Autora: Marisol Aguilar Mier
Publicado: e-consulta,
16 de noviembre de 2011
Los
tiempos que vivimos, sin duda alguna, son complejos pues las maneras en las que
el conocimiento se genera y la información se procesa, se acumula y se difunde
se han transformado generando nuevas estructuras sociales, económicas y
culturales debido a una revolución tecnológica sin precedentes. Puede decirse
que vivimos colmados de datos, imágenes, frases e íconos que han modificado la
percepción que tenemos de nosotros mismos, pues ha cambiado también la
apreciación que tenemos de nuestro entorno. Nuestra mirada ha ido de lo local
acotada por nuestro barrio o ciudad, hacia horizontes globales pues se han roto
los límites para acceder al conocimiento, producirlo e intercambiarlo
colectivamente, al eliminarse barreras geográficas y temporales-espaciales y al
tener un acceso más directo y “sin filtros” a la información y a lo que
acontece.
Lo anterior, constituye un enorme desafío pues se
requiere de una ciudadanía que pueda acceder a una enseñanza de calidad y a los
diversos medios de comunicación para participar plenamente en las sociedades
del conocimiento y contribuir de forma eficaz a ellas. Y esto implica el
desarrollo de competencias que nos permitan buscar, analizar, evaluar la
información, aplicarla para solucionar problemas y tomar decisiones, siendo
usuarios creativos que sacan el mayor provecho de las Tecnologías de
Información y Comunicación (TIC) en ámbitos laborales, personales y sociales.
De acuerdo con la UNESCO, un objetivo clave para
los próximos años es “incrementar
la productividad, formando estudiantes, ciudadanos y trabajadores que se
comprometan continuamente con la tarea de generar conocimiento e innovar y que
se beneficien tanto de la creación de este conocimiento como de la innovación”.
Nos preguntamos entonces, ¿qué tan cerca estamos de alcanzar este objetivo?
Hay que reconocer, en primer
lugar, que si bien estas nuevas sociedades han traído consigo múltiples
beneficios en todos los ámbitos, también han generado nuevas formas de
exclusión social relacionadas con el conocimiento puesto que al menos en
nuestro país, aproximadamente sólo un 22% de la población tiene acceso a
Internet. No contamos con la infraestructura ni los recursos suficientes para
generar las plataformas que permitan equidad en el uso y acceso a los medios de
comunicación e información y al desarrollo de los conocimientos especializados
que se requieren para participar efectivamente en dichas sociedades.
De esta manera, corremos el
riesgo de quedarnos fuera, o mejor dicho “off line” de una nueva élite con
serias repercusiones en nuestra calidad de vida y con pocas posibilidades para
ser escuchados y participar tanto en la producción de nuevo conocimiento como
en la aplicación del conocimiento ya existente para un mayor progreso y
desarrollo.
Así pues, comienza a crearse
una nueva hegemonía en donde, según la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la
Información (CMSI), el conocimiento se está transformando en un recurso privado
que puede ser controlado, vendido y comprado, como si se tratara de una simple
mercancía y no de un elemento fundamental de la organización y el desarrollo
social. Con ello se genera un núcleo de poder que
controla la información, que puede decir qué es cierto y qué no y que de alguna
manera impone un estilo de vida y una forma de pensamiento particular.
Por todo lo anterior, nuestro país enfrenta un
enorme desafío en esta materia pues requerimos trabajar arduamente para lograr
dicha equidad en el acceso a las TIC. No obstante, ahí no termina el reto pues
las escuelas pueden estar dotadas de la más alta tecnología pero sin profesores
capacitados para integrarlas a los procesos educativos, éstas seguirán siendo
presentadas desde la mirada del cambio y de la innovación, pero usándose de
forma completamente tradicional sin modificar ni alterar metodologías y
concepciones educativas. Tampoco lograrán aportar al desarrollo de competencias
digitales que implican, entre otras cosas un conjunto de habilidades
sociocognitivas mediante las cuales se puede seleccionar, analizar e informar
del proceso de transformación de información a conocimiento.
Concluyendo, podemos decir que las TIC son sólo un
medio pues pueden estar presentes pero si no hay usuarios competentes que le
den un sentido, no se conseguirán muchos cambios pues el fin último, está en la
educación de las personas para que éstas puedan desenvolverse y participar como
sujetos activos, críticos, innovadores, éticos y responsables, en una sociedad
cada vez más compleja, rica en información y basada en el conocimiento.
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