lunes, mayo 10, 2010

Desventajas Educativas de los Niños Migrantes Mexicanos

Autora: Teresa Eugenia Brito Miranda
Publicación: 3 de mayo de 2010

Según datos encontrados en el Observatorio Ciudadano de la Educación, actualmente residen en Estados Unidos 31.1 millones de personas de origen mexicano, como lo muestra un estudio realizado en el 2009 por el CONAPO y la Universidad de California titulado “Los hijos de los inmigrantes en los Estados Unidos. Migración y salud”.( http://www.observatorio.org/)
     En este estudio se menciona que entre el 2002 y 2008 mientras la población de 0 a18 años de grupos minoritarios como el afroamericano disminuyó su crecimiento en un 9% y los estadounidenses blancos disminuyeron en un 3.1%, los hijos de los inmigrantes mexicanos crecieron en 17.2 %. Este crecimiento seguramente alarma a los Estados Unidos por lo que representa en gastos de seguridad social, educación, oportunidades laborales, entre otros muchos aspectos.
     Los ingresos anuales promedio de un hogar mexicano inmigrante pueden ascender a 40 mil dólares en promedio, quedando por debajo de otros grupos de inmigrantes que alcanzan los 66 mil dólares. Esto nos muestra que los hogares mexicanos están en la línea de pobreza por debajo de otros grupos de inmigrantes.
     La distribución laboral muestra que tanto los varones como las mujeres tienen trabajos duros, mal pagados, con escasa seguridad social y de salud y con escasas posibilidades educativas, lo cual no favorece que los padres se interesen en la educación de sus hijos y la valoren positivamente. Tampoco la consideran como posibilidad de movilidad social. El grado de escolaridad de los padres influye significativamente en las expectativas que ellos tienen sobre la educación de sus hijos. Las condiciones de pobreza y baja calidad de vida tienen como consecuencia una trayectoria académica muy baja y un desarrollo educativo poco favorable.
     Los jóvenes prefieren abandonar la escuela por la urgencia de otro ingreso, así como por la escasa valoración de la formación educativa. Para ellos la escuela representa un enorme esfuerzo debido a las desventajas que cargan de inicio lo que los enfrenta a mayores riesgos de discriminación racial, de género y de edad.
     Los datos muestran que los jóvenes mexicanos que migran de los estados de la república con mayor pobreza tienen un nivel educativo también muy bajo. Por ejemplo en 2008 el 63% de los migrantes poblanos no concluyó los estudios básicos.
     A pesar de que los hijos de inmigrantes mexicanos están superando el nivel de escolaridad de sus padres, los niños viven desventajas palpables. Una de ellas es que casi 9 de cada 10 niños migrantes mexicanos que van a las escuelas estadounidenses viven con padres que no dominan el Inglés, o lo dominan de manera limitada. Muchos de ellos además no dominan siquiera la lengua materna ya que por motivos relacionados con la desigualdad económica y la discriminación social, no la consolidaron en México.
     Otro elemento importante es que uno de cada cuatro menores afronta la ausencia de uno o de ambos padres, lo que significa un estigma social además de que las condiciones sociales y económicas derivadas de esta causa impiden el logro de procesos educativos importantes.
     La falta del derecho a la salud afecta directamente los procesos educativos de los niños y jóvenes. El ausentismo en las escuelas, aunado a otros factores, no favorece que desarrollen aprendizajes significativos que se van alcanzando a través de las actividades escolares.
     Los mexicanos son el grupo minoritario con el nivel escolar más bajo. Aunque existe una fuerte integración familiar, los estudios muestran que ésta no influye de manera directa en la valoración de la educación como expectativa para mejorar las condiciones de vida presentes y del futuro. Esto explica que no haya un acompañamiento familiar del proceso escolar. Los estudiantes de origen mexicano muestran las tasas más altas de deserción escolar, sobre todo en el tránsito del bachillerato a la educación superior: menos de un tercio de ellos, de entre 20 y 24 años asiste a la escuela, cuando casi la mitad de otros inmigrantes sí lo hace.
     Otros estudios muestran factores del inicio de escolaridad que pueden ser predictores de la terminación de estudios en el grado de bachiller. Las competencias para la lectura son uno de ellos. El 42% de los niños latinos están el cuartil más bajo de estas competencias. La comprensión y uso de la lengua para comunicarse, el dominio de cierto nivel de vocabulario y la identificación de al menos 10 letras del alfabeto, son otros factores. Los niños migrantes mexicanos no cuentan con estos requisitos. La edad de migración es importante pues mientras más jóvenes se incorporan al sistema educativo es más fácil su adaptación, además, para integrar al niño en la escuela se considera la edad, no las competencias ya adquiridas. Muchos de los niños dejan de estudiar durante el proceso que implica migrar. Sus padres desconocen los trámites para continuar los estudios, por lo que permanecen un tiempo sin escuela .Cuando las condiciones educativas son bajas desde México, no es fácil enfrentar los problemas de rezago y los de adaptación, integrándose en condiciones desventajosas que favorecen la discriminación.
     La mayoría de los migrantes mexicanos no tienen los recursos económicos ni culturales necesarios para orientar a sus hijos al mejor aprovechamiento del potencial educativo que pueden tener el vivir en ese país.
     En síntesis el panorama que enfrentan estos niños y sus familias es difícil y extremadamente doloroso. Es sin duda un gran reto para ellos que buscan mejorar su calidad de vida aunque la educación no esté incluida en esta perspectiva.
     El gobierno mexicano tiene la obligación de proporcionar educación básica de calidad y las condiciones de vida que impidan la migración en condiciones tan difíciles. ¿Qué podemos hacer los ciudadanos al respecto. Un primer paso es mantenernos informados de lo que sucede con los migrantes mexicanos.

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