Publicado: La Primera de Puebla, 08 de noviembre de 2010
Ampliamente variados han sido los clamores respecto del quehacer ciudadano en nuestro país, más no eficientes han sido las expresiones y manifestaciones de dicho quehacer. Entre los comentarios frecuentes de cualquier individuo como de especialistas en Ciencias Sociales encontramos un lugar común, existe una gran decepción, desencanto, desilusión, desconfianza de los ciudadanos a la Política y los políticos en nuestro país, y en no pocos países del mundo, pero consideremos lo que nos atañe como mexicanos. Recurrente es la queja del comportamiento incongruente e irresponsable de los hombres de la política, en tanto prometen y no cumplen, en tanto abusan de su poder sea para su beneficio personal o para beneficiar a quienes creen pertinente, para excluir a los que piensan diferente, entre otras cosas más. Lo cierto es que, otro lugar común, es hablar del hartazgo que tenemos frente a dichos abusos, pero no se ha traducido en mejores prácticas de parte de los políticos hacia nosotros que los colocamos para que sean temporalmente nuestros empleados, ya que su labor es buscar la manera, los medios, los recursos para satisfacernos en nuestras necesidades, intereses y problemas públicos, aquellos que nos son comunes. Entre las respuestas o explicaciones más insistentes se encuentra que el presupuesto, el dinero, no es suficiente, cuando en realidad y como complemento sustantivo existe una impericia para transformar el dinero en recursos que resuelvan nuestros problemas, en otras palabras existe incapacidad de gestión. Justo eso es lo que ha llevado a los vecinos del país del norte a votar por el partido contrario al del presidente Barack Obama, no por el hecho de que el mandatario no quiera cumplir lo que ofreció en campaña, sino por que no es sencillo y hacen falta talentos para sacar adelante al país del que emanó la crisis económica mundial. Lo relevante es que los ciudadanos muestran su inconformidad a la primera oportunidad que tienen, y hacen sentir que el control sobre los políticos lo tienen los ciudadanos y no a la inversa. Le hacen recordar a su mandatario, ya que el mandante es el pueblo, que se encuentra donde está para servir y resolver, de ahí que el mensaje además de claro sea contundente, o nos atiendes y resuelves nuestras necesidades o tú y tu partido se van a descansar cuatro años… Regresemos a México, ¿por qué a nosotros nos cuesta tanto trabajo tomar la iniciativa y ejercer el derecho que tenemos para reclamar a los políticos por lo que no han hecho o por lo que han hecho incorrecta e incompletamente? Existen quienes dicen que es por que somos más tolerantes y pacientes para tener como tangibles los hechos, otros más se aferran a la desilusión en la política. Lo que es un hecho irrefutable es que entre más tarde actuemos para limitar y controlar a los políticos más se profundizará nuestra decepción y frustración, dando así más margen de maniobra a los políticos para que hagan de las suyas que las que hagan a nuestro favor. Por si a alguien no le ha quedado claro no le duele más a un político que no gozar de su fuero, de sus grandes sueldos, de la parafernalia del poder y de todo lo ello trae consigo. Entonces ¿Por qué le seguimos dando la oportunidad de contar con los recursos para hacernos de lado y que hagan lo que quieren, más no lo que deben, para nosotros? Una respuesta posible es que el temor al poder es grande, como grande es el conformismo sustentado en dicho temor, manifestado en “mejor poco y a cuenta gotas que nada”. De ello se valen los políticos por que se saben sin límites, sin acciones articuladas y concretas de la sociedad, por que saben que basta con comprar nuestro voto con despensas y promesas sin sustento ni factibilidad, lo cual es barato, muy barato para ellos. Por que lo caro no es realizar las acciones apropiadas, lo caro sería no llegar y/o mantenerse en el poder, y como saben que les “vendemos” (sic) barato nuestro voto, pues para que hacer más. Muchos de quienes leen y de los que no leen este artículo seguramente ven con recelo a los estadounidenses, pero bien claro han dejado dos ejemplos de cuando algo no les gusta y alguien no les cumple se van y les retiran su apoyo, lo que para los políticos es pérdida de poder y de legitimidad. Ahí están los casos de George W. Bush en su segundo mandato y la semana pasada la derrota de los demócratas en Estados Unidos. Por si se desea otro ejemplo, ahí está Francia paralizada, cuando la autoridad intenta alargar y disminuir prerrogativas como la pensión, sumándose los directamente agraviados y los que en el futuro lo serán como los jóvenes que cursan la universidad o están por egresar de ella. Esas son lecciones de quehacer ciudadano, de acciones inherentes a la sociedad civil, nuevamente, limitar y controlar el poder político, esas son lecciones que no nada más no queremos aprender, tampoco queremos poner en marcha, son lecciones de la gente para la gente. Ustedes dirán ¿Para cuando hacemos algo nuestro favor?
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