Autora: Celine Armenta
Publicación: e-consulta , 16 de Mayo de 2007
Como casi cualquier otra aventura humana, la democracia se aprende: las personas y las sociedades mejoramos nuestro desempeño democrático a medida que nos ejercitamos en él. Y como en cualquier otro campo, para llegar a desempeños satisfactorios, debemos estudiar, practicar, colaborar, evaluar, y autocriticarnos.
En el juego de la democracia sólo podemos fracasar si dejamos de ejercitarnos. Por eso hoy quiero proponer una rutina sencilla pro-democrática, con un movimiento de autocrítica, otro de colaboración y uno final de audacia. Y propongo al lector que practique esta rutina hoy, mañana y en días subsecuentes; que si fuera posible, lo haga en equipo, en familia, en el centro laboral, o con las comadres, o los cuates.
Primero, la autocrítica. Gastamos demasiada energía, entusiasmo y capacidades, en criticar al gobierno. Asumamos que el país que hoy tenemos, las autoridades que nos gobiernan, los organismos y las instituciones mexicanas, son producto de lo que hicimos y dejamos de hacer;, de nuestra participación y nuestra desidia. Hayamos votado o no por la fórmula que nos rige, somos co-responsables de lo que está sucediendo.
Si este primer movimiento de autocrítica logra su cometido, y nos abre a la posibilidad de apreciar las bondades de las instancias gubernamentales, entonces podemos pasar al segundo movimiento, que se llama colaborar con las iniciativas gubernamentales.
Voy a centrarme en dos iniciativas de dos organismos particularmente positivos, independientes y prolijos en oportunidades y propuestas para mejorar nuestro país: el Instituto Nacional de las Mujeres, y el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación.
El Inmujeres promueve en su página de internet (http://www.inmujeres.gob.mx/) el Programa de Equidad de Género, que “Es una estrategia . . . para que empresas privadas, las instituciones públicas y los organismos sociales asuman el compromiso de revisar sus políticas y prácticas internas, para re-organizar y definir mecanismos que incorporen una perspectiva de género e instrumenten acciones afirmativas . . . que conduzcan . . . al establecimiento de condiciones equitativas para mujeres y hombres en sus espacios de trabajo”. Ciertamente es gubernamental; también es cierto que Inmujeres no es perfecto y que podemos criticarle muchos asuntos; pero la iniciativa es buena, y la respuesta de la sociedad civil ha sido tibia, o mejor dicho muy fría. Poco más de 90 organizaciones lo han adoptado en casi 4 años; entre estas organizaciones aparecen varias dependencias del gobierno estatal poblano, el ayuntamiento de la ciudad de Puebla, Africam y el Colegio de Posgraduados. De hecho, la nuestra es la entidad mejor representada, pero aún así, la respuesta es mínima.
La otra iniciativa viene de CONAPRED, y también la promueve en su página de Internet (http://www.conapred.org.mx/Noticias/noticiasTextos/noticiaUsr.php?id=01034 ): se trata de la invitación a adherirnos al Acuerdo Nacional por la Igualdad y contra la Discriminación. Es una campaña de firmas para sumarnos a varios compromisos; entre ellos: “Impulsar una perspectiva antidiscriminatoria para favorecer la inclusión social plena de las personas y grupos vulnerados o en desventaja. . . ; Alentar la investigación y el debate de temas relacionados con la no discriminación y la inclusión social; a fin de contar con propuestas para la definición de políticas y programas en la materia. . . ; e Impulsar acciones de información, sensibilización, capacitación y divulgación encaminadas a favorecer la convivencia en la diversidad, el respeto a la diferencia y la igualdad como valores fundamentales de la vida democrática”. Este Acuerdo concluye diciendo que “Comprometerse hoy con la igualdad y la no discriminación es construir la sociedad democrática y equitativa que garantice el respeto a los derechos fundamentales y la calidad de vida que todas las personas merecemos”.
Como la iniciativa de Inmujeres, el acuerdo de CONAPRED también ha sido recibido con tibieza y poca colaboración por la sociedad civil. El segundo movimiento de la rutina a favor de la democracia, consiste en que nos sumemos al Acuerdo, y pongamos por obra el programa de equidad de género.
Si llegamos a cubrir exitosamente este segundo movimiento de la rutina, ¿por qué no intentar algo más intenso, más osado, y que seguramente nos ayudará a mejorar nuestra democracia? Me refiero a participar en la Jornada Mundial contra la Homofobia. No olvidemos que la homofobia es una de las actitudes discriminatorias más insidiosas, más graves y más extendidas en nuestro país, según nos dijo hace casi dos años la Encuesta Nacional de Discriminación: en México. Discriminamos a lesbianas y gays, transexuales y transgénero, y ni siquiera nos sentimos mal de hacerlo; pese a que esta discriminación llega a extremos de crueldad y delincuencia.
Participemos solidaria y audazmente: el jueves 17, a las 9, en el zócalo, hay un acto político. A las 11:30 hrs., en en Auditorio Elena Garro de la Facultad de Filosofía y Letras de la BUAP, la Mesa Redonda: Religión y homofobia. A las 4 de la tarde se presenta el cortometraje de animación Adiós hombre, adiós, de Silvia Susana Jiménez, en el auditorio Elena Garro. El 18 de mayo, al mediodía, en el Congreso del Estado, la Mesa redonda Estado y homofobia, y a las 4 de la tarde, la presentación de performance y de cortometrajes en el auditorio Elena Garro.
Finalmente, el sábado 19 de mayo, a partir de la una de la tarde, se realiza la Sexta Marcha del Orgullo y la Dignidad LGBT, que partirá del Parque Juárez rumbo al Zócalo.
La rutina completa por la democracia, que aquí propongo, requiere esfuerzo, dedicación, valentía y compromiso. A quien lo siga en su totalidad, le auguro mejoras radicales en sus convicciones y prácticas democráticas.
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