martes, marzo 03, 2009

Investigación educativa e invención del futuro

Autor: Martín López Calva
Publicación: La Jornada de Oriente, 3 de marzo 2009


"La mejor forma de predecir el futuro es inventarlo"
Alan Kay


Innumerables son los retos que enfrenta nuestro país en estos tiempos de crisis financiera internacional, violencia generalizada, injusticia galopante y desmoralización individual y social.
Para hacerles frente, es necesario hacer una pausa reflexiva en medio de la vorágine de los acontecimientos y convencernos como sociedad de que nadie va a regalarnos el futuro, de que es necesario que nosotros lo inventemos, que lo vayamos construyendo con un esfuerzo en el que la operación individual se convierta en genuina cooperación comunitaria.
Una parte fundamental para lograr este proceso de cambio en nuestra visión de futuro que pasa por la reconstrucción de la moral individual y colectiva es el sistema educativo.
Porque como afirmaba el economista jesuita Xabier Gorostiaga: “La educación es la profesión de la esperanza” o como dice el filósofo español Fernando Savater:”los educadores tenemos que ser optimistas” y creer en que el ser humano es capaz de inventar mundos mejores que el que tenemos.
Pero este optimismo y esta esperanza no equivalen, para ninguno de los dos pensadores, a ingenuidad simplificadora o a evasión de los problemas, sino al fortalecimiento de las convicciones y al redoblamiento de los esfuerzos para edificar la reforma educativa de fondo que requieren nuestros tiempos y reclama urgentemente nuestra realidad.
La reinvención del futuro requiere de un optimismo inteligente, crítico y responsable, necesita de una esperanza fundamentada en información suficiente y relevante, ideas pertinentes y renovadoras, juicios razonables y acciones comprometidas que aporten elementos sólidos de transformación a un sistema educativo que es generado por, y a la vez generador de, una sociedad desigual, injusta, violenta y en descomposición en la que se sobrevaloran el poder, el dinero, el éxito, la fama y la apariencia y se menosprecian el servicio, el ser, la colaboración solidaria y la profundidad intelectual y ética.
Esta gran reforma educativa solamente puede lograrse si se trabaja seriamente en la formación de investigadores educativos de alto nivel que aporten la información, las interpretaciones, los análisis, las nuevas teorías, la reflexión filosófica y la sistematización y diseño de proyectos de práctica y de gestión, de formación de educadores, de renovación curricular y de innovación en los métodos y ténicas pedagógicas y en el uso formativo de las tecnologías de información y comunicación, que se sustenten en bases científicas sólidas y no en simples visiones de sentido común o en intereses políticos carentes de conocimiento sobre la realidad cotidiana de nuestros centros educativos, de nuesta legislación y nuestras políticas educativas.
La formación de estos investigadores educativos es la meta del doctorado interinstitucional en Educación que la UIA Puebla ofrece en conjunto con la UIA León, la UIA Ciudad de México y el ITESO de Guadalajara y que seleccionará en los meses siguientes a los estudiantes que conformarán su generación 2010. Este programa es una aportación concreta del Sistema Universitario Jesuita a la invención de un mejor futuro para México.

1 comentario:

Trini Alcalá dijo...

Gracias por compartir este espacio y pensamiento...soy de las que cree que: "La educación es la profesión de la esperanza"...esto me anima hacia adentro, a luchar por cada día ofertar lo mejor de mi en una práxis que aunque ardua es de servicio y entrega"