Publicado: La primera de puebla, 29 de septiembre de 2010
Según el dato publicado en días anteriores en los diversos medios de comunicación, la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico) ha informado que México tiene el primer lugar en el índice de personas obesas y con sobrepeso en el mundo. Ante esta alarmante noticia no faltó que algunos de forma jocosa dijeron que en algo teníamos los mexicanos que ganar y obtener un primer lugar, sin obviar claro está que le ganamos a nuestros vecinos del norte en esto de tener personas con una circunferencia abdominal portentosa.
Esta noticia se puede decir viene a echarle leña al fuego a lo que no se si podemos llamar reflexión, el estira y afloja, el siempre si o el siempre no, en relación a qué tipo de alimentos se deben permitir en las escuelas como lunch o merienda para los niños. Se conoce de la existencia de evidencia científica que afirma que el restringir la comida chatarra y promover de manera la actividad física en las escuelas permite una reducción significativa de la obesidad y la predisposición a la diabetes en los estudiantes.
El gobierno, la Secretaría de Educación Pública, las escuelas, los empresarios grandes y chicos, la familia, etc. tienen algo que decir al respecto y parece que todos, al menos en el discurso, tienen claro que algo se debe hacer si no queremos que lo que hoy es un problema en la niñez, adolescencia y la adultez de los mexicanos pase de grave a fatal.
Aceptando que todos deben ser corresponsables de las acciones a realizar, estoy convencido de que la familia tiene la mayor responsabilidad en educar a todos sus integrantes en este tema; otras instancias como la escuela puede complementar lo que en el seno familiar debe comenzar.
En casa se debe prestar atención a la problemática y no tiene cabida el pensamiento de que en otros está la responsabilidad. Se debe educar teniendo como objetivo la prevención, pues si como padres nos dedicamos a prevenir, en un futuro no tendremos que preocuparnos por los posibles tratamientos que pudieran existir y ser efectivos.
En casa de manera sencilla podemos llevar a cabo varias acciones que tendrán un impacto en este tema y acá solo se mencionan algunas: no todos los integrantes de la familia deben comer lo mismo y la misma cantidad, antes de salir de casa un buen desayuno es vital, enviar una merienda nutritiva y balanceada que satisfaga al niño y evite la compra en la ?tiendita?, comunicar y trasmitir valores positivos en relación a una alimentación sana, propiciar que el niño realice deportes al menos dos veces por semana más allá de las necesarias clases de educación física, las salidas a comer en familia deben proponer varias opciones en donde lo fácil o cercano no siempre es la mejor opción; no se debe confiar sólo en la voluntad de cada uno de los integrantes de la familia y, por tanto, es más inteligente tener a la mano alimentos saludables para los momentos de antojo; si estamos en presencia de niños o personas con obesidad se debe cuidar su bienestar psicológico porque será más fácil cambiar la realidad del niño si su autoestima no está dañada, y promover en los niños y adolescentes el que se sientan corresponsables de su salud.
Aquí algunas cifras: ?hoy el 30 por ciento de los mexicanos tiene problemas de obesidad, el 69.7 por ciento presenta sobrepeso, cerca del 40% de los niños entre 5 y 10 años de edad ya presentan hipertensión arterial, a nivel mundial más de 2 millones de personas fallecen al año por causa de la obesidad, la diabetes que es una de las principales enfermedades a nivel mundial está relacionada a la presencia de obesidad.
Es cierto, las cifras literalmente asustan pero no pueden paralizarnos. No podemos una vez más empezar a pasarnos como se dice la pelotita de unos a otros, yo invito a que todas las familias digan es NUESTRA RESPONSABILIDAD y de forma enfática exijan con el ejemplo a que los demás actores implicados se integren en la búsqueda de soluciones efectivas. Pasemos de preocuparnos a ocuparnos.
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