jueves, mayo 31, 2007

P.R.O.J.I.M.O: UN MUNDO AL DERECHO

Autora: Ma. Eugenia Sánchez D. de R.
Publicación: La jornada de Oriente 31 de Mayo 2007

Hay pedacitos de mundo al derecho que hay que detectar para que el horror y la impotencia no nos paralicen, para que no nos dejen acostumbrarnos a lo torcido, a ese mundo al revés en el que Blanca Laura Villeda acusa de mentirosa a Lydia Cacho y Dalia Alejandra Díaz, psicóloga de la PGR dice que Lydia sufre de “delirios y fantasías”; ese mundo en que la Cruz Roja Poblana le da una condecoración al mérito a Mario Marín; en el que la entidad simbólicamente más poderosa, el Ejército viola y mata (presumiblemente) a un ser humano, símbolo de la máxima vulnerabilidad: pobre, indígena, mujer y anciana, y las autoridades federales y estatales, responsables de mantener el estado de derecho, parecen haberse confabulado incluso con la Comisión Nacional de Derechos Humanos, para decretar la impunidad al ejército. Un mundo al revés en el que gobernantes y políticos enriquecidos a expensas de muchos y acusados de prácticas delictivas no solo viven en libertad sino se les encubre, se les avala y se les concede más poder, llámense Elba Esther Gordillo o Ulises Ruiz, mientras que aquellos que luchan, protestan se enfrentan a esas situaciones acaban en la cárcel y como a los activistas de Atenco se les sentencia a 67 años de prisión mientras que a los responsables de los abusos sexuales contra las mujeres de esa entidad se les castiga con 50 días de suspensión. Ante tanto cinismo, ante tanta violencia institucional, uno se siente, además de indignado, entristecido y alarmado, impotente y “discapacitado” para contrarrestar esos agravios. ¿No será que tenemos que descubrir nuestras capacidades diferenciadas?

En un viaje académico reciente, invitada por La Universidad Autónoma de Sinaloa, tuve la oportunidad de visitar la experiencia comunitaria PRÓJIMO (Proyecto organizado por jóvenes incapacitados México Occidente)constituida por y para personas con capacidades diferenciadas. PROJIMO se inició hace más de 20 años en otra localidad de la Sierra de Sinaloa pero que debido a la penetración del narcotráfico decidieron abandonar. La comunidad está conformada por un núcleo de 15 personas “discapacitadas” y por muchas otras de la región y fuera de ella que participan de diferentes maneras. La organización es gestionada totalmente por hombres y mujeres con muletas, en sillas de ruedas, y en camillas con ruedas. Es asombroso cómo no sólo son capaces de autogestionar su comunidad, de producir prótesis, sillas de ruedas y otros instrumentos; de realizar terapias físicas y psicológicas, sino además, de realizar actividades educativas en las escuelas de la región para sensibilizar a la población sobre las diferentes formas de pensar en lo “normal” y de actuar en consecuencia. Visitamos a una familia en su casa, una pareja (ella en silla de ruedas, él con muletas) que ha criado a dos hijas, ya jóvenes ahora y además se encargan de un pequeño niño que fue abandonado por sus padres. Observamos cómo personas que tienen que pasar toda su vida acostados en una camilla realizan actividades como regar las plantas (moviendo la camilla con ruedas) o dar clases de español a extranjeros que van allá de voluntarios. Constatamos, en un ámbito tan difícil, eso tan raro de encontrar hoy día: la esperanza. PRÓJIMO es un trocito de mundo al derecho en donde lo aparentemente imposible se ha vuelto posible gracias a la inteligencia, la creatividad, la resilencia, la fuerza interior que ha permitido a sus iniciadores y a los miembros actuales, encontrar caminos inéditos de acción y de transformación, de integrar solidariamente el sufrimiento y de quebrar obstáculos a la vida digna.

Gracias a los compañeros de PRÓJIMO que me hicieron pensar que aunque a veces nos sentimos “discapacitados” ante las arbitrariedades y el cinismo del poder, en realidad tenemos que descubrir esas capacidades diferenciadas que nos pueden permitir encontrar los espacios para resistir con proyecto tantas formas opresión.

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