a caminar).
Una forma equivocada para dejar de culpar es esta: hacer que todo el mundo y las cosas cambien, por ejemplo, esperar que nadie se meta en el carril donde vas manejando, que los niños y la pareja siempre te apoyen, que los compañeros de trabajo siempre sean comprensivos y te den su tiempo, que tus empleados nunca se equivoquen, etc..
Algunas frases que son útiles contra culpar son: "No estoy indefenso. Puedo cuidar de mí en esta situación", "Haré un plan para lidiar con esto", Si culpo me sentiré indefenso, ¿Qué puedo hacer con el problema?", "Tal vez no me guste, pero los demás hacen lo mejor que pueden", "Ellos hacen lo que necesitan. Yo también haré lo que necesito". Si tú tienes problemas de enojo, y usas estas frases constantemente, seguro que tu enojo disminuirá.
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