Publicado: Síntesis Puebla, 12 de
noviembre de 2011
Para
la gente de Alternativas
Hace muchos años en la Mixteca
Poblana un pequeñísimo grupo de profesionistas llegaron a las comunidades
armados con esperanza de que algo se podía hacer para mitigar la pobreza al
menos de ese lugar del país y las armas de una inicial formación profesional.
Jóvenes, muy jóvenes, estaban
acompañados de una gran inexperiencia y una temeraria ignorancia. Cuando las
personas de los pueblos les comunicaron sus inquietudes y necesidades no tenían
la menor idea de por dónde empezar, ni siquiera qué hacer. Pero tenían algunas
virtudes para enfrentar lo adverso, codo a codo con quienes confiaran en ellos.
Sobre la marcha pudieron
observar, escuchar y buscar información. De ello brotó algo fundamental:
PREGUNTAS INTELIGENTES para encausar su búsqueda, SU INVESTIGACIÓN. Conforme
fueron comprendiendo, acercándose a lo que no conocían, se les ocurrieron con
los campesinos algunas ideas para poner en práctica.
Alguien antes que ellos había
encontrado vestigios de las prácticas ancestrales para conservar el agua, para nutrirse
y parecía factible aprender del patrimonio ancestral para abrirse al futuro. Y
así comenzó un diálogo con la realidad que se ha prolongado durante más de
cinco lustros en búsqueda de agua, de una forma de relación con el medio que
permita proveer mejor alimentación. Agua y comida para paliar la pobreza y,
¿por qué no? Para generar opciones productivas para mejorar los ingresos; para
tener empleos y mitigar la migración o dar dignidad a quienes se quedan, en
tanto sus hombres buscan opciones lejos de su tierra.
Hoy las cosas allí son
diferentes. No mucho, pero sí lo suficiente como para que haya más agua en las
comunidades, más de 2000 pequeñas represas y mantos freáticos enriquecidos. La
alimentación diaria se ha balanceado con maíz, frijol, calabaza y amaranto. Hay
parcelas donde hace algunos años sólo
había tierra agreste.
Y aquellos jóvenes –con quienes se les fueron
sumando- hoy son personas maduras, enriquecidas con la sabiduría de tanto
observado, entendido, investigado.
Pareciera que la tarea está concluida porque
las cooperativas van llevando sus cosas, que sería tiempo que quienes los
acompañaron empacaran y se fueran a otros rumbos.
Pero no es así. Los desafíos
son nuevos, se sigue requiriendo inteligencia, capacidad. Jóvenes profesionistas pero no los que
acreditan exámenes y se titulan sin entender nada, sino aquellos que a los
largo de su formación han arriesgado, buscado cosas diferentes, salido de las
aulas y buscado realidades para enriquecer su formación teórica con la práctica.
Profesionistas que sí sepan leer y escribir, que hayan aprendido a investigar y
puedan producir el conocimiento que marca la diferencia.
Como en la Mixteca Poblana en
donde haya problemas que desafíen la dignidad humana y esperanza para que el
mundo sea más incluyente, de todos modos se necesitan profesionistas.
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