martes, abril 26, 2011

¿Qué nos queda por hacer?

Autora: Laura Angélica Bárcenas Pozos
Publicado: Síntesis Puebla, 12 de abril de 2011

     Hace poco vino a La Ibero Puebla, la doctora Margarita Zorrilla, directora del Instituto Nacional de Evaluación de la Educación, que se encarga del diseño, aplicación y sistematización de resultados de la prueba Enlace. En esta ocasión la doctora Zorrilla mencionaba que en el nivel de secundaria se encuentran los más altos índices de deserción en nuestro sistema educativo, y que esto se debe a que los estudiantes no ven ningún sentido en asistir a la escuela y prepararse.
     Ya se ha señalado que esto tiene que ver con la idea de que prepararse técnicamente o profesionalmente en México ya no representa la posibilidad de movilidad social, ni la garantía de que se tendrá un empleo y una forma honesta de vivir. También la familia se ha modificado tanto que ahora no hay quién oriente a los muchachos inquietos y confundidos entre los 12 y.15 años, edad complicada en donde considerándose mayores toman muchas decisiones que no son siempre las más adecuadas. Además, hay claridad en que la escuela no se ha modificado lo suficiente para responder a la nueva dinámica social en la que viven los alumnos.
     Así que creo dos cosas centrales de estas reflexiones: una es que los profesores no son los únicos responsables de que estos phi-Los no se formen bien o de que no le encuentren sentido .a la escuela; nuestros últimos gobiernos (y no me refiero sólo a los panistas) no han tornado las decisiones más adecuadas para que México continúe con su desarrollo, tanto que los analistas económicos dicen que países más pobres y atrasados que el nuestro han logrado salir adelante y tener un buen crecimiento por las políticas de estado que han asumido.
     Y dos, que los padres de nuestros alumnos requieren mayor responsabilidad; debido al problema económico muchas familias se desintegran para que uno de los padres o ambos busquen mejores formas de vida en el país del Norte; además de que algunos otros han relajado su compromiso como padres para vivir sus propias vidas, dejando en el abandono a sus hijos. Esto no tiene que ver con una condición social, pues el fenómeno está presente en todas las esferas.
     Entonces, ¿Qué nos queda hacer a los profesores con estudiantes que no quieren estudiar porque creen que no tiene sentido hacerlo, pues no encontrarán trabajo al terminar la escuela?, ¿Qué pasa si no hay padres que los obliguen a asistir ala escuela porque están ocupados en ganarse el pan de todos los días o en vivir sus vidas locas? Lo que quiero decir es que educara nuestros jóvenes es una responsabilidad de todos.

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