jueves, febrero 18, 2010

Calidad educativa, reflexiones sobre sus condiciones

Autor: Mauricio López Figueroa
Publicación: E-Consulta, 16 de febrero de 2010.

¿Qué es la calidad en educación? ¿Qué exige y qué implica? ¿Bajo qué criterios dar cuenta de su realización? ¿Se trata sólo de resultados o hay otros aspectos involucrados de igual o mayor importancia? ¿De qué manera favorecer una educación de calidad para un país con las desigualdades e inequidades como el nuestro? ¿Hay condiciones para desarrollarla? ¿Cuál es la responsabilidad de la investigación educativa en la clarificación de este concepto? Son muchas preguntas en torno al dilema de la calidad educativa, el cual es siempre una preocupación expresada en los programas nacionales como “claves” para lograr que las distintas generaciones de niños y jóvenes contribuyan con su acción al crecimiento y desarrollo nacional.


Si se revisa la bibliografía dedicada al estudio y definición de este concepto será fácil constatar que la orientación que prevalece es la que está ligada a los resultados alcanzados referidos a “aprovechamiento escolar” (las calificaciones de los alumnos) con base en los recursos invertidos en medios y cobertura educativa. Este enfoque puede ser valioso en la medida en que ofrece datos sobre las condiciones para la calidad, pero no se puede formular la calidad sólo desde ahí.

Habría que considerar que el concepto de la calidad educativa es más bien un concepto problema y no un concepto solución, no parece que el tema de la calidad ofrezca referentes acabados, seguros y únicos para entenderla y conceptualizarla, sino plantea preguntas y la necesidad de reconocer las problemáticas ligadas a todos los ámbitos de lo educativo. Lograr que la educación en nuestro país sea óptima y responda con pertinencia a las necesidades individuales y sociales implica la conjunción de muchos factores desde distintos ámbitos. En este sentido, valdría la pena identificar dos niveles interdependientes en lo que ha calidad se refiere (sin que este tema se reduzca sólo a éstos): el primero relacionado con los aspectos macro, con los aspectos anclados en política educativa, en inversión económica y en indicadores cuantitativos que permitan reconocer las condiciones para favorecer procesos didáctico—pedagógicos y curriculares pertinentes, relevantes y equitativos. El segundo con aspectos micro, referidos con la relación educativa cotidiana construida en la realidad escolar institucional y en el aula entre profesores y estudiantes.

Hablar de pertinencia, relevancia y equidad como criterios para juzgar las condiciones macro cobran sentido justamente en el marco de la construcción educativa cotidiana, pero la relevancia, la pertinencia y la equidad son criterios de índole político, no en el sentido peyorativo, sino el sentido del marco orientador de las condiciones socio—políticas y culturales que, en distintos niveles de responsabilidad y concreción, deberían enmarcar el desarrollo de un determinado sistema educativo. Por lo tanto, estos criterios ayudan a juzgar las condiciones sobre las cuales queremos como sociedad establecer procesos educativos adecuados y determinar las mejores acciones para lograrlos; así mismo, estos criterios promueven un análisis crítico y complejo porque aluden a otros aspectos de la realidad nacional que trascienden lo educativo y que requieren ser atendidos de manera lo más integral posible: aspectos económicos, políticos, culturales, sociales, etc.

De manera entonces que estos criterios se deberán concretar en políticas consistentes con un proyecto de nación. La condición más profunda que enfrenta nuestro país para favorecer el tema de la calidad es la inercia histórica, pues muchos de los esfuerzos de transformación social y especialmente en el sistema educativo se enfrentan con viejas estructuras anquilosadas y corruptas que naturalmente se niegan a cambiar. Se necesita un sector educativo con mayor autonomía en sus distintos niveles de gestión, pero el país sufre de un sistema centralista, corporativista y monopólico que lo dificulta; un sistema que mantiene una inercia del pasado muy fuerte. Lograr una mayor calidad en las condiciones de un sistema educativo nacional requiere nada más una reforma del Estado.

La pertinencia, relevancia y equidad hay que entenderlos entonces como una búsqueda permanente más que como sólo indicadores; representan un proyecto, más que un producto. En este sentido la calidad hay que centrarla más en los procesos y no sólo en los resultados; la calidad es el camino, no sólo ni principalmente la meta. Se trata entonces de establecer criterios flexibles y adaptables que orienten y articulen todos los procesos asociados al hecho educativo.

Finalmente, los criterios macro permitirán juzgar si se están construyendo condiciones de posibilidad para favorecer procesos educativos de calidad entendida como la promoción del desarrollo completo de los estudiantes y que se realiza en último término en la relación educativa cotidiana. Es decir, favorecer lo que cada estudiante puede ser y llegar a ser tiene que ver principalmente con la relación que el docente establece para favorecer no sólo el aprendizaje, sino sobre todo la promoción de una construcción de una perspectiva compleja, integrada y activa sobre la realidad y la vida; esta relación pedagógica se multiplica en la relación que el estudiante establece con sus iguales y con el entorno. El proceso de enseñanza por lo tanto deberá suponer una búsqueda permanente en la que el profesor comprende con mayor profundidad no sólo el contenido de lo que enseña, sino los aspectos relacionados al alumno y sus procesos de aprendizaje; la calidad educativa por lo tanto está fundamentada en la calidad de la relación interpersonal permanente y cotidiana que promueve las dimensiones y aptitudes de los estudiantes.

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