Autor: Benjamín Ortiz Espejel
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Las pérdidas humanas que se calculan en Haití, después del devastador terremoto de días pasados ascienden a más de 50,000. Asímismo el país presenta una desarticulación política y económica sin precedentes. Sin duda la etapa de asistencia inmediata es urgente y durarán varios meses. Sin embargo, de la grave situación que vive el país antillano, puede surgir también la esperanza de una reconstrucción ejemplar. Recientemente se anunció que en el próximo mes de abril se llevará a cabo en República Dominicana, la Cumbre Mundial por Haití. En este foro se plantearán propuestas de reconstrucción del país, así como la condonación de su deuda externa y un programa de financiamiento por 2 mil millones de dólares anuales durante 5 años. ¿Será acaso de esta mayúscula desgracia que pueda sobrevenir un futuro esperanzador para Haití? Es posible que así sea, siempre y cuando se den al menos dos condiciones indispensables: la primera tiene que ver con una formulación de política pública de transparencia y honestidad de las autoridades con respecto a los recursos que lleguen al país. La segunda condición tendría que ver con una política que no repita un estilo de inversión productiva dilapidadora de los recursos naturales así como de una distribución de la riqueza injusta. Para la primera condición es necesario disponer de mecanismos de auditorías ciudadanas acompañadas, en este caso de alta gravedad, por organismos humanitarios internacionales de alta solvencia moral. La segunda condición debe fundamentarse en el principio de que la reconstrucción de Haití debe realizarse sobre una visión de sustentabilidad. Esto quiere decir que los planes y programas de reconstrucción de la infraestructura productiva de Haití deben integrar al menos 5 principios: El primero se refiere a la promoción y aprovechamiento de la generación de energía solar para proveer de electricidad a todo el proceso de reconstrucción, desde su uso en los hogares, hasta su utilización en procesos productivos y de servicios. El segundo principio debe ser el de proveer de sistemas de captación de agua de lluvia eficiente a nivel familiar. El tercer principio debe ser el de generar alimentos sanos no dependientes de agroquímicos altamente contaminantes dirigidos en primera instancia al autoconsumo familiar. El cuarto principio debe ser el de promover una planificación del futuro con alta participación de los habitantes haitianos en donde se discutan las alternativas de empleo locales y se defina una vocación espacial eco productiva local y regional. Finalmente el quinto principio tendría que ver con un programa de reforestación con especies nativas que en el corto plazo pudieran integrarse en los planes internacionales de pago por servicios ambientales en el contexto de la adaptación al cambio climático. Estas ideas son tan solo una incitación a que la reconstrucción de Haití sea la oportunidad histórica mundial de un nuevo estilo de convivencia.
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