Autora: Claudia Rodríguez Hernández, datos del autor haz clikc aquí
Publicado: Puebla on line, 10 de noviembre de 2011
Según cifras de
la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2006, en México, el 70% de la
población adulta sufre sobrepeso y obesidad; además, de 1999 a 2006 creció 40%
este problema entre los niños de 5 a 11 años, mientras que la cintura promedio
de las mujeres en edad fértil aumentó 10 centímetros en ese periodo.
Hay que considerar que la obesidad es una enfermedad de origen multifactorial en la que se involucran agentes genéticos, metabólicos, psicológicos, sociales, culturales y ambientales. Sus consecuencias son graves ya que se pueden desarrollar enfermedades cardiovasculares, hipertensión, diabetes, derrames cerebrales, determinados tipos de cáncer y trastornos músculo-esqueléticos, dichas complicaciones no son exclusivas de los adultos, hoy por hoy las padecen también los niños.
El mundo en el que vivimos, es un medio en donde por un lado, el entorno nos invita a comer y por otro lado a hacer el menor esfuerzo al realizar nuestras actividades diarias. Pareciera como si premeditadamente las cosas estuvieran dispuestas para que todos ya sea tarde o temprano padezcamos obesidad.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la obesidad no es consecuencia únicamente de los malos hábitos alimentarios de las personas, sino de un ambiente que constantemente la promueve, al cual los expertos han denominado el ambiente obesigénico.
Los factores más importantes que contribuyen con la formación del ambiente obesigénico son: la publicidad y mercadotecnia de productos con un alto contenido de azúcares refinados, grasas y sal, la dependencia a los automóviles ? que reduce la posibilidad de caminar?, la mecanización y automatización de los trabajos que realizamos, el excesivo número de horas que pasamos frente al televisor, la computadora y los video juegos, el ritmo de vida acelerado, la falta de tiempo para hacer actividad física o ejercicio, la falta de espacios públicos en donde se pueda practicar actividades deportivas y recreativas y la inseguridad pública.
Tomado en cuenta lo anterior, es evidente que la situación que vivimos en la actualidad no es nada fácil y de continuar favoreciendo este ambiente obesigénico, llegaremos al punto en que todos sin excepción tendremos problemas de sobrepeso y obesidad. ¿Es posible revertir este ambiente obesigénico?, ¿cómo lograrlo?, ¿de quién depende?
Para lograr la modificación del ambiente obesigénico en el que vivimos, se requiere del desarrollo de políticas públicas que regulen la venta y promoción de productos altamente energéticos, el acceso a alimentos saludables y el acceso a espacios en los que se pueda realizar actividad física. Asimismo, deben diseñarse e implementarse programas que proporcionen estrategias para tener un estilo de vida más saludable que impida que seamos obesos. Por otra parte, es necesario trabajar de manera individual en la construcción de un estilo de vida saludable que contrarreste la obesidad. En resumen, la modificación del ambiente obesigénico requiere de la intervención de todos los que estamos implicados en dicho ambiente.
Hay que considerar que la obesidad es una enfermedad de origen multifactorial en la que se involucran agentes genéticos, metabólicos, psicológicos, sociales, culturales y ambientales. Sus consecuencias son graves ya que se pueden desarrollar enfermedades cardiovasculares, hipertensión, diabetes, derrames cerebrales, determinados tipos de cáncer y trastornos músculo-esqueléticos, dichas complicaciones no son exclusivas de los adultos, hoy por hoy las padecen también los niños.
El mundo en el que vivimos, es un medio en donde por un lado, el entorno nos invita a comer y por otro lado a hacer el menor esfuerzo al realizar nuestras actividades diarias. Pareciera como si premeditadamente las cosas estuvieran dispuestas para que todos ya sea tarde o temprano padezcamos obesidad.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la obesidad no es consecuencia únicamente de los malos hábitos alimentarios de las personas, sino de un ambiente que constantemente la promueve, al cual los expertos han denominado el ambiente obesigénico.
Los factores más importantes que contribuyen con la formación del ambiente obesigénico son: la publicidad y mercadotecnia de productos con un alto contenido de azúcares refinados, grasas y sal, la dependencia a los automóviles ? que reduce la posibilidad de caminar?, la mecanización y automatización de los trabajos que realizamos, el excesivo número de horas que pasamos frente al televisor, la computadora y los video juegos, el ritmo de vida acelerado, la falta de tiempo para hacer actividad física o ejercicio, la falta de espacios públicos en donde se pueda practicar actividades deportivas y recreativas y la inseguridad pública.
Tomado en cuenta lo anterior, es evidente que la situación que vivimos en la actualidad no es nada fácil y de continuar favoreciendo este ambiente obesigénico, llegaremos al punto en que todos sin excepción tendremos problemas de sobrepeso y obesidad. ¿Es posible revertir este ambiente obesigénico?, ¿cómo lograrlo?, ¿de quién depende?
Para lograr la modificación del ambiente obesigénico en el que vivimos, se requiere del desarrollo de políticas públicas que regulen la venta y promoción de productos altamente energéticos, el acceso a alimentos saludables y el acceso a espacios en los que se pueda realizar actividad física. Asimismo, deben diseñarse e implementarse programas que proporcionen estrategias para tener un estilo de vida más saludable que impida que seamos obesos. Por otra parte, es necesario trabajar de manera individual en la construcción de un estilo de vida saludable que contrarreste la obesidad. En resumen, la modificación del ambiente obesigénico requiere de la intervención de todos los que estamos implicados en dicho ambiente.
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